Me encontraba caminando de regreso a casa, sola por la avenida, avanzando discretamente pero de la forma más rápida que podía. Algunos de mis vecinos trataban de preguntar como estuvo mi día o sacar un poco de conversación, algo que en otras condiciones no me molesta, pero que hoy no podía hacer, por lo que escapaba de cada una de las pláticas al decir que tenía que llegar a casa para mandar un proyecto escolar o prometer que más tarde los iría a visitar.
Cuando finalmente empezaba a relajarme por estar cerca de mi hogar, todo empeoró, debido a que el ascensor una vez más se averió y significaba que para llegar a mi departamento en el octavo piso tendría que subir las escaleras. Todo esto parecía una mala broma, no me molestaría subir las escaleras en otra ocasión, pero justo ahora era el peor momento que se me podía imaginar, y sin embargo, aún siendo el peor momento tendría que hacerlo.
Cansado, agotado y sin ánimos de hacer nada más, al fin llegaba a mi hogar para sentirme libre tras minutos de dolor y humillación subiendo escaleras en tacones altos y un pequeño problema más que desearía no volver a experimentar.
Cerré la puerta de mi casa y caminé hasta mi habitación, sentándome en la cama y metiendo las manos por debajo de la falda para tomar la tela de mi cintura y deslizar la prenda tan bonita pero incómoda que había tenido que soportar todo el día.
-Al fin...creí que me volvería loca por estas cosas. Estas bragas me encantaron desde que las encontré, pero no imagine que no serían de mi talla, el sostén no me da problemas, pero la parte baja fue de lo peor en todo mi día-
En cuanto me quité las bragas todo mi cuerpo sintió un alivio, las compré porque me parecieron lindas, pero no las había usado antes, y cuando me empezaron a incomodar ya era demasiado tarde como para volver a casa y cambiarme. Todo el día sentí como se metían en mi piel y otros lugares, pero no podía hacer nada más que soportarlo, pues en mis clases era imposible que pasara inadvertida al intentar acomodar las bragas de nuevo.
Puede que desde hace unos meses tenga este cuerpo de mujer pero las tangas no son lo mío y usar estas bragas como si fueran una tanga por todo el día me han confirmado que prefiero ropa interior de niña o de abuela a tener que soportar todo el día una de estas cosas.
-Y pensar que me gustaban las chicas que usaban de estas, ahora las admiro porque yo ni de broma puedo utilizarlas tanto tiempo. No soy toda una mujer después de todo, y después de aguantar eso durante todo el día para no arruinar mi reputación, espero no volver a usar estas lindas cositas nunca. Definitivamente me merezco un descanso después de todo-
Me dije a mi misma cerrando las cortinas para preparar el baño, viendo una vez más las problemáticas bragas que sostenía en una de mis manos.
-Por fortuna, esta no es la prenda capaz de convertirme en mujer para vivir la vida que siempre soñé, seguro que si fueran estas cosas, me pensaría un poco más si vale la pena mi deseo o no-
Intentando ver el lado amable de la situación me reí un poco al imaginar escenarios vergonzosos con todo tipo de ropa, además de agradecer la sencillez de mi prenda secreta capaz de darme el aspecto de una mujer, misma que me ha permitido dar comienzo a una nueva vida lejos de todos los que me conocían para vivir tranquilamente como una estudiante promedio.
-No, aunque fueran muy incomodas seguro que me acostumbro con tal de poder disfrutar esta vida... De cualquier manera, espero que con lavar las bragas se vuelvan un poco más cómodas, me dieron un mal día pero sería un desperdicio tirarlas con lo lindas que son. Si consigo arreglarlas sería lo mejor, si no, más tarde pensaré en su destino-
Con eso en mente, terminé por quitarme el resto de la ropa para meterla a la lavadora, y mientras mi ropa se limpiaba yo podía relajarme un rato a solas con mi verdadero aspecto antes de continuar mi vida como una joven estudiante.
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