martes, 30 de julio de 2024

Joven otra vez

-¡Ángela! ¡Bebé, baja a almorzar!-
-Y-ya voy... Mami...-
    Respondí con una mezcla de vergüenza, sumisión e incredulidad en el momento que "mamá" me hizo volver a la realidad, la nueva realidad a la que me afronto desde hace algunas horas.
    Esta mañana estaba paseando por el parque como suelo hacer desde que mi médico de cabecera dijo que me quedaba poco tiempo de vida. Eso es normal, a estas alturas no todos tienen la fortuna de vivir 80 años hoy en día, por lo que debía considerarme afortunado de una vida tan plena y de saber que tenía que aprovechar el poco tiempo de vida que me quedaba. Así que incluso si era a paso lento, me hacia feliz poder visitar el parque cerca de mi hogar para disfrutar de todo lo que ahí se vivía.
    Sin embargo, y pese a todo lo que digo, supongo que también soy un poco egoísta; me daba miedo saber que iba a morir próximamente y ver a los niños pequeños y las adorables niñas jugando y corriendo sin descanso, me hacia sentir mucha envidia de que yo apenas me pudiera mover, siendo limitado a observar todas esas maravillas con unos viejos y cansados ojos de anciano.
    Al ver a esos pequeños llenos de vida, en especial a una adorable niña de cabello rosado, no podía dejar de sentir envidia y de tener el egoísta deseo de ser tan joven otra vez para vivir aún más experiencias de las que he tenido oportunidad en mi longeva vida.
    Recuerdo que no podía sacarme esa idea de la cabeza, me decía sin parar "quiero ser joven otra vez" hasta que poco a poco un profundo dolor en mi pecho me invadió, sentía que el aire me faltaba, la visión se me oscureció y finalmente caí en un profundo sueño del cual pensaba no iba a volver a despertar. Tal vez mi muerte había llegado más rápido de lo anticipado, el final estaba más cerca de lo que pensé y sin dejar de desear ser joven otra vez, solté mi último suspiro. Sin embargo, para mi completa sorpresa, en eso me equivoque, y tuve la fortuna de despertar y abrir los ojos una vez más, solo que esta vez, no lo hice en mi viejo y cansado cuerpo.
    Antes de poder entender bien lo que sucedía, la madre de esta adorable niña ya me tenía en brazos, apoyando mi rostro contra sus pechos mientras nos alejábamos en un desesperado intento de que yo no presenciara nada de lo que le había pasado "al abuelo sentado en la banca".
    Mamá no se detuvo hasta que llegamos a casa, pidiéndome jugar en mi habitación mientras ella se encargaba de preparar el almuerzo y hacer cosas de adultos que no me quiso comentar, saliendo de casa de inmediato. Así, en la soledad de una linda y femenina habitación, finalmente podía procesar un poco de todo lo que me sucedió.
-¿Cómo es esto posible? Yo debí haber muerto... estoy seguro de eso, y la madre de está niña se esforzó mucho en que su hija no mirará nada... quizás sí morí en mi cuerpo, pero por algo que no entiendo, ahora estoy en el cuerpo de esta pequeña-
    Oír mi nueva voz, aguda e infantil, era tan extraño al compararla con mi antigua y desgastada voz de hombre, la cual era uno de los cambios más pequeños, a lado de todo lo que podía presenciar frente al espejo de princesas en la habitación.
    Una estatura diminuta, quizás poco más de un metro de altura, con el cabello extremadamente largo y con una suave fragancia, una carita linda y redonda junto a un cuerpo bonito, libre de la mayoría de curvas y sensualidad que una mujer podría tener. Me costaba mucho aceptar lo que mis ojos veían en esos momentos, pero no tenía forma alguna de negar que mi aspecto correspondía con el de una niña no mayor de unos 8 a 10 años. De alguna manera mi deseo se cumplió, y tenía la oportunidad de ser joven otra vez con el cuerpo de esta adorable pequeña, aunque ahora que mi deseo era real, me empezaba a cuestionar el costó que tuvo mi anhelo.
-Esto esta mal... debería haber muerto, debería estar en mi cuerpo y no en el cuerpo de está chica-
    Me decía frente al espejo, estirando mis mejillas en un débil intento de "despertar" y volver a la normalidad de mi anciano cuerpo, algo que simplemente no sucedió.
    Los minutos transcurrían, y con cada minuto que pasaba, empezaba a aceptar que este cuerpo juvenil me pertenecía ahora para bien y para mal.
-No me emociona ser una niña pequeña... podría haber sucedido con un niño... aunque tampoco es que lo deseará realmente... ¿En serio con mi edad deberé fingir ser un niño pequeño otra vez?-
    Las preguntas invadían mi cabeza al comparar mi anterior vida con la nueva e inevitable vida que tendría que vivir; volver a la escuela, depender de mamá, aprender sobre mi nueva feminidad son solo algunas de mis mayores preocupaciones.
-Mi nueva feminidad-
    Por alguna razón cuando pensé en eso, no pude sacarlo de mi cabeza, y lo que comenzó como una lista de mis quejas y preocupaciones al tener este cuerpo, de un momento a otro se convirtió en una rara obsesión por conocer y explorar más acerca de esa "nueva feminidad".
    Incluso ahora que fui interrumpido de mi exploración, no puedo explicar que fue lo que sucedió, mi cuerpo se movió solo, ocasionando que por un momento me deshiciera de mi infantil ropa para mirar con detalle mi nuevo cuerpo frente al espejo.
    Todo de mi cuerpo me encantó, despertó una emoción, una perversión en mi que había olvidado hace muchos años y que ahora que volvía estar en mi, no había forma de controlar.
    Sin mi ropa de por medio, mis manos se movieron solas hasta mis pechos que apenas se distinguían, después se deslizaron por unas caderas prácticamente imperceptibles hasta llegar a mis delgadas piernas y tocar por primera vez lo que se escondía ahí en medio y que desde hace mucho tiempo no veía ni tocaba, mucho menos en la forma que estaba a punto de hacer.
    Con solo algunas caricias me sentía de maravilla, lleno de una energía y emoción que solo las personas jóvenes y apasionadas podían experimentar, quería sentir más de eso, me gustaba sentir todo lo que mi nuevo cuerpo me permitía, dejando de lado todo lo malo que podía salir para disfrutar del momento que tenía en mi habitación.
    Conforme exploraba y reconocía mi nuevo cuerpo, los recuerdos llegaban a mi cabeza; mi nombre que es Ángela, mi corta edad, mis gustos y pasatiempos, el año escolar en que asisto, como me llevó con mamá y cientos de cosas más invadían mi cabeza mientras más tiempo pasaba "emocionando" a mi nuevo cuerpo.
    Estaba ansiosa por terminar, de esa forma me sentiría muy bien y mi mente tendría todo lo necesario para tomar el lugar de Ángela, y tras un suave suspiro y sentir como todo mi cuerpo se llenaba de satisfacción, caí sin aliento a la cama sintiéndome completamente realizada.
    Por desgracia para mí, no pude seguir disfrutando de ese momento, pues con el sonido de la puerta y el grito de mamá, de inmediato tuve que limpiar mi desastre y ponerme la ropa.
-Mami, ¿Dónde estabas?-
    Pregunté en un intento de ganar tiempo y reconocer que tan lejos o cerca estaba mamá, dándome prisa en vestirme de forma apropiada.
-Solo salí un momento, tuve que ir al parque a recoger algo que se me olvidó, y aproveche para comprarte tu postre favorito para la merienda-
    Al oír la palabra "postre" en mi mente saltó algo que dije sin titubear.
-¡Pastel de fresas!-
    Escuché a lo lejos reír a mamá, confirmando mi respuesta pero también dejándome con una duda que quise preguntar.
-¿No dijiste que ibas a preparar el almuerzo?-
-Sí, pero cuando salí hubo un cambio de planes y por eso compré tu postre favorito, solo por está vez, ¿entendido?-
    Las palabras de mamá eran amables, pero sabía que me ocultaba algo, seguro algo relacionado a mi cuerpo anterior, y aunque todo en mi deseaba preguntar más acerca de la situación, las palabras de mamá me hicieron enfocarme en mi actual situación.
-¿Qué tanto estás haciendo, Ángela? , ¿Acaso alguna travesura? Baja rápido antes de que suba por ti-
    Oír que mamá estaba dispuesta a subir a verme hizo que me acelerará, limpiando con algo de ropa el desastre que deje en mi habitación y poniéndome la falda y el resto de mi ropa lo mejor que pude para evitar un enorme problema.
-Lo siento, mami. Estaba recogiendo mis muñecas, ya voy-
    Con esa mentira dicha tuve que dejar mi juego privado para otro momento, sin poder sacarme de la cabeza que cada noche en la soledad de mi habitación podría tener ese pequeño juego privado, mientras que el resto del día me tendría que esforzar en ser una buena niña pequeña y ser joven otra vez, está vez, como una adorable niña pequeña que se llama Ángela.
Créditos a quien correspondan.

lunes, 29 de julio de 2024

La autentica vida de una adulta

    Diego, un problemático y molesto chico de 12 años, se estaba comenzando a obsesionar con la idea de ser todo un adulto. El desconsiderado pre adolescente pensaba que con sus 12 años recién cumplidos, ya era un adulto en toda regla, y que podía hacer lo que quisiera por ser igual de adulto que cualquier otro adulto. En definitiva, todo la mentalidad de un adulto.
    Esta mezquina y pretenciosa actitud hizo que sus padres muy pronto corrigieron de forma amable a su hijo, y una vez que las palabras bonitas no surtieron efecto, comenzaron a corregir a su hijo de formas no tan amables para que dejará esa tontería de ser un adulto y comenzará a actuar apropiadamente. Sin embargo, Diego se negaba a decir que él no era un adulto, no estaba dispuesto a renunciar a su recién empezada vida de adulto, teniendo así la maravillosa idea de como volverse todo un adulto de forma incuestionable para quien sea que intentará llevarla la contra al chico.
    Si sus padres decían que Diego no era un adulto responsable, era porque su cuerpo todavía era pequeño, no había crecido lo suficiente como para verse como un verdadero adulto, y la mejor solución que pudo pensar para ese problema fue intercambiar de cuerpos con su padre para demostrar a todos el genial y asombroso adulto que Diego podía ser.
    Por desgracia para el necio chico, no solo no era un buen adulto, tampoco era un lector destacado, y cuando él intentó realizar un ritual de cambio de cuerpos que encontró en internet, terminó por leer mal la mayoría de los pasos del ritual, provocando así que el resultado del hechizo cambiará drásticamente.
    Cuando Diego abrió los ojos, pudo darse cuenta de todos los fallos que cometió, ya que en lugar de tener el cuerpo alto, musculoso y varonil de su padre, ahora tenía el suave, pequeño y viejo cuerpo de Abigail, la vieja amiga de su madre.
    Abigail era una mujer cerca de sus 45 años, con el cabello teñido de rojo para ocultar sus primeras canas, hábil con el maquillaje para hacerla lucir linda y ocultar sus arrugas, además de cuidar minuciosamente su cuerpo para lucir más joven de lo que en realidad era, conservando muy buen aspecto a pesar de su verdadera edad. El cuerpo de la mujer no aparentaba su verdadera edad, Abigail se veía mucho más joven y hermosa, pero eso no impidió que Diego se sintiera ridículo y avergonzado de terminar convertido en una señora incluso mayor que su propia madre por un tonto error de su parte. El puberto intento revertir el ritual que realizó, pero tal y como lo hizo la primera vez, el chico se las arregló para leer mal las instrucciones y terminar destruyendo sus posibilidades de volver a la normalidad en su cuerpo de "joven adulto".
    Con todos esos errores acumulados, todo parecía indicar que la nueva vida de Diego sería terrible, casi igual de terrible que la vida de la pobre Abigail que simplemente despertó viéndose como el pre adolescente precoz de su querida amiga, y sin saber que nunca volvería a su propio cuerpo por culpa de Diego.
    Abigail no se enteraba de nada, la mujer despertó en el cuerpo del niño e hizo un berrinche para intentar llamar la atención y volver a la normalidad. Por desgracia para ella, si que llamó la atención de sus nuevos padres, quienes cansados de la actitud de su hijo, finalmente cumplieron su amenaza de castigarlo al enviarlo al colegio militar, donde esperaban que esa actitud malcriada del niño fuera corregida de una u otra manera, y que si él de verdad quería ser un adulto cuanto antes, una temporada larga en el colegio militar, le demostraría como se debe comportar un adulto de verdad.
    Sin su cuerpo verdadero y sin la autentica Abigail, el joven Diego no tuvo de otra más que agachar la cabeza y quedarse con el cuerpo de la señora para iniciar una auténtica vida adulta.
    Sin embargo, a pesar de lo que parecía un terrible castigo que el mismo se hizo por arrogante, día con día, Diego se volvía más como la señora Abigail, algo que sin darse cuenta, empezó a disfrutar; trabajar en una oficina era divertido y eso le daba dinero para dulces o juguetes, podía dormir a la hora que ella quería y comer todo lo que quisiera; y sin duda lo más importante para la nueva Abigail, era conocer y disfrutar de todo su encantador lado femenino donde no paraba de mejorar.
    El tener que maquillarse todos los días parecía tan molesto y complicado pero se convirtió en uno de sus pasatiempos preferidos, dejando de comprar dulces y juguetes para comprarse los mejores maquillajes cada que tenía oportunidad. Las faldas tan cortas, ajustadas y vergonzosas de utilizar se volvieron su prenda de todos los días, además que las tangas y sostenes pervertidos que antes se negaba a utilizar, rápidamente se convirtieron en la cosa favorita dentro de su armario, mostrando más de una vez "por accidente" que tipo de ropa interior llevaba a sus compañeros de la oficina.
    Las miradas pervertidas y lujuriosas de los hombres era algo que odiaba Diego, no quería sentirse observado ni quería sentir que dependía de alguien más como cuando era niño. Sin embargo, muy pronto comenzó a disfrutar de la atención, de las miradas indiscretas, de los empujones y arrimones contra ella, de los regalos, ayudas y beneficios que obtenía solo por ser una cara bonita. De esa forma el chico empezó a disfrutar de toda esa atención femenina que recibía, alentando cada vez más a sus compañeros de trabajo que finalmente le dieron la bienvenida al mundo de los adultos a aquel niño que en el cuerpo de una mujer, experimento con varios hombres a la vez como es el proceso por el cual nacen los bebés, algo que le encantó, disfrutando de forma descarada lo bien que se sintió su primera vez al compartir la cama con varios hombres mientras ella era la linda mujer.
    Desde entonces han pasado algunos meses, en los cuales Abigail visita de forma regular a su querida amiga, dándole consuelo acerca de sus decisiones, asegurándole a su antigua madre que enviar a Diego al colegio militar fue lo mejor que pudo hacer para que él aprenda a comportarse, recomendando encarecidamente a su valiosa amiga que dejé a su hijo en el colegio militar el mayor tiempo posible, para que de esa forma él siga aprendiendo a comportarse y ellas tengan tiempo de chicas como no era posible desde que ella se volvió madre de Diego. En un principio, el antiguo Diego no pensaba volverse una amiga de su madre, no dejaba de pensar en lo raro que sería pasar los días con su madre y tratarla como una amiga, pero con el tiempo ambas mujeres se hicieron cada vez más cercanas, pasando los días juntas, yendo de compras, a hacerse las uñas o estando en casa de la nueva Abigail hasta que llegaba la noche, momento donde cada una tomaba su camino.
    Por su parte, la madre de Diego volvía a su casa para pasar la noche con su marido de forma apasionada, tal como no podían hacer desde que nació el chico, y que ahora sin él en casa, cada noche se muestran afecto justo como cuando ambos padres eran jóvenes libres de las responsabilidades que implicaba su hijo.
    Por otra parte, Diego, o mejor dicho Abigail, disfrutaba de noches desenfrenadas siempre en compañía de algún hombre diferente que le hiciera sentir placer hasta más no poder. Ella era una mujer adulta, y como toda mujer adulta solitaria, tenía necesidades que no podía satisfacer tal como su mejor amiga, Abigail no tenía marido o hijos, así que lo que ella hacía para disfrutar las noches era usar su absoluta libertar para para ponerse su lencería más lasciva, vestirse con ropa ajustada e invitar a distintos caballeros con quienes pasar una noche llena de placer que solo las autenticas personas adultas pueden experimentar.
    De esa forma, Diego abandonó hace mucho la idea de algún día volver a su cuerpo original, ya no le importan esos años perdidos, ni tampoco le importa dejar de ser un hombre, lo único que ahora le importa es disfrutar de sentirse bonita, gozar de las miradas lujuriosa, pasarla bien al salir de compras con su mejor amiga, y por encima de todas las cosas, Abigail adora el placer que experimenta su cuerpo al pasar la noche con los mejores hombres que pueda encontrar, para quienes se viste de forma preciosa y lasciva para motivarlos en sus noches desenfrenadas, llegando así a un clímax que solo una persona adulta lujuriosa y pervertida como ella puede experimentar.
    Esa es la autentica vida de una adulta que ha decidido vivir Abigail, y se siente muy orgullosa y satisfecha de su amada decisión.
Créditos a quien correspondan.

sábado, 27 de julio de 2024

La futura suegra: Prólogo

-Esa es...-
    Susurré con incredulidad al entrar al baño, encontrándome con algo íntimo y llamativo qué hizo acelerar mi corazón en cuanto lo descubrí.
-¿Por qué quiero hacer eso?-
    Me preguntaba cuando mi corazón latía con fuerzas ante el miedo y la emoción de ser descubierto acerca de lo que repentinamente moría de ganas de hacer. 
-Por dios, en serio, ¿Qué estoy haciendo? Estoy en la casa de mi futura suegra, es la primera vez que nos conocemos la señora Lauren y yo en persona, su hija Gisella y yo hemos venido para que nos de su bendición para dar el próximo paso y que apruebe nuestro matrimonio, ¿¡y me estoy arriesgando a perder todo lo que he construido por una estúpida fantasía!?-
    Yo me murmuraba lleno de furia, frustración, enojo... Y también excitación, al ver el precioso conjunto de ropa interior qué la madre de mi novia había dejado en su baño: un sostén enorme con encaje y su respectiva tanga de encaje, ambos de color oscuro y lo suficientemente delgados como para verse transparentes, parecían hechos a la medida y de solo pensar como se vería la señora Lauren me emocione, a pesar de que ella tiene casi 50 años no deja de verse hermosa y la idea de que ella había usado esta lencería hace unas horas antes de nuestra llegada, me emocionaba más que la idea de tener a su propia hija con quien quiero casarme. 
    Sin embargo, pensar en la madre de mi novia usando lencería no fue lo que más me sorprendió, fue todavía más sorprendente y emocionante para mi, imaginarme a mi usando su lencería con el anhelo de verme como toda una mujer. 
    Ese sentimiento era extraño, yo nunca había tenido interés en vestirme de mujer ni nada por el estilo, pero ahora al ver en el suelo del baño ese excitante conjunto, no puedo dejar de pensar y añorar usar la lencería de mi suegra. 
    Es vergonzoso, humillante y me hace sentir tan culpable tener este repentino deseo, pero lo peor de todo para mi, es que aun sintiéndome mal por este deseo, estoy cada vez más cerca de hacerlo. Sin importar todo eso que sentía, el impulso de vestir esa lencería ya usada y verme en el espejo con esa ropa puesta me superaba a cada momento que transcurría. 
    Yo solo me levanté un momento de la mesa para ir al baño, quería mojarme la cara, hablarme al espejo para animarme y finalmente pedir la mano de quien yo quería fuera mi mujer frente a su madre.
    Sin embargo, ese sostén y esa tanga vinieron a cambiar el plan por completo de una manera que nunca hubiera podido prevenir.
Créditos a quien correspondan.
-Nunca lo he hecho... Yo soy un hombre... Y en mis 27 años nunca me había interesado en esto... no soy un maldito bicho raro-
    Dije con vergüenza mientras me acercaba a la lencería, vigilando alrededor a cada momento como si alguien más estuviera en el baño antes de tomar la tanga en mis manos, sentirla y olerla. 
-Aún está cálida... Definitivamente debió usarlas antes de que llegáramos Gisella y yo-
    Sentir la calidez de esa delgada pero encantadora tela, junto al sutil olor qué desprendía fue el estímulo final que me hizo comenzar a desnudarme con desesperación para probarme la ropa interior de está mujer.
-Gisella, mi amor. Perdona por lo que voy a hacer... Pero no puedo ignorar la ropa interior de tu madre-
    Mi corbata, mi abrigo, mi camiseta, pantalones, bóxer y zapatos, ni siquiera me tomó un par de minutos desnudarme por completo para vestirme ahora con la lencería de mi futura suegra, cuya lencería sujetaba con deseo entre mis dedos, deseando sentirme realizado al ponerme su ropa erótica.
-Solo será un momento... No tienen porque enterarse... Después de esto prometo que seré completamente fiel a mi pareja, ¡Lo juro por mi vida!-
    Las suaves bragas de seda se deslizaron por mis pantorrillas, ajustándose en mis muslos y teniendo algunos problemas en mi cintura debido a la diferencia del cuerpo de esa bella mujer y el mío.
-Como era de esperar... No son de mi talla-
    Decir esas palabras me llenaron de vergüenza, sintiendo como las bragas se ajustaban a mi trasero de una forma desconocida para mi pero que me hizo sonreír cuando tras cada segundo la sensación mejoraba dándome una extraña confianza y satisfacción por lo que estaba haciendo.
    La parte delantera de la tanga estaba mucho más apretada, mi masculinidad no tenía suficiente espacio, en especial cuando mi miembro demostró lo excitado qué estaba al ponerse duro, algo que solo duró unos momentos, mucho menos de lo que imaginaba. 
-Nunca pensé que usarías bragas o un sostén... Al menos aprendí como ponerlo y quitarlo gracias a Gisella... pero nunca pensé que usaría eso para está clase de fantasías raras-
    Por un momento me sentí avergonzado de mis palabras, no podía creer que la experiencia íntima con mi novia, la estaba usando ahora para vestirme con la ropa de su madre. No obstante, una vez más la vergüenza y la culpa quedaron en segundo plano ante el deseo de ponerme la ropa de la señora Lauren. 
-Ahora le doy la vuelta... Y listo...-
    Me pude abroche el sostén desde el frente, para luego darle la vuelta y comenzar a subirlo de mi cintura hasta los pechos y ponerle los tirantes. Fue algo complicado, a pesar de no tener pechos de mujer, mi cuerpo es un poco más robusto de lo que pensaba, por lo que sentí que iba a romper el sostén en cualquier momento, algo que afortunadamente no sucedió, dejándome saberlo cuando me moví un poco sin que el broche del sostén fallará o sin soltar un sonido de la tela desgarrarse.
-No puedo creerlo.... en verdad me puse su lencería... en serio que lo hice-
    Camine hasta el espejo para ver mi reflejo aún sin ser capaz de creerlo, me veía un poco raro, me sentía raro, pero seguía atribuyendo estas sensaciones al estar usando la lencería de mi suegra, algo que llenaba mi corazón de alegría y de emoción de una manera que nunca antes había experimentado.
-Supongo que ya no hay más remedio... soy un pervertido....-
    Al verme frente al espejo usando la lencería de mi suegra, mis pensamientos se volvían confusos, aún más de lo que ya estaban y fue cuestión de minutos admirándome frente al espejo, hasta tener el valor de bajar una de mis manos hasta la entrepierna, haciendo a un lado la tanga para tocar mi miembro e intentar calmar mis deseos lo antes posible.
-Vamos.... Vamos.... ¿Qué rayos te está pasando? Primero me pones tan caliente que hago estas tonterías... pero ahora no quieres despertar-
    Llevaba varios minutos apoyado contra la pared con una mano y usando la otra para intentar masturbarme, algo que simplemente no logré; me sentía tan patético y degradado, llevaba minutos intentándolo pero mi leal compañero de toda la vida no mostraba ninguna reacción a pesar de que hace unos minutos estaba tan desesperado por hacerlo.
-No puedo creerlo... nunca en mi vida me había pasado esto.... ¿¡Por qué rayos me pasa esto ahora!?-
-No lo sé, cariño, quizás sea algo de karma, ¿Quieres que te preste mi dildo? Ya estas usando mi lencería después de todo, tal vez también necesites un compañero-
    Me quede helado al oír esas palabras detrás de mí, no quería voltear, pero instintivamente lo hice para ver de quien se trataba. Por lo que dijo, debía ser mi futura suegra Lauren, para quien ya estaba listo en comenzar a suplicar su perdón de rodillas con tal de que no revelará nada de esto a mi querida Gisella.
-Señora, Lauren, por favor, déjeme explicar....-
-¿En serio? Escucho muy atenta tu explicación-
    Dijo con mi propia voz la señora Lauren.
    No, no solo era mi voz, ella se veía como yo, hablaba con mi misma voz y hasta tenía puesto mi traje con el cual llegué a la cena.
-¿¡Mi ropa!?-
    Busque con la mirada por toda la habitación pero no había señales de mi ropa, toda había desaparecido, o mejor dicho, estaba siendo utilizada por alguien más que tenia justo frente a mis ojos.
-Vi que te estabas divirtiendo con mi ropa, así que pensé que sería lo más justo que yo utilizará la tuya, ¿Qué opinas, tesoro?-
    Por un momento la mujer habló con una voz risueña y coqueta, tal como solo una mujer experimentada sabía hacer. Sin embargo, era un lobo en piel de cordero, y por muy seductora que pudiera hablar como toda una mujer, ella se veía tal como si fuera yo.
-¿Señora Lauren?, ¿Qué está pasando? No puedo entender nada, no sé que me pasó pero no le diga a Gisella-
    Fue todo lo que pude decir, temblando de miedo por la situación, viendo como mi cuerpo masculino se acercaba a mí y cada vez parecía más grande, hasta que finalmente me arrinconó contra la pared.
-Después de todo lo que hiciste, ¿Quién te crees que eres para ser tú quien pone condiciones?-
    Con esas implacables palabras, lo siguiente que sentí fue como acariciaba mi mejilla, tomaba mi mentón y me obligaba a verla mientras hablaba.
-Esto es lo que haremos: a partir de este momento y hasta la próxima semana, yo soy Mathius, ¿Entendido? Y mientras yo soy Mathius, tú serás Lauren; la madre de Gisella, una mujer viuda de 54 años que recibe de visita a su encantadora hija y su.... peculiar novio... o pretendiente de novio-
    Sus palabras eran muy claras y concisas además de dolorosas, por un momento pensé en obedecerlas sin rechistar pero había una inquietud tan grande en mi corazón, que tuve que hablar.
-Pero señora Lauren... mi novia se dará cuenta... es imposible que nos... confundan...-
    A cada momento que yo hablaba mi cuerpo se sentía extraño; mi voz comenzó a ser más aguda y algo cansada, mi cuerpo se sentía más pesado en algunos lugares y extrañamente caliente en otros, la incomodidad por la tanga ya no estaba siendo un problema, al mismo tiempo que el peso extra frente a mi comenzaba a sentirse más y más. Al comienzo, no sabía muy bien que era todo eso que sentía, no tenía idea de que me sucedía, pero con el pasar de los minutos, la respuesta se volvía tan clara como humillante.
-¿Esta segura, señora? Yo creo que nadie notará la diferencia, ¿o usted ve alguna? Es claro que yo soy Mathius, y que usted es Lauren-
    Lauren, en mi cuerpo, señaló el espejo para que yo mismo viera lo que me sucedió.
-Muy bien, señora Lauren. Surgió un imprevisto y su hija y yo nos retiramos ahora mismo de su hogar, fue un gusto conocerla-
    Me dijo y terminó dándome un beso en mi nueva y suave mejilla, quitando del camino mi largo cabello teñido que no hacía más que confirmar, lo que veía frente al espejo.
-Recuerdo que estarían una semana en la ciudad, ¿Verdad? Tómalo como una prueba, o tal vez tu despedida de soltero, cariño. Nos veremos en los próximos días, y si nadie descubre nuestro intercambio, en una semana volverás a la normalidad. Claro, a menos que hayas caído ante la tentación de mi precioso y maduro cuerpo. Está de más mencionar que si intentas pedir ayudar o haces un alboroto, no volverás a la normalidad jamás-
    Una vez más, con determinación  y seguridad, la señora Lauren en mi cuerpo decretó lo que iba a suceder y de lo cual no me podía oponer, solo rendirme u obedecer.
-Fue una noche maravillosa, y me dio mucho gusto conocerla, espero nos reciba una vez más en los próximos días. Hasta luego, suegra-
    Con un tono burlón al hablar y cerrando la puerta del baño, la señora Lauren escapaba con mi cuerpo, dejándome sin palabras y sin voluntad cada que me veía al espejo y veía el reflejo de esa mujer.
-No puedo quedarme así.... no soy una mujer, ¡No soy la señora Lauren! No me quiero quedar en el cuerpo de mi suegra-
    Me decía lleno de humillación e impotencia frente al espejo, sintiéndome avergonzado de mi situación, pero en especial de mi mismo porque si hubiera resistido esos estúpidos impulsos, o quizás si hubiera sido lo suficientemente hombre para pedir la mano de mi novia y no huir al baño, nada de esto me hubiera sucedido y no hubiera terminado en el cuerpo de la señora Lauren.
    Todavía no entiendo muy bien la situación; no sé porque ella robó mi cuerpo, no sé tampoco como es esto posible, sospecho que la ropa tiene la clave y eso me hace sentir aún más culpable, pensando que todo esto es un castigo por usar la lencería de mi suegra.
    Lo único seguro que tengo en este momento, es que debo obedecer lo que mi futura suegra desea y confiar en su palabra; durante una semana tengo que ser la señora Lauren para recuperar mi vida.... o de lo contrario, no quiero ni imaginar que es lo que me va a pasar.
Créditos a quien correspondan.

viernes, 26 de julio de 2024

Paciente 035

    Recién llegaba a mi turno en la prisión por la mañana, tenía que darme prisa y cambiar mi ropa por el uniforme del lugar para que la jefa no me vuelva a regañar por llegar tarde, tengo que dar una buena imagen si quería continuar con este empleo, el cual sin importar lo peculiar que pueda ser, es el único sitio donde me han aceptado después de intentar buscar trabajo durante meses. Pensé que trabajar aquí sería algo temporal mientras conseguía algo mejor, y después de varios meses de trabajo, sigo sin encontrar algo mejor.
    Como sea, estaba terminando de desnudarme para ponerme el uniforme cuando algo llamó mi atención, un sonido tan peculiar y difícil de ignorar que no me importo correr semi desnuda con tal de averiguar donde y que es lo que provocaba dicho sonido; si el sonido era lo que yo imaginaba, era de máxima prioridad anotar la hora en que el evento sucedía, y de fallar en esa labor, no solo podría ser mi despido, también me haría responsable de arruinar el experimento que se está llevando a cabo en la prisión.
-Menos mal que vine corriendo, parece que el paciente 035 al fin se ha rendido-
    Decía al observar detenidamente a través de la ventanilla en la puerta, contemplando con asombroso como una hermosa mujer de grandes pechos y cabello rubio comenzaba a masturbarse, abriéndose de piernas descaradamente mientras un par de sus dedos se movían desenfrenadamente en su entrepierna, dejando caer distintos fluidos desde sus piernas hasta el suelo, comenzando a soltar lascivos gemidos y jadeos al ritmo que sus dedos y caderas se movían, todo un hermoso y sucio espectáculo digno de apreciar cuando ella se rendía al deseo de auto complacerse.
-Pene...quiero un enorme pene...quiero ser una esposa obediente...también puedo ser una madre...solo dame tu enorme pene todo el tiempo...todo el tiempo....por favor-
    Repetía de forma desesperada, casi suplicante al ritmo que ella misma intentaba darse un poco de placer con sus dedos cada vez más húmedos y chorreantes.
-Así que al fin se ha quebrado, parece que la jefa ganó la apuesta, pensé que él tardaría más tiempo pero cayó muy rápido, no me cabe duda de que la jefa tiene buen ojo para este trabajo-
    Hablando a solas y viendo de reojo a la chica, tome su ficha de identificación para rellenar la actualización correspondiente sin que ella siquiera notará mi presencia por lo ocupada que estaba consigo misma.
-Paciente: 035, nombre: Kyle, nombre clave: Kenya, actualización: Hace 8 días con 17 horas y 35 minutos, el paciente procedente de la prisión fue seleccionado como el paciente número 035 del proceso de reeducación y cambio de sexo mediante la nueva idea de reformar a los criminales, quedando hasta entonces bajo proceso de observación. Su reeducación fue severa, se mostró hostil al cambio de sexo por lo que se sometió a la fuerza y durante 3 días quedó encerrado en "el cuarto de reforzamiento", finalmente el cuarto día regresó vistiendo ropa de mujer, con actitud más obediente y una menor agresividad física, aunque permanecía siendo agresivo de forma verbal. El quinto día parecía nerviosa, como si buscará algo pero se vistió por su cuenta y continuó su día de forma silenciosa. Dicho comportamiento continuó hasta el día de ayer donde intentó seducir a uno de los guardias nocturnos, quien al darse cuenta de ello se retiró y notificó a la doctora en jefe. Hoy, al octavo día, 35 minutos después de iniciado el turno nocturno, se ha encontrado a la paciente 035 mastur... dándose placer a si misma en sus nuevas zonas femeninas como lo son sus pechos y su vagina por primera vez que se tenga registrada-
    Por un momento olvidé que yo estaba medio desnuda, o más bien, directamente no me importaba al estar tan concentrada en ver el comportamiento de la 035 y anotar sin parar mis palabras dentro del expediente que cada paciente tiene en este lugar.
    La paciente 035, o por su nombre clave Kenya, se masturbaba con intensidad, desde sus espaldas no podía ver bien pero sin duda una de sus manos estrujaba uno de sus pechos, mientras la otra mano tocaba con fuerzas su entrepierna, las piernas estaban bien abiertas y parecía tener algo en la boca para reducir el sonido de su voz.
-Parece que lo disfruta, podría jurar que lo hace con más deseo que yo, hasta es un poco contagioso-
    Admití al sentir como mis piernas temblaban y un hormigueo invadía mi cuerpo, tan solo de verla, yo también quería hacerlo pero tenía que aguantar hasta que mi turno terminará si no quería un castigo ejemplar por parte de la jefa. Al menos debía anotar todo lo relevante sobre este primer evento de la número 035 y dar "el estímulo" necesario para la siguiente fase del experimento antes de intentar algo conmigo misma de forma menos vulgar y llamativa que esta pobre causa perdida.
-Se sospecha que su nerviosismo y su búsqueda de "algo" finalmente se concreto al darse placer a si misma, desde ahora la paciente 035 se volverá aún más sumisa y obediente con un gran apetito sexual, eso será una buena noticia para quien desee adquirirla como esposa o como madre. En el caso de esposa, también se notifica que la mujer ya es capaz de lactar en grandes cantidades, además que se comenzará de inmediato la siguiente etapa del experimento para mejorar sus habilidades de satisfacción sobre si misma y sobre su futuro comprador-
    Cuando escribía, decía en voz baja cada cosa que anotaba, tratando de brindar el mayor detalle posible para que la observación y re educación fueran un éxito, la paciente 035 ya se ha aceptado como mujer y como Kenya, además que todo lo que se logre o no con ella servirá como investigador para el resto de cientos de pacientes que tenemos en este lugar, incluso si de forma individual se vuelve un fracaso, será un avance importante para la investigación. En especial ahora que podía comenzar la siguiente fase de pruebas.
-Por favor...alguien ayúdeme...quiero sentir más placer...quiero tener un hombre conmigo...-
    Decía la número 035 con un tono tan suplicante que era difícil de ignorar, registrando por algunos minutos más la intensidad con la que se masturbaba y cuantas veces ella había llegado al clímax sin quedar completamente satisfecha, continuando con el acto de auto placer sin descanso.
-¿Será que se excedieron con ella en el cuarto de castigos? Debería reportarlo en el expediente para que lo tomen en cuenta. Ya tengo una idea: tras más de 35 minutos de observación de inicio del acto de auto satisfacción, la paciente 035 aún no queda satisfecha, una posible causa de ello podría ser el exceso de tiempo en el cuarto de castigo o quizás una anomalía hormonan durante su transformación. Estos comentarios quedan como futuras referencias para la investigación, y después de revisar al resto de pacientes, se volverá a supervisar el comportamiento de la número 035-
    Con eso escrito en el reporte y aceptando que está mujer no bajaría el ritmo, pulsé uno de los botones del panel de control para iniciar la fase 2 del experimento mientras yo iba por algo de ropa antes de seguir el registro de ella y del resto de prisioneras.
-Y pensar que antes yo era un prisionero más como todos ellos, pero por alguna razón, fue de los pocos casos donde tras ser convertido en mujer, la jefa me utilizó como una más de sus empleadas que vigilan a sus antiguos compañeros de celda. Puede que haya perdido mi cuerpo verdadero, pero mi feminización está siendo mucho más amable de lo que cualquiera de mis compañeros está viviendo-
    Al ver el deplorable estado de Kyle, recordar que alguna vez fue uno de los hombres más fuertes de la prisión es muy contrastante; aquella mujer que rogaba por un pene y se masturbaba sin parar era alguien de temer antes de este experimento, donde él ha sido uno de los mayores afectado por obra de la jefa y su dichoso proceso de re educación para criminales.
-Un regalo viejo amigo, que lo aproveches-
    Cuando volví a mirar la celda de Kyle, o mejor dicho Kenya, ella estaba montando con deseo y alegría un juguete con forma de torso y entrepierna de hombre, y de la misma forma que ella se satisfacía de forma intensa y salvaje con sus dedos, ahora lo hacía apretando los enormes pectorales del juguete y azotando con fuerzas sus caderas contra la grande y dura entrepierna de plástico que serviría de práctica para cuando ella tenga un marido o un amante al que deba tener contento todo el tiempo.
-Supongo que será una larga noche para ambas, Kenya. Date prisa y terminar con esto, que mientras tú o cualquiera de las otras chicas se masturbe, yo debo vigilar todo lo que hacen sin poder disfrutar de lo mismo-
    Quejándome del otro lado de la celda aislada, no tenía más remedio que mirar con frustración como la paciente número 035 disfrutaba intensamente de mi regalo mientras yo tomaba notas y cualquier registro útil que pudiera servir para los proyectos de re educación de nuestra implacable jefa.
Créditos a quien correspondan.

jueves, 25 de julio de 2024

No es tan divertido

    Los rayos del sol que entraban por mi ventana y llegaban hasta mi rostro fueron lo que me despertó para otro aburrido día en mi nueva vida, una que yo misma elegí y que tarde más tiempo en decidir, que el tiempo en que me arrepentía de mi propia decisión.
    Todo comenzó hace unas semanas después de discutir con mamá, ella dijo que yo era tan irresponsable y caprichosa que parecía una bebé, a lo que conteste que si de verdad parecía una, que me tratará como a una bebé para que sus tratos tan molestos hacía mi al menos valieran la pena. En ese momento pensé que sería divertido, cuando menos iba a hacer que mamá se enoje con mi provocación, y si en serio la hacía enojar seguramente me iba a castigar con lo que yo misma sugerí, ser una bebé, algo que inocentemente no pensé que podía ser tan malo.
    Tal como imaginé, mis provocaciones me hicieron ganar un castigo donde mamá decidió que yo sería una bebé hasta que aprenda la lección, que sea más responsable, que sea madura y agradecida, por no decir que también debía disculparme y ser más respetuosa de ahora en adelante, junto con muchas palabras que ignoré hasta el momento donde mamá se puso en acción.
    Esa misma noche decidí darme una ducha, que al terminar, me di cuenta que no había llevado mi pijama conmigo al baño. Está bien, me cubrí con la toalla y fui directo a mi habitación, donde descubrí que mamá se tomaría muy en serio este castigo que comenzó en el momento más vulnerable para mí.
    Al entrar en mi habitación me di cuenta que mi cama había sido reemplazada por una enorme cuna, que mi ropa fue sustituida por mamelucos, faldas, blusas y vestidos muy infantiles, el mueble donde guardaba mi maquillaje había desaparecido por una mesita de cambio con pañales y talco, además que otro mueble donde dejaba mi celular, videojuegos y hasta mi dinero había sido cambiado por juguetes y peluches. Por donde lo viera, ya no parecía la habitación de una adolescente, mi cuarto fue convertido en un cuarto para bebés, y antes de que pudiera protestar, mamá ya estaba dando su siguiente movimiento.
    Sin importarle lo que decía, mamá me cargó hasta la mesa de cambio, donde me quitó la toalla y comenzó a vestirme a su gusto; levantando mis piernas para ponerme un montón de talco entre las piernas y el trasero, después deslizo un pañal rosado por debajo de mí y lo cerró, terminando de vestirme al ponerme un mameluco con estampado de unicornios.
    Me sentía tan desnuda y avergonzada, mamá no se tentó el corazón al castigarme de una forma tan humillante, haciéndome vestir ropa de bebé como parte de su castigo.
    Ni siquiera pude levantarme sin su permiso ya que ella era sorprendentemente fuerte, logrando sentarme en la mesita de cambio para cepillar mi cabello y peinarlo en dos coletas.
    Mientras mamá cepillaba mi cabello, también me explicaba más detalles sobre mi castigo, donde yo pase de tener 23 años, a tener 3 años. Dejando de lado la vergüenza, pensé que no podía ser tan malo, al final del día ser su bebé implicaba que yo no debía preocuparme de nada porque mamá se encargaría de todo. Y en eso tuve la razón, pero al decidir escuchar las palabras de mamá, me di cuenta que la situación sería mucho más intensa y peor a cada instante.
    La idea de disfrutar este castigo se desvaneció al momento de oír las reglas que habrían todo este tiempo, y que de no obedecer sería castigado. Recibir nalgadas como castigo no sería tan malo, pero todo lo que tenía en mente mamá sin duda fue motivo de preocupación.
    No puedo caminar sin sujetar la mano de mamá, solo puedo gatear o pedir que me lleve en brazos, no puedo comer "comida de niños grandes" así que solo como papilla y sus derivados, tampoco puedo comer cosas picantes ni golosinas, además que no hay teléfono, ni videojuegos, si quiero ver la televisión, leer o escuchar música, deben ser del canal infantil o cosas aprobadas por mamá, para jugar solo tengo mis peluches y muñecas, además que mamá decide todo sobre mí; la hora de dormir y despertar, en que hora es el desayuno, la comida y la cena, que visto y como peinarme, incluso tengo que pedir permiso para ir al baño porque si no le digo a mamá, me veo obligada a ensuciar mis pañales.
    Antes de empezar este castigo, pensé que sería divertido no tener responsabilidades ni obligaciones, pero ahora que lo estoaba viviendo la cosa era mucho peor de lo que jamás imaginé, es agobiante, es asfixiante vivir de está forma y cada que rompo una regla, se añaden días de castigo a mi cuenta. El castigo empezó por una semana, luego fueron dos semanas y a estas alturas, tengo un par de meses por delante viviendo como una niña pequeña y dependiente de su madre.
    Intenté revelarme a la fuerza más de una ocasión pero mamá es más fuerte que yo, deteniéndome "mis rabietas" en pocos minutos hasta convertirlas en llanto y humillación, cuando ella me pone sobre su regazo para azotarme el culo con una tabla de madera hasta hacerme llorar y mandarme al rincón por horas a reflexionar. En más de una ocasión intenté salirme del rincón de castigo, lo cual me hizo ganar más azotes en mi trasero y que mamá me vigilará ahí por horas si era necesario. La última vez que me azotó me quede tres horas de pie con el culo ardiendo y la mirada contra la pared, oí que mamá veía su teléfono y se entretenía con otras cosas, pero cada vez que intentaba voltear, un azote más sobre mi trasero me hacía volver la mirada contra la pared.
    Desde entonces no he pensado en revelarme nuevamente, y cada que tengo una idea sobre huir, disculparme o hacer lo que sea para que mamá termine con mi castigo, yo misma soy quien se arrepiente de solo pensarlo y trato de concentrarme en alguna de mis nuevas actividades para alejar esas absurdas ideas.
    Puede que de cierta forma sí me haya liberado de esas responsabilidades tan molestas y de hacer lo que mamá quería. Sin embargo, ahora mamá directamente hace las cosas por mí y me obliga a hacer lo que ella quiera; ella me baña, me peina, me viste y me cambia los pañales, también me carga, me da de comer en una sillita alta, me da leche tibia en biberones y me hace eructar, juega conmigo un rato o me deja ver caricaturas de princesas, para que apenas llegadas las 7 de la noche, ella me mete en mi cuna de la que no puedo salir sin ayuda.
    Con respecto a mi pañal, odio admitir que he tenido que usarlo varias veces. Mamá de repente "olvida" que el baño está cerrado con llave y "hay cosas más importantes que hacer" justo cuando quiero ir al baño. En ocasiones hago mi mejor esfuerzo para soportar y esperar a que mamá abra el baño para mí... en otras ocasiones, sin importar mis esfuerzos, he tenido que usar mis pañales, a lo que mamá es quien me limpia y me cambia por ser su "bebita apestosa". La primera vez me tiré al suelo y comencé a llorar, no podía creer la humillación a la que me estaba sometiendo, sin embargo a estas alturas, he comenzado a acostumbrarme a usar mis pañales.
    Ahora que lo pienso, mamá hace trampa con los pañales, ya que después de que ella me mete a la cuna no tengo permiso para salir al baño, forzándome a usar mis pañales y que ella los cambie cuando yo grité por su ayuda, o en su defecto, cuando amanece y ella viene a despertarme.
    En definitiva ser una bebé no resultó tan divertido como yo esperaba, mamá en serio se las arregló para darme un castigo ejemplar que nunca quiero volver a experimentar, y por mucho que le ruegue que me perdone o que termine el castigo porque ya aprendí mi lección, ella sigue diciendo que soy una mocosa malcriada consentida y que ella será quien decida cuando termina mi castigo.
    Lo peor de todo esto es que comienzo a creer que mamá tiene razón, los últimos días he dejado de protestar cada vez más y me doy cuenta de cada vez que cometo un error, hago un berrinche o que simplemente mamá tiene razón. Incluso me di cuenta que nunca me disculpe por todo lo que hice, haciéndome sentir que me merezco usar esta ropa y que me trate como una mocosa hasta que algo en mi mejore. Algo que siento no va ocurrir próximamente.
    Con todo el tiempo libre que tengo ahora como bebé, he podido reflexionar mucho, dándome cuenta de cada vez más errores míos que supongo debo enmendar antes de volver a la normalidad. Es lo malo de despertar antes que mamá, me da la oportunidad de pensar en todos mis errores hasta que mamá despierte y me saque de mi cuna. Justo ahora no tengo idea de que hora sea, mi noción del tiempo se ha estropeado un poco por la dependencia con mamá, quien quizás siga enojada conmigo por lo de hace unos días.
    En un descuido de mamá, encontré un poco de maquillaje en su bolso, y decidí maquillarme y pintarme las uñas para matar tiempo, disfruté mucho de hacer eso después de semanas completamente libre de esmalte y pinturas, pero a juzgar por la expresión molesta de mamá, ella no estaba nada contenta. Su castigo fue diferente está vez, me quitó el maquillaje y para mi sorpresa me dejó el esmalte de uñas. Sin embargo, todo el tiempo que me duré el esmalte en las uñas, son los días que estaré castigada sin televisión y con una hora más en la cuna. Intenté negociar que me diera nalgadas, me enviará al rincón o castigara de otra forma pero su decisión fue final.
    Anoche me fui a dormir muy temprano, y por ende, hoy estoy despertando casi de madrugada, sin poder dejar de pensar que está seguirá siendo mi vida por las próximas semanas, siendo la bebé de mami que es cuidada con recelo, además de siendo castigada de forma estricta para no volver a ser una mocosa malcriada cuando crezca. Aunque ella diga eso, verme con el cabello atado en coletas, con mameluco y pañales, no es que me haga sentir adulta ni lo vaya a sentir en mucho tiempo, quizás incluso después de mi castigo no deje de sentirme como una mocosa malcriada que fue castigada de una forma ejemplar por su mamá.
    Quizás nunca deje de ser una mocosa que dependa de su mamá y también quiero que mamá venga ya, quiero ir al baño y no ensuciar mi pañal, mi estomago ha comenzado a rugir y sé que nada bueno pasa después de eso, estoy más que lista para soltarme a llorar y que venga mamá.
    Rayos, pensar en que debo llorar y gritar por ayuda de mi madre es haber caído muy bajo, ella en serio me jodió con este castigo que yo misma provoque, pero no tengo de otra más que seguir soportando sin volverme loca, de lo contrario mi castigo se prolongará y nunca seré capaz de olvidar lo aburrido y difícil que es ser una bebé.
Créditos a quien correspondan.

martes, 23 de julio de 2024

Crucero Tg

    Esta mañana era como cualquier otra, despertando a las 4 am para manejar el crucero donde soy capitán. El viaje empezó hace 2 días y se espera recorrer toda Europa y parte de América por la costa, teniendo comida, agua, medicamentos y seguridad de sobra para todo ese tiempo, mi crucero es uno que está preparado para afrontar cualquier adversidad que pueda ocurrir en los mares... o al menos eso es lo que pensaba hasta esta mañana, donde un problema que nunca hubiera imaginado ocurrió mientras todos dormíamos, dejándonos sorprendidos e indefensos para afrontar está situación.
-¿Que carajos me ha sucedido?-
    Me pregunté con una desconocida y femenina voz apenas al abrir los ojos, percatándome que no estaba en mi camarote, además de que no estaba en mi propio cuerpo y ni siquiera era del sexo que había tenido toda mi vida. 
    Por alguna razón, supongo que el sofocante calor en la habitación, la verdadera dueña de este cuerpo se fue a dormir usando solo un traje de baño de dos piezas, en extremo llamativo con su coloro amarillo y sus pliegues del mismo color con estampado de fresas. También era en extremo vergonzoso de utilizarlo, no solo se sentía apretado en lugares que nunca imaginé, también me hacía sentir ridículo vestir algo tan femenino, por no mencionar la obvia situación de que nunca hubiera imaginado terminar viéndome como una mujer, o una niña mejor dicho, ya que luce bastante joven como para llamarla mujer. 
    Al levantarme de la cama pude ver con más detalle este cuerpo frente a un espejo; su cuerpo era muy pequeño, con la piel bastante clara y un largo cabello pelirrojo que sentía por toda mi espalda; el traje de baño no dejaba de ser sumamente vergonzoso, los pliegues que me parecían una falda ni siquiera cubrían por completo mi trasero; sentirme tan expuesto en definitiva no era lo mí; sin embargo, una emoción y el pensamiento de que la ropa era linda no dejaban mi cabeza tranquila, aunque no podía negar la vergüenza de verme como una adolescente, tampoco podía negar que había una extraña satisfacción al verme como una chica que podría tener la misma edad que mi propia hija.
    Por unos minutos más frente al espejo empecé a caminar y modelar este atuendo para mí, haciendo que esa extraña emoción y satisfacción que sentía creciera más y más, por algún motivo disfrutaba de verme bonita y eso me hizo comprender que la chica no dormía en traje de baño solo por el calor, también lo hacía por una vanidad que era linda de experimentar. 
    Despertarme con este aspecto fue una enorme sorpresa, pero en cuestión de minutos comencé a disfrutarlo, estar controlando el cuerpo de esta jovencita era extrañamente embriagante, como si su cuerpo siempre hubiera sido mío, y dándome la sensación de que no debía buscar una solución, y que lo mejor para mí sería quedarme con este precioso cuerpo de adolescente.
    Entre más tiempo pasaba viéndome y sintiéndome como esta chica, más era mi deseo de ver más y de quedarme como ella; quería conocer más, quería vestir más cosas bonitas, quería explorar este cuerpo para hace todo tipo de cosas con el, en verdad que quería hacerlo y rendirme ante toda está emoción y placer. Afortunadamente para mí, pude resistirlo, me tomó muchos minutos de mirarme frente al espejo y quedarme quieta, pero tras varios intentos, ese embriagante placer de volverme una adolescente había sido controlado. Al menos de momento.
    En cuanto pude controlarme decidí cubrir el espejo con una sábana, intentando no mirarme demasiado y concentrarme en encontrar alguna forma de volver a la normalidad o de averiguar que fue lo que me sucedió.
    Con eso en mente fui capaz de encontrar el celular de está joven, el cual estaba listo para llevar conmigo en esta travesía. No sin antes tomarme una foto bastante linda de mi cuerpo, levantando bien el trasero y posando bonita para la cámara del teléfono durante unos momentos.
    Una vez más la vergüenza y la humillación me invadió por completo, me costaba creer que en serio hice algo tan desvergonzado como tomarme fotos como toda una adolescente, incluso la sensación de tomarme más fotos o editar las que ya tenía se amontonaban en mi cabeza, algo lo cual intente disuadir al sacudir mi cabeza para volver a enfocarme en lo realmente importante: recuperar mi cuerpo.
Créditos a quien correspondan.
    Sacudí con euforia mi cabeza, logrando que me mareará un poco y que esos torpes pensamientos de adolescente se fueran de mi mente. Después de tantos años como capitán de crucero no pensé que volvería a sentir lo que era un mareo, pero con el pequeño y frágil cuerpo de esta niña, hasta tuve que sentarme en la cama para tomar un respiro tras sacudir fuertemente la cabeza.
-Tomarme fotos... verme bonita... sentirme tan débil... no puedo creer que estoy haciendo todo por lo que he regañado a mi hija... que miedo me da volverme una adolescente incontrolable justo como mi hija-
    Me decía aún sin acostumbrarme a mi nueva voz, femenina y aguda, una vez más justo como la de mi hija, una a la que no puedo volver a mirar de la misma forma tras haberme comportado tal y como ella haría.
-Por desgracia, si no encuentro como solucionar esto no solo habré actuado como mi hija una vez, me volvería una mocosa adolescente tal y como mi hija lo es-
    Pensar en ser igual que mi hija me hizo estremecer y motivarme más en volver a la normalidad, tomando el celular una vez más, justo para percatarme de que me las arreglé para activar la cámara frontal y ver mi temporal rostro una vez más.
    Viéndome con detalle, tan de cerca una vez más, pude tener una mejor imagen de mi cuerpo actual.
 -Sus anteojos son enormes, pero no puedo dudar de su calidad. Después de sacudirme y tomarme fotos nunca se movieron de lugar, ¿esta chica se durmió con los lentes puestos? Odio esto, entre más tiempo paso con este cuerpo, más me siento como mi hija-
    El rostro de esta niña era muy lindo, con lentes grandes que hacían destacar aún más sus ojos, su cabello también era precioso, y aunque no soy un experto en esto, diría que la joven tiene entre 18 y 23 o 24 años, ¿acaso ella habrá venido sola a este crucero? De ser así, debe tener bastante dinero como para estar por su cuenta, y si no estaba sola, eso lo haría peor para mí, ya que tendría que lidiar con sus padres o quienes sea que acompañaran a esta joven durante el crucero.
-Entre más lo pienso, peor se pone el asunto, ¿Por qué me tuvo que pasar esto a mí?-
    Me quejaba al soltar un pesado suspiro, pensando que anoche al irme a dormir era un hombre de casi 50 años, el orgulloso capitán de este navío, además de un padre estricto para su preciada hija, de quien ahora parezco tener una edad similar con el cuerpo de esta chica.
    Sacudiendo mi cabeza una vez más, tuve un sobresalto al ver la hora, ya casi eran las 05:30, y navegar el barco era mi total responsabilidad, no podía dejarlo a la deriva por lo que tomando el móvil y las llaves del camarote, salí corriendo hacía el cuarto de mandos en el barco.
    El camino fue mucho más largo que de costumbre por lo alejado que estaba en camarote de está niña con respecto al cuarto de mandos, sin embargo ese mismo y extenso camino me permitió oír un montón de pánico por todos lados; niñas, niños, adultos y hasta algunos abuelos, personas de toda la edad parecían confundidos, preocupados o avergonzados, y todos se quejaban de algo muy parecido; nadie estaba en su verdadero cuerpo; algunos buscaban a su verdadero cuerpo o buscaban a alguien querido que no estaba en su cuerpo, también había quienes no podían creer el intercambio y algunos más que estaban agradecidos por tener un cuerpo distinto; cada reacción era distinta de persona en persona, lo único que era seguro en cada uno de ellos, es que habían intercambiado de cuerpos sin razón aparente.
    El bienestar de todas estas personas me preocupaba verdaderamente, pero antes de abordar un tema del que yo tampoco tengo la respuesta, debía hacerme responsable del barco justo como el capitán que todavía soy a pesar de mi aspecto.
    Cuando llegué al cuarto de mandos, pude notar algunos de mis compañeros aún en sus respectivos cuerpos y otras caras ausentes que seguro habían pasado algo similar a lo que me ocurrió.
-Disculpe, señorita. Usted no puede estar aquí, debo pedirle que-
-Silencio, Marcus. Yo soy el capitán James Damián Banks, desperté en este cuerpo hace poco y vine tan rápido como pude-
    Uno de mis propios tripulantes quiso detenerme en cuanto me vio, y no podía culparlo por su actuar, ver entrar a una niña en traje de baño a la sala de mandos era algo que no podía permitir, y por ello no tuve mejor idea que llamar a mi tripulante por su nombre al igual que yo presentarme por mi nombre completo.
-Capitán... ¿En serio es usted?, ¿Cómo podemos estar seguros de que no está jugando una broma, señorita?-
    Ser llamado "señorita" y que me tratarán como a una niña era humillante, pero no tenía tiempo que perder en sentirme avergonzada, usando todo lo que se me ocurría para demostrar quien soy en realidad. 
-Entiendo tu confusión, Marcus Morgan, pero te prometo por ti y tu familia en Europa que puedes confiar en mí, todos pueden confiar en mí. Sé que me veo muy diferente a como soy en realidad, pero pese a mi aspecto no dejó de ser el capitán y ustedes mi tripulación, a quienes les pido ayuda para controlar está situación-
    Intente levantar la voz para que todos me escucharán, aunque con lo suave y aguda voz de esta niña estoy seguro de que a más de uno de mis compañeros le fue difícil, ya sea por sonar demasiado aguda para algunos oídos, o que en momentos se me quebraba la voz y perdía claridad. Aún así, esas torpes y sinceras palabras parecieron llegar a mis compañeros, que tras cruzar miradas entre ellos, me dejaron entran.
-Esperamos sus indicaciones, capitán. Nos alegra tenerlo aquí aún si luce distinta... Como puede ver, no es el único afectado, tanto compañeros como pasajeros reportan despertar en cuerpos distintos, incluso llegan reportes desde otros barcos y cruceros con problemas similares, nadie está seguro de que sucedió pero hay quienes dicen que es una enfermedad, una maldición marina y algunos comentan sobre una enorme neblina que pasamos durante la madrugada. Estamos intentando calmar a todos, pero como no podemos responder a sus dudas, hay algo de pánico por todo el barco-
    Marcus, uno de mis hombres de mayor confianza, me daba un resumen de la situación mientras él y otros hombres empezaban a trabajar bajo mis indicaciones. Por un momento sentí alivio de no ser el único atrapado en un cuerpo ajeno, pero saber que hay muchas más personas en la misma situación no lo hace mejor.
-Gracias por el resumen. Como pueden mirar yo también fui afectado por la situación, sin embargo no podemos dejar que el pánico se apoderé de nosotros, mientras nosotros controlamos el crucero tal y como siempre hemos hecho, también intentaremos calmar a las personas-
    Puede que mi plan fuera uno muy sencillo, pero tener la presencia frente a mis hombres hacía la diferencia, pues ellos confiaban en mí y estaban listos para ayudarme con todo esto.
    Conforme dirigíamos el curso del barco, pude suspirar y tomar un respiro justo antes de acercarme al micrófono conectado a todos los altavoces del crucero. Me arme de valor, aclarando mi voz y dando unos saltos para llegar al micrófono, dejándome sentir como mis nuevos pechos y trasero rebotaban a cada salto, estoy seguro de que más de uno de mis tripulantes disfruto del espectáculo en silencio. Quería echarles la bronca encima por ser tan descarados, pero una vez más, había más prioridades que "sentirme femenina" o que me hablen como a una señorita.
-Permítame, capitán-    
    Las palabras de Marcus vinieron acompañadas del micrófono, que tras verme intentarlo sin éxito, el mismo decidió tomar el micrófono y entregármelo, ayudándome al mismo tiempo que me hacía recordar lo pequeño que soy con este cuerpo.
-Muchas gracias, también quiero que estés listo para hablar en caso de que la gente no me crea a mi. Oír a una niña decir que es el capitán puede que no sea tan fácil de aceptar por los pasajeros, ¿De acuerdo?-
    En cuanto Marcus asintió como respuesta, yo abrí el micrófono para hablar fuerte y claro para todos en el crucero.
-Su atención a todos los pasajeros, esta mañana se reportó un incidente en el cual muchas personas se vieron afectadas por un repentino intercambio de cuerpos, incluso yo como su capitán resulte afectado. Seremos honestos con ustedes y diré que no sabemos que fue lo que ocurrió, así que les pedimos su ayuda, manteniendo la calma y de ser necesario buscando a su familia y amigos; todo esto puede ser un problema mucho más grande o mucho más pequeño dependiendo de cómo actúen, así que por favor usemos la cabeza. Por el viaje no se preocupen, nosotros nos encargaremos de seguir el recorrido y atender lo más que podamos hasta que tengamos una solución. Una vez más, nosotros como tripulación no sabemos que fue lo que sucedió, pero sí sabemos que haremos todo lo que este bajo nuestro alcance para ayudarlos a todos-
    Apenas terminé de decir esas palabras, uno de mis tripulantes pidió el micrófono, a lo que sin dudar se lo compartí.
-De igual forma pedimos que si alguien tiene detalles o algo de información al respecto, nos la digan para informar de nuestra situación en tierra y que desde ahí nos puedan ayudar. A nombre del capitán James Damián Banks, del mío Edward Michaels y de toda la tripulación pedimos su ayuda en esta situación y les aseguramos que haremos todo lo posible para que vuelvan a la normalidad, muchas gracias-
    Me sorprendió como terminó el mensaje Edward pero estaba bien, tal parecía que él ya había pensado en cosas para solucionar esto que a mí ni se me había pasado por la mente debido a estar ocupado con otras cosas.
    Sea como sea, de momento la situación empezaba a mejorar tras nuestro anunció y recuperar el control del crucero, así que como responsables del barco tenemos que seguir cuidando del rumbo que tenemos por los mares al mismo tiempo que intentamos hallar la solución a este problema que muchos estamos viviendo.
    No quise decir nada a mis compañeros, pero no pude evitar pensar que ahora en este cuerpo debería aprender algunas cosas básicas que toda adolescente debe de saber. De solo pensar en ello ya me siento avergonzada, sin embargo, debo cuidar apropiadamente de este cuerpo y no dejarme guiar por la tentación de comportarme como una adolescente para poder cuidar de todos en el crucero. Debo ser una buena mujer para también ser un buen capitán en una situación muy difícil de lidiar, y de la cual estoy seguro que más de uno en el barco podrá estarlo pasando peor que yo. Seguro que hay alguien que la está pasando peor que yo, y justo por eso no me puedo dejar de esforzar en mejorar la situación hasta encontrar la solución.
    Al pensar en todo esto que estoy viviendo, todo lo que falta vivir y todo lo que están viviendo las personas a bordo, viene a mi memoria el primer día del crucero, donde un pequeño eslogan fue utilizado para promocionar el tour: "un viaje que nunca olvidarás", por cruel e irónico que eso pueda sonar, tengo que admitir que pase lo que pase, este crucero nunca se va a olvidar.
Créditos a quien correspondan.