-Vaya, que hermoso ser ¿Por qué no intente hacer esto desde hace mucho? Cierto, porque no creía que funcionará-
Nicolás era un joven escéptico de muchas cosas como cualquier otro, sin embargo hace poco apareció un rumor en su escuela sobre un ritual para cambiar de cuerpos con otra persona el cual tenía en furor a todos los estudiantes y hasta a algunos profesores.
En la escuela oía muchos de esos rumores, sobre que era verdad o que sólo era mentira, lo típico en una situación así pero cansado de toda la incertidumbre, el joven hizo por cuenta propia el ritual. Estaba más inclinado a que no sucedería nada pero sin hacerlo no podría estar tan tranquilo de ello.
Con tanto tiempo oyendo rumores sabía los pasos del ritual de memoria, tenía que hacer un par de cosas por aquí y por allá, recitar unas palabras y esperar a que funcionará en las próximas 24 horas por lo que en cuanto terminó su ritual se fue a su hogar para descansar con la expectativa de que algo bueno pasara.
Sin embargo, apenas llegar a su casa se sintió muy cansado, tambaleándose para llegar hasta el sofá, donde finalmente perdió la consciencia.
Al despertar tenía frío en todo el cuerpo y sentía como solo una pequeña tela tapaba ciertas partes que antes no tenía, esa sensación le hizo abrir los ojos y darse cuenta del tremendo tamaño de sus pechos.
De inmediato se puso de pie para verse, viendo rebotar sus pechos al no tener puesto un sostén y también intentar mantener el equilibrio por su nuevo centro de gravedad.
Era una locura, tenía el cuerpo que jamás en su vida pensó ver tan de cerca, sus pechos eran enormes, con una cintura de envidia que terminaba en sus sexys caderas que conducían a sus delgadas y suaves piernas, cubriendo su intimidad con unas braguitas blancas y llevando en el resto de su cuerpo una especie de bata con la tela delgada semi transparente que se usaba en los baby dolls, simplemente no podía creerlo pero para su deleite era verdad.
-Es...increible, no solo soy una chica, soy demasiado hermosa, tengo la figura de una Diosa y no la quiero desaprovechar-
Relamía sus suaves y delicados labios al pensar en las posibilidades, ahora que se aseguró que el ritual fuera verdadero le tocaba explorar a fondo su cuerpo, cualquiera quisiera hacerlo pero sólo el tenía la oportunidad de disfrutarlo, todo lo que fuera necesario para eliminar cualquier rastro de escepticismos que al joven le pudiera quedar sobre su nuevo ser el cual ni de loco dejaría, una vez que conociera por completo su cuerpo se haría una nueva identidad digna de su hermoso cuerpo.
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