-A ver, recapitulemos: Desde ahora te llamarás Sherry y vivirás por mi y para mí, ¿Okey? Tú único objetivo es obedecerme y tenerme feliz, y ya que no siempre estaremos cogiendo, también tendrás que aprender a hacer las labores del hogar y a comportarte estando sola. Nada de escuela, ni trabajo, redes sociales o salir sin mi permiso, todo lo que quieras o necesites primero debes hablarlo conmigo. Puede que más reglas vengan en camino y debes estar lista para obedecer, ¿Entendido? Ya te puedes correr-
Con el permiso dado, finalmente mi cuerpo podía sentir algo del rico placer de tener un orgasmo, después de las primeras dos o tres horas de sexo, Timothy se cansó de que me corriera y decidió que solo podía hacerlo si él me daba permiso, cosa que tuve que obedecer, volviéndome más mujer en el proceso.
Mi nombre era Stephen, aunque a partir de ahora seré Sherry, solía ser un gran jugador de fútbol americano, tan bueno que era la estrella y el único jugador relevante como para ganar un partido.
Timothy ahora es mi cariño, pero antes lo consideraba un perdedor que se unió al equipo y a quien tenía que soportar. No era fuerte, ni rápido, ni podía aportar nada al equipo, nadie sabía qué hacía ahí y yo fui el primero en comenzar a molestarlo por todas sus carencias; diciendo que debía unirse a las porristas, dándole algunas novatadas e incluso siendo algo duro dentro y fuera de la cancha con la intención de que se quitará del camino.
Todo cambiaría esta mañana cuando oí acerca de lo que Timothy había comprado, le decía a un chico del equipo que compró una especie de tobillera mágica que lo haría mucho más fuerte, rápido y resistente, pensaba usarla en el próximo juego pero que por ahora, la tenía guardada en su departamento para sorprender a todo el equipo con un rendimiento de profesional, y así poder quitarme mi puesto en el equipo. Puras estupideces. Sin embargo, tenía que comprobarlo.
Eso de inmediato llamó mi atención, después de todo si alguien merecía ser el mejor, ese era yo, y dejar un objeto tan poderoso en las mediocres manos de un perdedor era algo que no me podía permitir, por lo que en vez de entrar a clases, fui directo a su departamento para buscar la tobillera guardada en una caja tan llamativa e imposible de ignorar.
Una vez la tuve en mis manos, decidí ponerla en mi pierna buena, solo para probar si era verdad y volverme más grandioso de lo que ya era, pero tal como esperaba, no sucedió el cambio mágico del que tanto se emocionaba ese pequeño imbécil.
Estaba pensando en guardar este secreto y seguir molestando al idiota Timothy, o por el contrario contar la historia de su tonto juguete mágico para humillarlo aún más. Sí, si hacía eso yo también quedaría un poco expuesto, pero no sería nada en comparación de las burlas a las que sometería a ese idiota, para que con algo de suerte finalmente dejará de estorbar en mi equipo.
Sin embargo, mientras intentaba tomar la decisión de que hacer, empecé a sentir todo mi cuerpo un poco extraño; era una oleada de cambios que en todo mi ser, pero no eran los cambios milagros que tanto había presumido ese idiota.
En lugar de volverme más fuerte y rápido, mi cuerpo rápidamente se encogió más de medio metro, mis pectorales se convirtieron en unos enormes pechos y mis extremidades se volvieron delgadas y sin fuerza, parecía que todo mi musculo se había ido a mis tetas, mis las caderas, mis muslos y mi trasero que crecieron como nunca de un momento a otro. Finalmente mi pene se encogió hasta desaparecer, dejando una afeitada y rosada hendidura, al mismo tiempo que mis rasgos faciales cambiaban y mi cabello crecía, en cuestión de segundos me había convertido en una chica por culpa de esa maldita tobillera.
Al ver lo mucho que mi cuerpo había cambiado, intenté quitarme la tobillera sin éxito, intenté romperla, jalarla y hasta cortarla, pero esa cosa maldita simplemente no se despegaba de mi, todo parecía inútil, y las cosas se fueron a peor cuando Timothy entró a su apartamento para encontrarme desnuda en un cuerpo bien dotado de mujer.
Todo había sido una trampa orquestada por ese desgraciado, que cansado de mis abusos planeaba vengarse como nunca; compró esta cosa y se encargó de que escuchara todas sus mentiras, para que cuando tratará de robarla me pasara esto, me transformará en una chica que dedica su vida a complacerlo y obedecerlo.
Aún después de caer en su trampa y volverme una chica, pensé que podría controlarlo, pensé que podría ponerme al mando de la situación y obligarlo a volverme a la normalidad de una forma u otra, pero la realidad fue que este chico me dio la cogida de mi vida, algo que nunca pensé vivir ni como hombre ni como mujer, mucho menos a manos de un perdedor que me dejó sin aliento. Yo era el capitán del equipo de futbol americano, era el más fuerte y musculoso de todos, había cogido con todas las porristas, haciendo cosas distintas con cada una hasta quedarme satisfecho, y aún con todo lo que había vivido, fui completamente superado por un idiota que me hizo suya durante horas.
Me obligó a decir su nombre, cuanto disfrutaba el sexo, cuanto lo amaba, cuánto lo quería, probó mi nueva entrepierna en varias posiciones haciéndome correr en cada una de ellas, me cargó, me puso de cabeza en más de una ocasión, jaló mi cabello, de alguna manera que no entiendo me hizo lactar, me hizo usar diversos atuendos, me hizo cabalgar en su verga mientras él disfrutaba de mis pezones, se acabaron los condones y aun así seguimos haciéndolo, aunque él ya me había quitado el permiso de llegar al orgasmo, eso solo volvió más intenso el sexo que terminaba hasta ahora: conmigo totalmente destrozado, con una nalga marcada por completo con su mano y la otra nalga con cosas que no sabía ni entendía, incluso en mi cara dejó otra marca y en mi trasero uno de los tantos dildos que habíamos utilizado; estaba hecha un desastre de pies a cabeza, y no podía evitar sentirme agradecida por todo lo que me hizo Timothy.
Ambos estábamos exhaustos y cuando finalmente parecía que había terminado todo, comenzó a dar estas órdenes a las que me sometería sin rechistar.
Ya me había rendido, aún si fue poco tiempo, ese tiempo fue eterno para mi y bastó para que aceptará todo lo que estaba por venir, fue algo que yo mismo me busque y como castigo estaba aceptando volverme el juguete sexual y personal del pequeño Timothy quien se las arregló para volverse mi dueño.
-Cierto, tampoco puedes decir, pensar o mencionar nada de tu vida pasada, solo importa Sherry a quien le vendría bien un uniforme de porrista de mi escuela. Irás a animarme cada que juegue, ¿cierto?-
-Por supuesto, yo usaré encantada todo lo que me digas-
-Perfecto, ahora si puedes descansar-
Con eso dicho ya no podía pensar ni hablar de eso, solo importaba ver al futuro y la espléndida vida que me esperaba como Sherry, la propiedad de Timothy, la débil propiedad que ya puede descansar y que se quedara dormida apenas tocar la cama. Una vez que despierte, seguiré viviendo esta nueva vida como Sherry que si sigue siendo como hasta ahora, será sensacional.
Créditos a quien correspondan. |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario