-Oh, ya veo. Así que por eso me pediste que me volviera una chica y me pusiera esto-
Decía con una sádica sonrisa al finalmente comprender la situación ante mis ojos, mostrándome con confianza a pesar de todo.
-Veo que tienes buenos gustos, no te fuiste por el traje negro convencional de conejita que toda chica utiliza para Halloween. En su lugar me elegiste un vestido blanco muy corto pero lindo, acompañado de unos tacones blancos y unas orejas de coneja a juego, ¿Vas a querer que salte sobre ti?-
Reí nuevamente al pensar en esa posibilidad que, cuando menos era realista, después de todo mi cuerpo se prestaba y se daba a la lujuria; grandes pechos que ni siquiera llevan sostén, unas piernas largas que modelar con muslos donde se podían hundir los dedos de quien los tocará, con una fina y delgada cinturita que solo me hacía destacar más, por si mi precioso rostro y cabello dorado no fueran suficientes.
-Eso es lo que haremos, ¿No?¿O como prefieres follarme? Al final, puede que me cueste pensar claramente justo ahora pero si me has hecho todo esto, dudo mucho que solo quieras observarme-
A pesar de todo lo que hablaba y decía, inclusive queriendo provocarte con mi cuerpo, no lograba sacarte ni una palabra, algo que me hizo suspirar y recargarme en el asiento.
-¿Me repites que hiciste conmigo? Sé que me hiciste algo, quizás fue en la bebida que tomé o con esa extraña cosa que probé pero en serio no entiendo que fue lo que me hiciste. Antes de darme cuenta ya me había convertido en esta preciosa y obediente mujer, que por alguna razón, está ansiosa de obedecerte-
Lo último que recuerdo es haber llegado a la fiesta, pasar un buen rato, y poco después de molestarte como siempre hacia, todo se puso muy confuso. Por un momento creí que quizás bebí demasiado o algo por el estilo, pero antes de darme cuenta, ya era una bunny girl en toda regla.
Luego de eso todo se puso aún más confuso, no recuerdo en qué momento salí de la fiesta, ni como llegue aquí pero, entre todas mis borrosas memorias siempre estuviste ahí, como si dirigieras todo un plan secreto y bien orquestado mientras la fiesta transcurría.
-Ja. Siempre tuve envidia de ti en ese aspecto, puede que mis bromas y castigos físicos hacia ti fueran originales pero en cuando a creatividad, nada se compara a ti y tus rebuscados planes donde sacas el máximo provecho-
Mire hacia el techo unos momentos, cruzando las piernas tal como hacía siendo chico, y estruje uno de mis pechos teniendo una agradable sensación cada que lo hacía. Estuve haciendo eso hasta que, de reojo, pude ver como me mirabas y tus labios estaban por moverse, momento en que interrumpí con palabras y acciones.
-Lo siento pero te gané, quiero seguir hablando y lo haré hasta que me ordenes que me calle, aunque para que me calle yo misma no hace falta demasiado-
Mi postura había cambiado por completo, nuevamente me enderece en el asiento y presumía mis grandes pechos, que se veían aún más grandes cuando ambos brazos míos los coloque por debajo de mis pechos, no sin antes levantar un poco más mi ya corta falda, juntando mis muslos uno contra otro para destacar aún más mis lindas piernas.
Era una imagen sencilla pero provocativa, perfecta y acorde a mi linda carita con mirada perversa, que se volvía aún más clara al momento de hablar.
-Lo siento pero, ¿Te parece bien si me entregó a ti? Es decir, basta con verme para notar que soy una chica dispuesta a entregarse a ti, genuinamente me has ganado, y llegados a este punto no veo necesidad de oponerme a ti; digo, podría fingir vergüenza y que mi parte masculina busca vengarse pero no, no siento nada de eso, desconozco si es parte de lo que me hiciste para volverme una chica pero ni siquiera me interesa saberlo, solo dejame disfrutar de ser una chica, ¿Sí? Te prometo que si confías en mí y me das la oportunidad, convertirme en una bunny girl habrá sido lo mejor que jamás te haya podido pasar, ¿Qué me dices?-
Sonreía con confianza, poniendo todas mis cartas y jugadas sobre la mesa, declarando como es que me sentía de esta forma.
A juzgar por tu expresión no esperabas este resultado, quizás demasiado bueno para ser cierto, pero lo era, y sólo necesitaba una oportunidad para demostrarlo.
Oportunidad que me fue otorgada cuando te vi hacerme una seña, en búsqueda de que te acompañé a otra habitación.
-Por supuesto, tú conejita va a demostrar todo de lo que ella es capaz-
Con una sonrisa llena de satisfacción y viéndote abrirme la puerta, sabía que lo mejor de esta fiesta de Halloween estaba por comenzar.
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