jueves, 12 de septiembre de 2024

El secreto de los mejores amigos

-Disculpa la espera, Zack, ¿Esperaste mucho por mi?-
    Preguntaba con una hermosa sonrisa en el rostro una chica de cabello castaño y grandes ojos azules que daba pequeños y acelerados pasos para acercarse a su novio, un joven de cabello oscuro que no pudo esperar hasta que su novia llegará a él, acercándose mutuamente en cuanto escuchó la voz de su novia.
-Para nada, apenas había llegado, ¿Qué tal tus clases?, ¿Todo bien?-
-Por supuesto, la profesora nos dijo que disfrutemos el fin de semana así que no dejó nada de deberes-
-Que envidia, ojala mi profesor fuera así con nosotros. Yo sí tengo tareas, pero puedo acabarlas mañana, por hoy mi única tarea es hacerte feliz-
    Ante esa cursi declaración del chico, la joven de cabello castaño se sonrojó por completo, dando un pequeño beso en la mejilla de su novio como recompensa por lo atento y lindo que él siempre es con ella, algo que no hizo más que mejorar desde el pequeño cambio secreto que hubo en esta pareja.
    Antes de que Andrea y Zack fueran pareja, los chicos eran mejores amigos de la infancia; sus casas estaban una a lado de la otra, compartieron salón de clases desde el preescolar, jugaban juntos todas las tardes o días libres, y hasta las madres de los chicos junto a gran parte del vecindario, pensaban que una vez que los niños dejaran de ser niños, podrían ser algo más y tener una linda relación.
    Por desgracia, ese futuro de los chicos se vio opacado cuando Zack tuvo que mudarse con su familia durante años por una mejor oportunidad laboral de su padre; el joven se negaba a marcharse, él no quería dejar la vida que conocía y mucho menos le hacía ilusión alejarse de su mejor amiga, pero sin importar todas sus protestas, el chico no tuvo más remedio que despedirse de su querida amiga Andrea por un tiempo indefinido, haciendo la promesa que tarde o temprano volvería a verla y le contaría un secreto. Tal como sucedía con Zack, Andrea estaba muy triste de su despedida, pero con una gran sonrisa forzada despidió a su mejor amigo, prometiendo que ella también le contaría un enorme secreto una vez que Zack volviera a la ciudad.
    5 años habían pasado distanciados el uno del otro, teniendo que seguir con su vida sin alguien que formó una parte muy importante de la misma, los chicos de 11 años se vieron obligados a crecer, aprender y madurar sin alguien muy valioso en sus vidas, recorriendo caminos separados hasta el día en que Zack regresó a la ciudad tal como prometió.
    En la mente del chico, era muy claro lo que tenía que hacer y apenas llegar a la ciudad tocaría a la puerta de su mejor amiga para decirle que regresó y revelarle su secreto. Sin embargo, en cuanto el chico llegó a la puerta de Andrea, dudó... Zack pensó que apenas habían hablado en los últimos 5 años, que Andrea tal como él tuvo que seguir con su vida, y que quizás hasta ella se había olvidado de su promesa, por lo que lejos de ser un reencuentro encantador con su mejor amiga, el miedo se apodero de Zack cuando imaginó que Andrea no lo reconociera y peor aún, que ella no recordará su promesa.
    Con mucho miedo de enfrentar a la realidad, Zack se retractó, yéndose de la casa de su amiga antes de llamar a la puerta, dejando al destino o a la suerte si el camino de ambos se volverían a cruzar una vez más para contarle su secreto y escuchar el secreto de Andrea.
    En esa misma noche donde el joven de cabello oscuro titubeó acerca de su decisión, el destino en el que él tanto confiaba sería el encargado de darle la motivación que le hacía falta cuando una extraña neblina morada rodeó por completo al joven que dormía inquietamente en su cama, y que solo hasta la mañana siguiente, descubriría los efectos de esa neblina que no dejó ningún rastro tras de si.
    Para cuando Zack despertó, lo hizo en una habitación llena de peluches y pintura rosa en las paredes, con un largo cabello castaño que caía sobre su rostro, vistiendo una femenina pijama rosada que sin importar lo holgada de la misma, dejaba entre ver algunos de los atributos del cuerpo desconocido donde Zack se encontraba.
    El cuerpo era diferente, y la habitación también, pero además de sentirse avergonzado, Zack también se sentía extrañamente nostálgico en ese cuerpo, que una vez miró frente al espejo, supo de inmediato el motivo de esa sensación.
    Su cabello era mucho más largo que la última vez, aún tenía rasgos infantiles en su cara pero otros se habían vuelto más agudos o sutiles para darle una belleza distinta, también era más alta de lo que recordaba, y definitivamente se notaba la pubertad en ella debido a los cambios más vergonzosos de mirar en el resto de su cuerpo. Esa extraña vergüenza y sensación de familiaridad que tenía Zack en el cuerpo no era solo su imaginación, ya que aún después de tantos años, era imposible para el chico no reconocer a su mejor amiga.
    Cada vez que Zack veía sus hermosos ojos azules estaba más y más seguro, ahora él estaba en el cuerpo de Andrea. No entendía porque estaba en su cuerpo, pero en definitiva estaba en el cuerpo de Andrea, algo que confirmó la madre de la chica cuando le gritaba que se diera prisa para no llegar tarde el primer día de clases.
    Una vez en la escuela, "Andrea" descubrió que su nuevo compañero de clases era Zack; el chico podía ver frente a él a su propio cuerpo moverse, actuar y hablar tal como él lo haría, tomando por sorpresa a la chica cuando Zack se acercó para saludarla y decirle que estaba de vuelta en la ciudad. El antiguo chico no estaba muy seguro de como se sentía, lo único que pensaba era que si su propio cuerpo de chico seguía comportándose como Zack, para buena o mala suerte, Andrea debería seguir comportándose como Andrea, por lo que él hizo su mejor esfuerzo en adecuar una actitud tímida y femenina en base a los recuerdos que tenía de su vieja mejor amiga.
    Desde entonces Zack no hizo más que aceptar ese nuevo lugar suyo como una chica; recordando todo lo que sabía de su amiga, al mismo tiempo que aprendía cosas nuevas de ella que se había perdido en los últimos cinco años; para Zack resultaba muy extraño, pues a pesar de conocer durante muchos años a Andrea, ahora que él estaba en los tacones de la chica, era como conocer a una persona completamente distinta a su amiga de la infancia; gustos, disgustos, experiencias, metas, todo lo que creía conocer de Andrea había cambiado con los años, y aunque hacía su mejor esfuerzo en ser tal como era Andrea, el chico puso un poco de sus propios deseos y sentimientos ahora que él era el dueño del cuerpo de Andrea.
    De esa manera pasaron los meses donde Zack dejó de buscar como volver a su cuerpo, aceptando de forma silenciosa su nueva vida como una chica, como su querida amiga de la infancia y volviéndose una Andrea renovada y enamorada por la compañía de su amado caballero de cabello oscuro.
    Zack no solo tuvo que adaptarse a vivir como Andrea, también tuvo que lidiar con los complicados sentimientos que resguardaba su antiguo cuerpo por ella. El secreto que por tanto tiempo guardó Zack, era que estaba enamorado de su mejor amiga Andrea, guardando esos sentimientos hasta que pudieran estar juntos, pero desperdiciando su oportunidad al acobardarse frente a la puerta de la chica para luego quedar atrapado viviendo la vida de la misma.
    El joven enamorado nunca pudo decir sus sentimientos como chico, a diferencia de su antiguo cuerpo que al terminar el primer día de clases, confesó todos sus sentimientos a la nueva Andrea que simplemente no pudo rechazarlo.
    Si Zack pudo aceptar su nueva vida como Andrea, fue gracias a su antiguo cuerpo, quien la amaba, la cuidaba y la hacía esforzarse todo el tiempo por ser una chica digna de estar a su lado, ella quería ser una buena novia para él, y la única forma para conseguirlo, era aceptando su nuevo cuerpo.
    Andrea y Zack comenzaron a salir a las pocas semanas de iniciar el año escolar, conociéndose mutuamente una vez más, pero ya no como inocentes amigos de la infancia, si no que ahora se conocerían como un par de jóvenes enamorados en su primer relación.
-¿Quieres ir por un helado?, ¡Te compraré el tamaño que quieras!, ¿O prefieres una malteada?-
    Preguntaba con un tono amoroso Zack, entrelazando una de sus manos con una de las manos de Andrea, quien con un leve sonrojo en su rostro y una enorme sonrisa asintió.
-¿Qué tal si compartimos un helado? Además, mamá quiere saber si te gustaría cenar con nosotras el fin de semanas, hará tu favorito, ¿Qué piensas?-
-Suena maravilloso, eso me motiva aún más a terminar mis deberes cuanto antes para pasar más tiempo contigo, Andrea-
-Te quiero mucho, Zack-
    Hablándose de una forma llena de cariños y amor correspondido, la linda pareja caminaba de la mano, disfrutando de la relación con la que siempre soñaron y que estaban viviendo de una manera un poco diferente a la que imaginaron. Después de todo, no solo Zack cambió de cuerpos y aceptó su nueva vida, lo mismo sucedió con Andrea.
    En ese día donde el antiguo chico se acobardó de decir sus sentimientos, lo mismo sucedió con Andrea, que se quedó oculta tras la puerta de su hogar, limitándose a observar que hacía su amigo de la infancia y no teniendo el valor necesario de compartir su secreto tal como sucedía con el chico.
    El secreto que Zack guardaba era que estaba enamorado de Andrea, y el secreto de Andrea es que quería ser la novia de Zack una vez que volviera a la ciudad. Cuando ambos chicos dudaron en decir esos sentimientos, una pequeña ayuda externa les dio el empujón que necesitaban para que sus caminos se unieran tal como siempre habían soñado.
    De esa manera Zack terminó en el cuerpo de Andrea, donde se juró nunca volver a dudar del amor que sentía, al mismo tiempo que Andrea en el cuerpo de Zack se prometió a si misma ser una persona más segura de lo que sentía, rechazando por completo la idea de perder al amor de su vida.
    Ahora Andrea y Zack son una feliz y melosa pareja, pasando todo el tiempo posible juntos, recordándose cuanto se aman cada que tienen ocasión, y revelando su secreto mutuo del amor que sentían el uno por el otro desde que eran amigos de la infancia. 
    Sin embargo, ambos tienen un secreto más que en algún momento van a revelar, y lo más seguro es que cuando ambos descubran que han intercambiado de cuerpos y vivido la vida de su pareja sin decir nada, ambos se echen a reír tal como hacían de niños, y sus sentimientos de amor mutuo y correspondido se volverán más fuertes que nunca, al saber por completo y con lujo de detalle, cada pequeño secreto y cosa importante del amor de su vida del que nunca más se volverán a separar.

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