-Ough... ah... Ouch... N-no me jodas...¿E-en serio...en serio debo soportar esto?-
Me preguntaba a mi mismo cuando sentía entrar el duro pene en mi nuevo cuerpo, haciéndome sentir demasiadas cosas para describir todo de forma correcta y sin tener idea de que destacaba más; el dolor o el placer de mi primera vez haciéndolo como una mujer.
Todavía no estoy muy seguro de que fue lo que me ocurrió, quiero creer que es un sueño muy bizarro pero todo se siente tan real como para hacerme dudar. Toda mi vida he sido un hombre, incluso estoy casado pero cuando me levanté esta mañana tenía unas medias negras, unas bragas y un sostén del mismo color que mantenían quietas las tetas de mi cuerpo, el cuerpo en donde ahora estaba y que era de mi esposa.
Mi propio cuerpo masculino no estaba en la cama y viendo la hora, significaba que ya estaba en el trabajo. Eso por alguna razón me hizo sentir muy tranquila, dejando la idea de buscar mi cuerpo de entender que fue lo que me sucedió para alistarme con ropa bonita; era humillante vestirme con la ropa de mi mujer pero su cuerpo no dudó en hacerlo; tomando una falda, una blusa, un par de tacones y una vez que estaba bien vestida, termine por ponerme algo de maquillaje y un peinado sencillo. Al verme de esa forma, tal como se viste mi esposa, mi cuerpo sonrió y comenzó con la rutina habitual de mi mujer como ama de casa.
Sarahi, mi amada esposa, suele bañarse por las mañanas a menos que tengamos algo de acción por la noche, después de eso tiende la cama y comienza con la limpieza en todas las habitaciones hasta dejarlas impecables. Debo decir que yo ayudó con las tareas del hogar muy ocasionalmente, nunca imaginé la cantidad de tiempo y esfuerzo que ella dedica en mantener limpia nuestra casa, incluso barre o trapea usando estos malditos tacones sin tambalearse, algo que solo puedo hacer yo en estos momentos porque no estoy controlando del todo a su cuerpo.
Una vez que Sarahi termina la exhaustiva limpieza, baja a la cocina para prepararse el desayuno, al mismo tiempo que hace la comida para cuando yo llegué por la tarde. Ella solo desayuno algo de fruta, a diferencia de la gran comida llena de carne y condimentos que prepara para mí. No había pensado en todo el tiempo y dedicación que ella pone para mi comida, por no mencionar que hoy la tengo "fácil" ya que la carne, verdura y condimentos estaban listos, de lo contrario hubiera tenido que ir a comprar todo lo necesario para preparar la comida.
Cuando terminé de cocinar, pensé que podría tomarme un respiro, pero el cuerpo de mi esposa tenía otra cosa en mente, así que en vez de ver la televisión o dormir un rato, su cuerpo se cambió por ropa cómoda para ejercitar un poco en casa. No era muy fanático de la yoga, no quiero sonar horrible, pero esa cosa es deporte de nenas y tener que hacerlo yo me hacía sentir ridículo y humillado.
De esa forma pasó mi día, haciendo ejercicio, lavando la ropa, limpiando los trastes, dándome una ducha después del ejercicio y muchas cosas más que cuando finalmente terminé con todo lo que mi esposa pudiera hacer en casa, antes de sentarme en el sofá, la puerta se abrió.
Todo el agotamiento que sentía por mi cuerpo había desaparecido en ese momento, haciéndome recordar que yo era David, el esposo de Sarahi, y que por muy intenso que haya sido mí día en el cuerpo de mi mujer, no había forma de que me quedará como ella, yo quería volver a ser un hombre.
En cuanto la puerta se abrió no dudé en acercarme para recibirlo, pensé que podía decirle que es lo que nos sucedió, preguntar como se siente ella, averiguar como podemos volver a la normalidad y muchas ideas más llenaba por completo mi cabeza. Sin embargo, una vez más mi cuerpo se movió solo, acercándome hasta mi cuerpo de hombre para darle un apasionado beso en los labios en cuanto él se agachó y me tomó por la cintura. Apenas podía procesar que estaba besando a mi propio cuerpo, cuando este mismo me tomó por las caderas y me llevó hasta nuestra habitación, donde sin perder el tiempo, empezó a desnudarme mientras me llenaba de besos
A estas alturas era obvio lo que pasaba y que no importaba nada sobre quien estaba en que cuerpo, de lo único que podía estar seguro, es que ambos cuerpos estaban calientes y listos para coger como en cualquier otra noche entre nosotros.
Cuando mi varonil cuerpo terminó de desnudarme, me dio una nalgada y se tiró de espaldas en la cama. A pesar del dolor que me hizo sentir la nalgada, mi cuerpo, o mejor dicho el cuerpo de Sarahi, estaba más emocionado que antes y no dudó en recostarse por encima de mi verdadero cuerpo. Sarahi u otro David o lo que sea que controle mi cuerpo autentico, me sujetó las piernas con firmeza y sin que yo pudiera protestar o decir algo al respecto, su enorme y duro pene ya estaba comenzando a meterse dentro de mí.
La sensación fue dolorosa, aunque ya estaba un poco húmeda, no dejó de doler sentir como mi propio pene se abría camino dentro del cuerpo de mi esposa, un cuerpo que poseo en estos momentos y que me está haciendo temblar de una forma que nunca antes experimente. No tengo muchas formas de describirlo, pero la que destaca como la mejor y por mucho es una sensación dolorosa pero embriagante, que a pesar del dolor, te motiva a seguir experimentando.
-Lo siento, Sarahi, ¿Aun no estabas lista? Creí que lo estabas. No te preocupes, relájate que yo me encargo del resto-
Un montón de besos invadieron mi cuello haciéndome caer más profundo en el placer, aflojando mi cuerpo y en consecuencia dando una señal a mi marido para comenzar a moverse dentro de mí.
Mi trasero sentía todo el impacto de sus caderas y mis pechos rebotaban ante cada embestida mientras yo solo me sentía más débil a cada instante por el placer que mi cuerpo recibía, soportando cada vez mejor el grueso pene que exploraba con fuerza mi interior.
No sabía cómo llegué a su cuerpo ni si volvería a la normalidad pero creo que si me acostumbrara a su gran cosa, vivir la vida de mi esposa no sería algo tan malo.
Créditos a quien correspondan. |
Me gusto bastante la primera mitad, todas las acciones muy bien descritas
ResponderBorrar¿Solo la primera mitad? Gracias por decirlo, anónimo. Lo tendré en mente.
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Me gusto!!!
ResponderBorrarGracias por hacérmelo saber, 222.
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