-Capitana, ¿Esta segura de que sea buena idea? El punto era castigar a todos los chicos y Hajime ya fue convertido en una chica pero ¿No le parece que lo disfruta? Vea cómo está animando-
La líder del equipo de porristas giro la mirada en dirección del campo de entrenamiento vacío, destacando sin problemas una linda y alegre chica rubia, con el cabello atado, grandes senos y un uniforme de porrista que ya no se usaba; de una pieza y en su mayoría de color azul con una parte blanca en los pechos, calcetas azules y grandes pompones amarillos.
-¡L-O-V-E! ¡Haruhi! Otra vez ¡L-O-V-E! ¡Victory!-
Ella jugaba, saltaba y hacía toda una rutina de entrenamiento de las porristas, incluso acababa de inventar una porra para animar a su equipo cuando fueran a jugar, donde movía sus brazos de forma que imitara las letras que deletreaba y terminaba con un enorme salto en el cuál sus bragas rosadas se veían al no llevar nada bajo su atuendo y sus pechos se sacudían de arriba abajo por la falta de un sostén adecuado, ninguna chica pudo prestarle uno por no ser de su talla pero eso no pareció importarle a la chica para estar animando.
-Sí, ella en verdad parece feliz así pero es que usamos otro hechizo en él además del que lo convertía en una chica. Hajime nunca nos tocó pero él directamente era muy grosero, nos llamaba de formas horribles todo el tiempo; chicas exhibicionista, futuras prostitutas, cabezas vacías y muchas cosas más que nunca paraban sin importar que hiciéramos. Así que pensamos en un mejor destino para él y además de usar el hechizo de feminización también le pusimos uno de obediencia, ya sabes, para seguir nuestras ordenes-
-¿Órdenes? ¿De qué tipo?-
-Me alegra que preguntes. Ser tonta y distraída al punto que en todas las materias tenga que estudiar un montón para apenas aprobar, usar ropa muy corta y linda para que tenga descuidos donde muestre un poco más de lo debido a todos, también debe ser una porrista impresionante de ahora en adelante y siempre obedecer a sus superiores en el club de porristas, así que todas podemos darle órdenes que no podrá negarse en cumplir, como ahora que la puse a entrenar un par de horas hasta que aprenda todas las coreografías del equipo. Por cierto ¿Salió todo bien con el otro chico? Creo que separarnos fue una mejor idea para hacer esto más rápido-
-Sí y sí, la primera vez muchas nos quedamos viendo nada más pero ahora que también participamos es muy divertido, yo vine para avisar que todo salió bien pero el resto se quedaron jugando con ella antes de venir ¿Quiere que la lleve?-
-No, estoy muy entretenida viendo y cuidando a Haruhi, sin duda ella será una gran adquisición para el equipo ¿No lo crees?-
De nuevo las dos se quedaron viendo a la chica que entrenaba y se divertía como si no hubiera cansancio o vergüenza en su cuerpo aunque por dentro, en su cabeza era todo lo contrario.
El molesto y grosero chico Hajime se sentía atrapado en tantas formas al no tener control pleno sobre su propio cuerpo el cual odiaba como se veía ahora. No sólo eso, odiaba todo en si: su nuevo aspecto, como se comportaba, como hablaba, como aunque muchas cosas las sabe su cuerpo dice que no lo entiende y que mejor fueran de compras, odia usar ropas tan cortas y que al agacharse o saltar todos puedan ver si trasero o entrepierna pero su cuerpo no deja de hacerlo.
Pero sin duda lo que más odiaba era ser una porrista y obedecer al resto, no podía creer que lo volvieron una mujer con un hechizo pero lo que más trabajo le costaba creer es que tras unas palabras su cuerpo actuaba sólo y ahora no era más que la típica chica rubia, tonta y linda de las películas.
Primero se desnudo delante de todas en los camerinos para ponerse unas bragas que le dieron, no había sostén de su copa así que no podían darle uno, lo que terminaría siendo un castigo extra por la vergüenza y dolor de espalda que luego le dejará.
Luego le entregaron su uniforme de entrenamiento que aceptó feliz y dando saltos para ponérselo sin ningún problema sintiendo una enorme emoción al verse con ese atuendo.
Por último le acomodarían su cabello con una diadema y con una trenza en la parte de atrás para no tener problemas al ver por todos sus movimientos o acrobacias que haga en las rutinas de porrista.
Una vez que estuvo bien vestida las chicas le entregaron sus pompones amarillos y la mandaron a entrenar, cosa que hizo y hace con total alegría hasta ahora, después de todo lo ama y es una orden.
Todo lo que Hajime criticaba, se quejaba y odiaba del club de porristas pues ahora lo seria como Haruhi, quien era todo lo que él odiaba y mucho más así que mejor irse acostumbrando a su nueva vida como una porristas porque no había vuelta atrás en su castigo.
uffff genial, me encantan un buen tus historias de feminización le das ese sabor a la imaginación. Gracias sigue asi.
ResponderBorrarEs raro y lindo que me den las gracias pero me gusta, intentaré seguir trayendo este tipo de historias y espero sean de su agrado.
BorrarBuena historia
ResponderBorrarMuchas gracias, seguiré esforzándome.
BorrarMuy interesante, un verdadero castigo aunque por fuera no lo parezca
ResponderBorrarGracias y solo por fuera, por dentro siempre tendrá presente su castigo.
BorrarMe encanta tu contenido pero por alguna razón blogger no me notifica que subes cosas jajah aun asi esta genial
ResponderBorrarHacía mucho, demasiado, que no recibía un cumplido. Muchas gracias, de verdad. Me parece que blogger ha cambiado mucho durante mi ausencia y aún tengo que mover algunas cosas pero si quiere seguir viendo mi contenido, le recomiendo visitar nuestra página con regularidad.
Borrar-Nero.