Samy no era el mejor tipo de madre que cualquier persona quisiera tener, simplemente era impresionante lo irresponsable que podía ser; su primer hija la pasó bastante mal por ello en más de una ocasión al olvidar su cumpleaños, obligarla a prácticas cosas que no le gustaban, confundir cuales cosas preferían o eran las que la niña deseaba, y la más común de todas sus fallas como madre era dejar varada por horas en la escuela o algún otro lugar a la pequeña: Samy nunca recordaba ir por ella, y si lo llegaba a recordar, podía perderse en el camino, por lo que su hija tenía que esperar horas a que su madre llegará, al menos hasta que la pequeña aprendió a volver a casa sola y ser mucho más independiente de lo que una chica de su edad debería.
Abby soporto todas estas cosas por el cariño que tenía a su madre, su madre no era malvada, solo muy torpe y descuidada. Sin embargo, las cosas cambiaron cuando Abby descubrió que su hermana pequeña Caty pasaba por los mismos tratos bajo el cuidado de su madre, que parece no haber aprendido nada mientras criaba a su hija mayor.
Por ese motivo, Abby decidió castigar a su madre y proteger a su hermana menor en un solo movimiento con una idea simple pero eficaz, la joven cambiaría los roles de madre e hija por unos días, donde Abby sería la madre irresponsable y Samy la bebé e hija dependiente de alguien más que incompetente.
El viernes por la mañana, Samy despertó usando un sostén, unos guantes especiales en manos y pies junto a un pañal lleno de talco. Por un breve momento, Samy se preguntó qué es lo que ocurría pero todavía más rápido dejó de pensar en ello para ponerse a ver la televisión y jugar con algunos de los peluches que había en su habitación, mismo lugar del cual no podía salir por su cuenta, cuando quisiera algo tendría que gritar por ayuda a su hija, o ahora mamá, para ver si es que recibía o no algo de ayuda.
Abby esperaba que verse como una bebé y no poder hacer nada por su cuenta, sería motivo suficiente para que su madre se sintiera avergonzada, pidiera ayuda y hasta con algo de suerte, cobrará consciente de todos sus errores a lo largo de los años al criar de Abby y de su hermana menor. De hecho, Abby ni siquiera tenía corazón para ser malvada con su madre, así que en cuanto la viera avergonzada, arrepentida o preocupada, volvería todo a la normalidad.
Sin embargo pasaron los minutos y las horas y Samy nunca pidió la ayuda de su hija mayor, quien cansada de estar esperando su llamado fue hasta la habitación de su madre para ver como se encontraba.
Ahí fue que vio a su madre dando vueltas en el piso, jugando con unos osos de peluche y con un programa infantil sonando en la televisión. Parecía divertirse como nunca y lejos de estar preocupada o avergonzada, actuaba cómo si fuera lo más normal del mundo, hasta le dijo a su hija que pronto necesitaría ir al baño y que si serían tan amable de cambiarla, así como ella lo hizo muchos años.
Abby solo asintió con la cabeza y salió de la habitación, suspirando al saber que su plan de ser madre e hija distintas había fracasado pues lejos de sentirse mal, su madre lo estaba disfrutando, y lejos de que Abby le enseñará una lección, parecía que tenía que hacerse responsable de su pequeña hija Samy.
En la noche cuando Samy durmiera, Abby volvería su habitación y ropa a la normalidad, preguntándose que es lo que haría para disciplinar un poco a su muy peculiar madre.
Xd
ResponderBorrarEstas historias me encantan. Que tierna se ve Samy
ResponderBorrarAlgún día haré una semana exclusiva de historias ABDL, segura que así lo leo todos los días. Muchas gracias por comentar, V. Me alegra que disfrute del contenido.
Borrar-Nero.
Me gusta mucho estás historias son mis favoritas
ResponderBorrarMe sorprende y alegra leer eso, la primera vez que publique algo del tema me preocupe bastante, pero me hace feliz ver que también disfruten de estas historias.
BorrarGracias por comentar, anónimo.
-Nero.