jueves, 2 de enero de 2025

Hermana mayor Diane

-Ara ara~ veo que la señorita Diane se ha acostumbrado muy fácil y rápido a esto ¿Cómo te sientes?-
    Me pregunto la maestra Sofía, una mujer en sus 40 años y con un atuendo de gimnasia similar al mío, aunque creo que el mío resulta un poco más apretado o al menos así se ve por los grandes atributos que me dio este cuerpo y que ahora quedaban suspendidos por la postura que tome; extendiendo mi pie y brazos al aire, lo más alto posible manteniendo el equilibrio con la punta de mi otro pie en el suelo.
-A decir verdad me sorprende poder hacer esto, como chico no podría hacer está postura ni mantener el equilibrio-
    Le confesé a la maestra al mantenerme en una posición de gimnasia tan complicada sin perder el equilibrio de mi cuerpo ni la calma y confianza.
-Yo diría que sí puedes hacerlo, pero necesitas mucho esfuerzo y práctica para ser tan flexible. Te hice un pequeño favor y tu cuerpo es tan flexible como el de una bailarina experimentada, aunque claro, a ti te falta ganar esa experiencia. Mantente así un poco más, 30 segundos-
-Sí, de acuerdo-
    Respondí estirando aún más mis extremidades y con la mirada en alto pensando en cuán rápido habían cambiado las cosas.
    Hace unas horas era un chico que solo pasaba por su hermana menor a su clase de gimnasia, pero al llegar a la academia de gimnasia por mi hermana, su maestra me comentó que debían quedarse un poco más de tiempo a practicar debido a una próxima competencia en la que mi hermana y varias de sus compañeras iban a participar.
    A veces pasaba eso, yo no estaba tan al pendiente del horario de mi hermana y solo obedecía lo que decía mamá, por lo que mis opciones eran ir a casa y volver más tarde por mi hermana ó quedarme en la sala de espera el tiempo que fuera necesario para que terminen las lecciones extras de mi hermanita. En está ocasión pensé que podría volver a casa para terminar unos deberes y volver más tarde por mi hermana pequeña. Sin embargo, la maestra Sofía, encargada de enseñar a mi hermana y otras chicas, de forma amable me sugirió que también podía unirme a la práctica extra con ellas para pasar el rato.
-No, es ridículo-
    Le dije de inmediato con una pequeña sonrisa, rechazando por completo hacer algo nuevo que seguramente no era para mí, lo cual fue respondido con amabilidad y curiosidad por parte de la docente.
-¿Eh? ¿La gimnasia no tiene nada de malo aun si eres un chico? Yo no lo llamaría ridículo-
-Perdón, maestra. No lo decía con mala intención. Es solo que no soy tan buen deportista y jamás podría seguirles el ritmo ni a usted ni a las chicas, por no decir que sería vergonzoso usar esos atuendos-
-¿Ara~ ara~? ¿No te gustan los atuendos de gimnasia? Son muy cómodos y ligeros para practicar, insisto en que deberías intentarlo, Dante~ Aunque sea por una vez~
    La hermosa mujer se inclinó un poco sobre mi, dejándome más de cerca sus pechos a lo que desvíe la mirada pensando en cómo rechazar su curiosa propuesta de unirme a la clase de gimnasia.
-No dudo que sean cómodos, maestra Sofía, pero no creo poder hacerlo-
-¿Apostamos~? Estoy segura de que puedes hacerlo, solo tienes que ponerte esto y verás que tienes lugar en mi aula. Estaré ansiosa de recibirte cuando lo hagas~
    Sin darme una oportunidad de responder, la maestra me entregó un leotardo violeta justo como el de ella y el de todas sus alumnas de la academia de gimnasia. En cuanto me lo entregó, señaló un vestidor donde cambiarme y con una linda e intrigante sonrisa se alejó para volver a la lección de sus alumnas.
    En el momento de que la maestra Sofía se alejó, pensé que era buena oportunidad de guardar el leotardo o dejarlo en algún sitio para irme a casa y volver más tarde a por mi hermana. Sin embargo, una emoción creció en mi, tenía más curiosidad a cada segundo, sus palabras eran difíciles de ignorar, la textura del traje sobre mi mano y muchas ideas sobre pasar más tiempo con esa hermosa maestra, cada vez era más mi curiosidad, y aunque sentía mucha vergüenza de solo pensarlo, al final terminé por rendirme a esos deseos, yendo hacía el vestidor que me señaló para cambiarme el atuendo. 
    Revisé varias veces los pasillos para confirmar que no había nadie más ni que nadie me estaba mirando, y después de asegurarme que no había nadie en aquel vestidor individual, aprovechando que todas estaban concentradas en la clase, yo me metí al probador para cambiarme mi ropa de chico por aquel atuendo violeta y femenino ideal para practicar gimnasia.
    Comencé vistiéndome con unas medias que para mi sorpresa se ajustaron a la perfección a mi cuerpo al ponérmelas, la sensación de usar medias de chica era raro, eran muy suaves y livianas, pero seguía siendo ropa de mujer que hasta ese momento no había utilizado. 
    Después de las medias venía lo más complicado, ponerme el leotardo morado que de solo mirarlo sabía que iba ser apretado, a pesar de sentirse muy suave y ligero, el material era similar al látex o a la licra, por lo que tenía más que seguro que todo eso se ajustaría mucho contra mi cuerpo. Y aún con esa humillante idea en mente, no me detuve de quitarme mi ropa normal para empezar a vestirme con ese atuendo de mujer, deslizándolo por mis piernas hasta llegar a mi cintura, metiendo mis brazos por los respectivos espacios, y ajustando lo más posible tirantes del atuendo para que se quedaran firmes en mi cuerpo.
    Tal como anticipaba, el traje era muy apretado, se me ajustaba de una forma que era nueva para mí; era extraño sentir el encaje en mi espalda, la tela contra mi pecho era un poco incómoda, pero no tan incómoda o invasiva como lo era la parte del traje que se hundía en mi entrepierna y en mi trasero. 
    Al ponerme el leotardo y bajar la mirada me sonroje todavía más, negándome a ver mi reflejo en el espejo del probador y descubrir realmente lo mal que se me podía ver un traje como estos en mi cuerpo de chico. Me sentí como un pervertido al ponerme ropa de mujer que quizás era ropa de la maestra o de alguna alumna, algo que hasta ese momento no me había detenido a pensar. Fue "divertido" fantasear sobre muchas cosas al ponerme el atuendo, pero ahora que lo estaba utilizando, la aplastante realidad me avergonzaba y humillaba como nunca antes había experimentado.
-No puedo creer que de verdad me haya puesto esto... ¿Qué tal si ni siquiera es de la maestra? Q-quiero decir, no lo utilice porque fuera de ella... es solo que... que... ¿Qué le pasa a mi voz?... Esa voz... ¿Es mi voz?-
    Mientras la realidad me golpeaba al estar vestido de mujer y me preocupaba más y más por las acciones que tomé, me di cuenta de algo tan raro como sorprendente, y es que mi voz poco a poco se fue transformando en algo diferente, pasando de ser una nerviosa voz de un adolescente avergonzando, a la dulce y suave voz de una chica que se sentía sorprendida de escucharse a si misma.
    Todavía no comprendía lo que estaba pasando con mi voz, cuando me di cuenta de que mi cabello comenzó a crecer, volviéndose en largos mechones suaves y oscuros que cubrían mi cara y llegaban hasta la mitad de mi espalda. Al mismo tiempo que mi cabello crecía, sentía mi cara rara, como si alguien me diera un masaje por todo el rostro y al mirarme en el espejo del probador, pude ver como mi rostro se transformaba en uno más femenino y con un toque elegante que me recordaba mucho a la maestra de mi hermana.
    En cuanto mi rostro terminó de volverse el de una chica, mi cara se volvió a teñir de roja al ver y sentir como mis pechos se inflaban, apretando cada vez más en mi leotardo debido al enorme tamaño que habían adquirido, pasando del pecho plano y humilde de un chico poco atlético a un par de pechos de buen tamaño dignos de una hermosa mujer. 
    Por un segundo pensé en tocar mis pechos nuevos, solo para comprobar que eran reales y lo que me estaba pasando de verdad estaba sucediendo, quería comprobar que no me estaba volviendo loco, y al final si que pude comprobarlo, solo que no de la manera que hubiera querido.
    Antes de poder tocar mis pechos, sentí como mi estatura disminuía un poco y como mis caderas cambiaban, tomaron una figura mucho más femenina que al mismo tiempo que me hacía ver más delgada, también hacía lucir aún más mis piernas y trasero que también estaban cambiando. Todo mi cuerpo se tensó al sentir como mi trasero crecía y en consecuencia, el traje de gimnasia se me metía justo por donde no debería. No fue mi momento de mayor orgullo, pero tiré de esa parte del traje para acomodarlo, algo que funcionó un poco ya que mi trasero estaba más cómodo pero seguía siendo viéndose enorme con el ajustado leotardo.
    Mientras intentaba acostumbrarme al reflejo femenino de mi cuerpo y lo ajustado que estaba el leotardo, mis muslos crecieron otro poco, haciendo que las medias se reajustaran con firmeza a mis nuevos y carnosos muslos.
    Cuando la transformación se completo, no pude hacer nada más que contemplar en el reflejo del espejo mi aspecto feminizado, el cual era una mezcla de los rasgos de mi madre cuando era joven y de varios lindos detalles de la maestra Sofía, me veía como una versión más joven de ellas dos, y aunque la realidad estaba frente a mi y podía tocarla, aún me costaba creer como es que todo esto me sucedió.
-¿En serio... Soy yo?
-Por supuesto~ te volviste una hermosa chica ¿No es así? Ahora no tendrás problemas en unirte a mi lección~
    De un sobresalto miré hacía la puerta del probador que fue abierto por la maestra Sofía, quien sonreía con orgullo al verme y dejarme en claro que ella sabía algo sobre mi "repentino" cambio físico.
-No te preocupes, Dante~ Tu lindura es sólo temporal~ una vez te quites el leotardo volverás a la normalidad. Te recomiendo tengas tu ropa a la mano, sería toda una tragedia que descubran este secreto al verte con el traje-
-¿Secreto?-
-Sí~ No creo que te gustaría explicar esto a tu hermana, ¿Verdad~? No creo que sea muy bien visto que un chico se ponga un atuendo tan parecido al de su hermana menor~ Incluso con las libertades actuales, sería un poco raro, ¿No lo crees~?
    No tenía respuesta para eso, puesto que la maestra tenía razón; aunque era curiosidad, hice mal al ponerme este atuendo en la academia de mi hermanita, quedaría como un pervertido o un loco si alguien me descubría, por lo que no tenía armas para contraatacar en está situación. En especial al seguir con ese aspecto de mujer.
-Así que, Dante. Ya que mi traje te convirtió en una hermosa señorita, ¿Por que no te unes a la clase~? Falta poco para terminar, y ni tú género ni tú físico deberían ser un problema ahora. Confía en mi~ con ese traje serás capaz de seguirnos el ritmo~
-Es que yo....-
-Ara~ Ara~ Que terca eres, Diane~ Ya te pusiste el traje así que es claro que querías hacerlo~ ¿Por que no dejas de resistirte y disfrutar del rato con el resto de las chicas~?
    La maestra sonreía victoriosa al saber que me había atrapado, y negándose a dejarme escapar, ella se acercó para atar mi cabello en un par de coletas mientras me explicaba su punto de vista y su motivación para cambiarme mi cuerpo.
-Verás, Diane~ Yo creo que no tiene nada de malo practicar gimnasia, es para chicos y chicas tal como cualquier otra actividad o deporte. Aunque claro, los jóvenes son muy tercos y penosos para entenderlo~ Por lo que está es mi forma de dar ayuda~ Este traje fue una gran adquisición que como puedes notar vuelven a un chico en chica, así que puedes unirte sin vergüenza alguna a la clase. De hecho por lo alta que eres ahora y la linda y elegante cara que tienes estoy segura que las más pequeñas de la clase te seguirán el paso~ Al menos lo intentarán~
-...Pero-
-Sin peros jovencita~ Yo hice lo que creí correcto, nadie te obligó a usar el traje ni nadie te está deteniendo. Si de verdad quieres puedes quitarte el traje y haremos como que esto nunca pasó, pero si tienes curiosidad, lo mejor será no perder más tiempo y que te unas a la lección~ Una vez más, la última palabra es tuya~
    Tan pronto como Sofía entró al probador para verme y arreglar el cabello, ella sonrió y salió, cerrando la puerta tras de si para darme un poco más de tiempo y pensará mi decisión al mirarme en el espejo.
    Al ver mi reflejo pensaba que yo de verdad me veía como una chica linda y elegante, además que esa "curiosidad" que sentía no había desaparecido. La vergüenza tampoco se había ido, pero tal como antes de probarme el traje, incluso con vergüenza, la "curiosidad" se sobreponía en mi, y al darme cuenta de esos sentimientos la respuesta se había vuelto bastante obvia.
    Después de unos minutos salí del probador, camine lentamente al salón de práctica y la maestra Sofía presentó a su "alumna estrella" Diane ante todas las otras alumnas asombradas por mi presencia. Era raro pero lindo ser el centro de atención, recibí muchos cumplidos por mi belleza y casi de inmediato todas las estudiantes comenzaron a llamarme "Señorita Diane" y a tratarme con respeto como si fuera una segunda maestra o alguien admirable.
    Sentirme tan incluida y valorada me ayudó a relajarme un poco, y con la tutela de la maestra Sofía en pocos minutos terminé uniéndome de lleno en la práctica con las verdaderas alumnas quienes seguían mi ejemplo y trataban de imitar las posturas que yo hacía bajo las instrucciones de la maestra.
-Por último, la señorita Diane pondrá el ejemplo de como hacer un split~ Vamos, no sea modesta, sé que puede hacerlo, señorita~
    Aunque inicie la clase como una alumna más en el grupo, mi habilidad y aspecto "prestados" por el atuendo de la maestra me hicieron destacar, haciendo así que la maestra Sofía me utilizará como un ejemplo a seguir para el resto de chicas de la clase. Pensé que sería difícil, pero tal como la maestra explicó, mi cuerpo tenía todas las habilidades necesarias para cumplir las altas exigencias de la clase, por lo que solo necesitaba de las instrucciones correctas para que mi cuerpo actuará en consecuencia. De esa manera, algo tan imposible para muchos como lo es hacer un split, pude hacerlo en cuestión de segundos con la guía de mi maestra.
-Cielos, debemos esforzarnos un montón si queremos ser como la señorita Diane-
-No seas tonta, Eliza. La señorita Diane debe ser de otra liga, ella es mucho mejor que nosotras-
-Es alta, hermosa y muy buena, seguramente ha ganado muchas competencias ¿No es así, señorita Diane?-
    Aún sorprendida por poder hacer un split y manteniendo esa compleja posición, pude escuchar como algunas de las estudiantes más pequeñas hablaban sobre mi y se acercaban para conocer más sobre mis logros como atleta. Miré a la maestra Sofía para buscar ayuda pero ella solo sonrió y levantó el pulgar, lo cual me hizo saber que yo estaba por mi cuenta.
-En realidad, señoritas. Es mi primera vez haciendo esto... tuve curiosidad de practicar gimnasia durante mucho tiempo, pero me daba vergüenza intentarlo. No obstante, la maestra Sofía me motivo a intentarlo, y me siento feliz de haberlo hecho-
    Al escuchar mis palabras las alumnas pequeñas y no tan pequeñas reaccionaron de inmediato, cada una de forma diferente e intensa sobre mi confesión.
-¡Imposible!, ¡Es imposible que sea tan buena si nunca antes lo había intentado!-
-Eliza tonta, ¿Estas sugiriendo que la señorita Diane nos miente? Ella no haría eso-
-Cristie, no quise decir eso... solo que es muy asombrosa-
-Debe ser una genio o algo así, incluso yo tengo problemas para seguirle el ritmo-
-No te pongas triste, Marie. Tú también eres asombrosa-
    En un abrir y cerrar de ojos las alumnas más pequeñas hablaban sobre mi, incluso algunas estudiantes adolescentes suspiraban al darse cuenta de la diferencia de nivel entre "nosotras" y lejos de intentar controlar la situación, la maestra Sofía sonreía y disfrutaba de todo lo que había provocado mi presencia en su clase.
-Disculpe... disculpe, señorita Diane-
    Entre todo el alboroto, una pequeña mano se levantó. La pequeña bailarina de forma educada llamó mi atención para hablarme mientras se me acercaba.
-Señorita Diane, ¿Usted se quedará con nosotras en la clase?-
    Aquella bailarina pequeña y adorable me lanzó una pregunta difícil de esquivar, la cual aumentó los ánimos entre las estudiantes y que una vez más, lejos de controlar la situación, la maestra Sofía lanzó más leña al fuego.
-Esa es una pregunta muy interesante~ Hasta yo tengo curiosidad de saber su respuesta, señorita Diane~ No solo por mi, tal parece que todas mis alumnas le darán una cálida bienvenida si se decide a seguir con las clases~
    Con una encantadora sonrisa, la maestra Sofía me dejó a mi la última palabra, pero está vez tenía que decidir delante de todas las alumnas, destacando a una muy en especial que parecía ansiosa por saber mi respuesta.
-¡Señorita Diane!, ¡Señorita Diane!, ¿Qué dice?, ¿Usted se quedará en la clase?-
    Muchos murmullos más se extendieron pidiendo que me quedara en las clases de gimnasia, haciendo latir mi corazón como un loco antes de que me pusiera nerviosa y roja, respondiendo de la única forma que podía y quería hacer en esos momentos.
-Por supuesto que me quedaré en la clase, hermanita-
    Le respondí con una pequeña sonrisa a mi hermana menor mientras acariciaba su cabello tal como siempre hacía antes de consentirla. Está vez no fue la excepción.
-¿Hermanita?-
    Al oír la pregunta cargada de confusión por parte de mi hermana menor, casi me golpeó a mi mismo por olvidar que justo ahora no soy su hermano mayor, justo ahora soy una estudiante más que se sintió cómoda al jugar con su cabello y llamar "hermanita" a una de sus compañeras más pequeñas. 
    La maestra Sofía se dio cuenta de mi error e intentó no reírse demasiado, mientras yo me esforzaba por seguir sonriendo y buscaba la mejor excusa para salvar mi fallo.
-Yo lo siento...es una mala costumbre mía de llamar "hermanita" a las niñas más lindas y adorables que conozco, pero te prometo que no volverá a ocurrir, Diana-
-¡No! Por favor llámeme "hermanita" señorita Diane ¿O yo podría llamarla hermana mayor? ¡Sería como una hermana mayor de quien aprender en la clase-
    Por fortuna mi hermana estaba tan emocionada que no se dio cuenta de que la llame por su nombre sin que ella se presentará, y a esa emoción de tener una "hermana mayor" en la clase, se le unieron más niñas que apoyaban su sentir.
-Señorita Diane, ¿Yo puedo llamarla "hermana Diane"?-
-A mi me gusta mas one-san-
-Tú y tus ideas raras, pero si hablamos de cosas raras, ¡Mejor llamarla Diane one-sama!-
    Una vez más, las niñas y no tan niñas hacían un alboroto mientras la profesora me extendía la mano para ayudarme a levantar y dejar la complicada posición de split en la que había estado durante gran parte de la conversación.
-Ara~ Ara~ señoritas~ Muestren sus modales~ la señorita Diane apenas está amando la gimnasia y si son tan groseras la asustarán y se irá~
    El silencio se hizo presente ante tal gentil amenaza de la maestra, incluso parecía que era uno de los peores castigos que pudo poner a toda su tierna clase que no querían perder a su nueva hermana mayor.
-¿Tanto desean que me quede en la clase?-
    Se me escapó preguntar a las chicas, haciendo que todas y cada una de las estudiantes dijera que sí con palabras o moviendo su cabeza.
-Maestra Sofía, si me lo permite, ¿Podría inscribirme a su clase? Me esforzaré un montón y seré un buen ejemplo para mis hermanitas-
    Hice una reverencia ante quien quería que fuera mi nueva maestra, teniendo como respuesta suya un par de palmaditas en mi cabeza.
-Por supuesto~¿Cómo podría negarme a la petición de una adorable alumna?~
    Mi corazón se alegró y una sonrisa se escapó de mis labios mientras las niñas celebraban tener una "hermana mayor", luciendo aún más emocionadas de lo que yo misma me sentía.
-Solo tengo una petición para usted, señorita Diane~ Como hermana mayor de la clase tendrá que ayudarme a limpiar el aula mientras el resto se dirigen a los vestidores, no le tomará más de unos minutos y en cuanto terminé de ayudarme, tendrá el vestidor para usted sola~
    A pesar de su actitud relajada y despreocupada, la maestra Sofía era muy astuta al demostrarme que cuidaría de mi, puesto que su petición de ayudarme a limpiar, no era más que un pretexto o un favor para que las niñas no compartieran vestidor conmigo, y así cuidarlas a ellas y cuidar de mi secreto, nuestro secreto. Después de todo creo que la maestra Sofía sí es un poco maravillosa.
-Por supuesto. Seré un buen ejemplo de hermana mayor y le ayudaré con lo que necesite, maestra-
-Ara~ Ara~ muchas gracias por ayudarme, y lo mejor sería empezar ahora que la clase ha finalizado. Señoritas~ por favor dense prisa en cambiarse mientras su hermana mayor y yo limpiamos ¿De acuerdo~? Y tengan cuidado al volver a casa o esperen tranquilas mientras vienen por ustedes~
    Todas las niñas comenzaron a salir del salón de práctica, dejándonos atrás a la maestra Sofía y a mi para limpiar y contener la risa al oír un poco de la conversación de las estudiantes más pequeñas.
-¿No había llegado por mi hermano mayor?...Estaba segura de haberlo visto antes...-
    Oí pregunta a mi hermana mientras caminaba hacia el vestidor, haciendo que la maestra y yo cruzáramos miradas antes de reír y limpiar, puesto que como la nueva hermana mayor de gimnasia debía dar buen ejemplo en la clase, y como hermano mayor de mi querida hermana también tenía que darme prisa y cuidarla. Así que a partir de ahora pondría mi mejor esfuerzo para cumplir ambos roles que tanto disfrutaba. 
Créditos a quien correspondan.

2 comentarios:

  1. Feliz año espero sigas haciendo contenido así de variado solo que como sugerencia que sea más explícito y si se puede con más imágenes mucha suerte.

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    1. Feliz año, Melissa. Gracias por comentar pero no estoy aceptando peticiones.
      -Nero.

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