Cuando mi hermana enfermó gravemente y me pidió que tomara su lugar dando clases en su universidad me pareció una locura, sobre todo la parte donde yo me convertiría en ella usando una especie de pendientes que al ponerme cambiarían mi sexo y me transformarían en una copia idéntica de ella. En el momento que ella me dijo su idea no creí en absoluto en ella, parecía una tontería, no había forma de que eso fuera posible, pero después de mirarme al espejo tras ponerme los pendientes, no había parte de mi cuerpo que no fuera completamente idéntico al cuerpo de mi hermana; ahora tenía el mismo largo cabello negro azabache, con las mismas facciones que ella, igualando su altura y hasta me pude percatar que tengo el mismo lunar que ella tiene en el trasero; me veía como una copia viviente de mi hermana, por no mencionar que también tenía muchas de sus habilidades; caminar en tacones, maquillarme y sus dotes como maestra eran algunas de las cosas que noté al poco tiempo de haberme convertido de pies a cabeza en mi hermana.
A pesar de todos estos asombrosos beneficios, había una extraña sensación en mi cuerpo, como si hubiera algo malo o no me diera cuenta de algo importante después de convertirme en mi hermana. Sin embargo, pensé que solo eran imaginaciones mías que no podía controlar, y que lo mejor en ese caso sería ignorar esos pensamientos para no afectar mi "trabajo" como maestra en la universidad.
Así que una vez acepté que los pendientes me transformaron en una copia idéntica de mi hermana, me puse la ropa que ella eligió; ropa interior sencilla pero vergonzosas, pantimedias negras, una falda ajustada y un saco del mismo color, junto con una blusa blanca, tacones oscuros y un repuesto de sus anteojos que ahora necesito para ver a la perfección. Incluso una desventaja como la mala visión de mi hermana fue copiada por los pendientes, y en consecuencia debía usar los lentes con la misma graduación que utiliza mi hermana.
Después de vestirme y tener el visto bueno de mi hermana con mi apariencia, estaba listo para ir a la escuela e impartir las clases del día, notando una vez más lo natural que parecía todo esto para mí. Aunque al entrar a la universidad me sentí nervioso de que alguien descubriera que soy un impostor, eso nunca sucedió, pasando inadvertida por muchos estudiantes y recibiendo saludos de mis alumnos y otros profesores mientras caminaba hacía mi salón de clases. Mi cuerpo actuaba natural, casi por si solo, así que todo lo que tuve que hacer yo era seguir la corriente lo mejor posible para dar clases a unos jóvenes universitarios que son mucho más tranquilos de lo que podía haber imaginado, la mayoría prestaba atención a la clase y aunque podía escuchar a algunos hablar entre ellos o hablar sobre mí, preferí dejarlo pasar para evitar algún escándalo durante la lección.
No es que me hiciera feliz, pero sé lo bella que es mi hermana y no me sorprendió que algunos de sus estudiantes murmuraran sobre ella y como desearían tener una oportunidad con ella. Sin embargo, lo que realmente me sorprendió es que estas intenciones no venían solo de los estudiantes masculinos, también había una joven en los primeros lugares del salón de clases quien en silencio no paraba de mirarme, en más de un momento parecía que estaba fantaseando y su mirada no era tan discreta como ella imaginaba, cada que yo me daba la espalda para escribir algo o pasaba de un lado a otro en el salón, podía sentir su intensa mirada sobre mi hasta volver a girar, momento donde ella se agachaba y fingía escribir algo en su libreta.
Sabía que no debía hacer una escena, no tenía que montar un escandalo ni avergonzarla frente a la clase, pero a pesar de todos esos pensamientos, no me pude resistir a pedirle un momento a solas cuando terminó la última clase.
-Señorita Aiko Haruki-san ¿Podría explicarme a qué se debe su atención en mí, señorita? Si tiene un consejo para que pueda mejorar mi clase mejore estoy dispuesta a escucharlo. En especial si su consejo evita que este tan distraída como hoy lo estuvo usted durante todo el día-
Mis palabras firmes pero amables sonaban como un sermón típico de mi hermana, cruzándome de brazos a una corta distancia de la estudiante que parecía cada vez más nerviosa y sonrojada por mi sola presencia.
-Lo siento mucho, Akeno-sensei. Tal vez estaba un poco distraída, pero intentaba prestar atención a la clase-
Al escuchar esas palabras negué con la cabeza, viendo por completo a través de la mentira de ella y llamando de forma cuidadosa su atención una vez más.
-Disculpe, señorita. Considero que usted no estaba prestando atención a mi clase, me estaba prestando atención a mí, ¿Estoy en lo cierto?-
Cuando dije esa pregunta, Aiko se sonrojó todavía más, agachando la cabeza y evadiendo mi mirada como si su vida dependiera de ello.
-De verdad lo siento, Akeno-sensei...¿Es que que?-
Su voz temblaba, sujetaba sus manos como si estuviera rezando y evitaba aún más hacer un contacto visual. La chica se veía linda, pero sin duda se veía muy avergonzada, mucho más de lo que podía esperar, pensé que solo estaba nerviosa como cualquier alumno con temor a ser reprendido por su maestro, pero la reacción de Aiko era difícil de ignorar, parecía que saldría corriendo o se pondría a llorar en cualquier momento lo cual me preocupó.
-Esta bien, Haruki-san. No estoy molesta con usted, solo intente prestar más atención en la próxima clase, ¿de acuerdo? Es todo lo que quería decir, ya se puede retirar-
Solo quería saber que sucedía con ella, no quería hacerla pasar un mal rato y mucho menos meter en problemas a mi hermana con una de sus alumnas. Lo mejor que pude pensar fue en una retirada para evadir el conflicto y ahora sí hacer como si nada hubiera pasado, yo estaba lista para retirarme, dándole la espalda a la chica para salir del salón de clases, cuando un fuerte agarre en mi muñeca me detuvo y me hizo girar para ver la cara de la estudiante.
-¡Lo siento mucho, maestra Akeno! Y-yo... y-yo no puedo dejar de prestarle atención a usted, p-porque... p-porque... ¡porque yo estoy enamorada de usted, Akeno-sensei!-
El cambio tan repentino en la chica me dejó sin palabras, hasta hace unos momentos parecía al borde de las lágrimas, tan pequeña e indefensa como una niña pequeña. Y a pesar de eso, ahora estaba de pie, sujetando mi mano y mirándome a la cara mientras se confesaba a mi, o mejor dicho, se confesaba a mi hermana.
¿Cómo había pasado esto? Mi hermana es una persona muy seria y profesional, ella nunca intentaría algo con uno de sus estudiantes, incluso si ellos coqueteaban o se confesaban, ella rechazaría a cada chico en su camino, mi hermana nunca ha tenido problemas en rechazar los sentimientos de los hombre... oh, ya veo. Eso tiene sentido.
Mientras yo procesaba el descubrimiento que acaba de hacer sobre mi hermana, mi cuerpo ya había tomado la iniciativa, tomando por sorpresa a la estudiante y a mi que no podía controlar del todo mi cuerpo transformado.
Mi cuerpo puso una sonrisa, acarició la mejilla de la estudiante y de forma cuidadosa pero dominante la arrastró de vuelto a su asiento de clases en frente del resto del salón. La joven parecía muy sorprendida y no sé resistían a nada de lo que estaba sucediendo, mientras que yo estaba más que sorprendido pero no podía hacer algo para detener a mi cuerpo, pues tal como había estado sucediendo durante gran parte del día, mi cuerpo se movía de una forma tan natural e instintiva, que intentar hacer algo diferente era completamente rechazado por mi cuerpo, dejándome atrapado como un espectador de lo que estaba sucediendo.
-Akeno-sensei que esta-
-No digas ni una palabra, señorita Aiko, ¿Entendido? No interrumpas a tu maestra cuando está dando clases-
La muchacha detuvo por completo sus palabras ante la forma segura y dominante de hablar que ahora usaba mi cuerpo, el cual sujetó el apuntador de madera para el pizarrón y lo colocó cuidadosamente sobre los labios de la joven Aiko, quien con una mirada llena de sumisión, estaba nerviosa pero lista de aceptar lo que sea que pudiera pasar con su docente.
-Por desgracia, Aiko-San. No puedo corresponder tus sentimientos, no mientras seas mi alumna. Aunque tu confesión fue encantadora, tengo que decir que no... de momento-
Yo estaba sorprendido por las palabras que salían de mi boca, la estudiante también parecía muy sorprendida y lista para responder, algo que mi cuerpo evitó al seguir sosteniendo la vara sobre sus labios y acortar la distancia entre nosotras cuando una de mis piernas se colocó sobre la silla donde Aiko estaba sentada, moviendo de forma juguetona la falda de la universitaria en completo estado de sumisión.
-Ciertamente te tengo un cariño muy especial, ¿Cómo no voy a adorar a mi estudiante estrella? Sin embargo, voy a rechazar tus sentimientos hasta que te gradúes de esta escuela, y más te vale ser de las mejores en tu generación, no quieres decepcionarme, ¿o si?
Podía sentir el aroma de Aiko mientras mi pierna se divertía al jugar con el borde de la falda ajena de una tímida chica que aceptaba todo lo que se le hiciera.
-No solo eres inteligente, eres toda una belleza que sabe ser discreta con su cuerpo, y espero puedas ser igual discreta que tú maestra si de verdad esto es lo que quieres. Ya no eres una niña, Aiko, pero estaremos en problemas si alguien nos descubre, así que tendrás que saber guardar muy bien tus sentimientos, y este secreto, ¿Estas dispuesta a ello, Aiko-chan?-
Después de un montón de insinuaciones de lo más directas, finalmente retiré el apuntador de madera de los labios de la chica, una que estaba aún más roja que nunca, su rubor era exagerado en estos momentos e incluso al taparse la cara no podía ocultar lo apenada que se sentía, y que aún sintiéndose de esa manera, pudo dar una respuesta inmediata a lo que mi cuerpo preguntaba.
-Lo aceptó, maestra…. sea lo que sea que usted quiera, yo lo aceptaré, maestra. Y-yo... yo de verdad la amo Akeno-sensei, no solo por ser una mujer fuerte y hermosa, también estoy muy agradecida por todas las veces que me ha ayudado y ha sido amable conmigo. Me costó mucho aceptarlo, pero una vez que me di cuenta, no puedo evitar está emoción y estoy muy feliz de finalmente decirle como me siento, Akeno-sensei. Si es lo que debo hacer para estar con usted, ¡Me esforzaré en ser la mejor de mi generación! Y una vez que terminé la universidad, volveré a confesarme y pedirle que sea mi novia para siempre, Akeno-sensei-
Esa declaración fue aún más asombrosa y sentimental que la anterior, mi cuerpo controlado por los deseos de mi hermana también se vio sorprendido por un momento, pero solo fue por un breve momento antes de volver a sonreír y mostrarse con la misma confianza dominante que tanto encantaba a la joven Aiko.
-Y-y-yo s-seré discreta, maestra, ¡Se lo prometo! Guardaré bien mis sentimientos hasta que los pueda corresponder... y guardaré con cariño para siempre todo lo que usted quiera darme, Akeno-sensei. Soy suya, amada profesora-
Con una mirada suplicante en su rostro, la estudiante aceptaba con amor guardar todos los secretos que su maestra tuviera para ella, lo cual hizo que mi cuerpo reaccionará una vez más para poder otorgar un momento que la estudiante pudiera recordar firmemente hasta el lejano día en que ella completará sus estudios universitarios. Si antes no podía moverme o controlar mi cuerpo, la sensación ahora era mucho peor, incluso ser un espectador era difícil puesto que de forma instintiva mi cuerpo que copiaba a mi hermana, actuó.
Créditos a quien correspondan. |
Un mes ha pasado desde que empecé mi vida como maestra sustituta y puedo decir que no he tenido ni un solo momento descanso; mi hermana ha mejorado mucho su salud pero sigue necesitando cuidados que le doy y daré alrededor de otros 6 meses más, ella prácticamente se ha perdido el año escolar por culpa de su enfermedad, pero estará mejor el próximo ciclo escolar. Hasta entonces, yo soy la maestra Akeno y no encuentro momento para descansar entre los cuidados que doy a mi hermana, la preparación de mis clases, las evaluaciones parciales y por supuesto, la entrega de calificaciones finales. Puede que estoy haya comenzado como un cambio temporal, cosa de apenas unos días, pero mi transformación se ha prolongado por mucho más tiempo y eso ha traído muchos cambios en mi vida fingida como Akeno-sensei.
Recuerdo que los primeros días tan pronto como llegaba a casa me quitaba los pendientes y la ropa de mi hermana para volver a la normalidad, volver a ser hombre y sentirme cómodo en mi cuerpo verdadero. Sin embargo con el pasar de los días comencé a dejarme los pendientes en casa, incluso he dormido con ellos puestos, por lo que cada día me acostumbro más y más al cuerpo de mi hermana, y por ende a sus deseos. Mi hermana ha comentado algunas veces que ya parecemos gemelas viviendo en la misma casa y compartiendo la ropa, pero intento no prestarle mucho atención a esos comentarios que son más que verdaderos, desde hace días es como si solo vivieran dos mujeres en este lugar, algo que realmente no me desagrada.
Mi día a día como maestra universitaria puede ser realmente agotador, y en casa lejos de relajarme, tengo más trabajo al cuidar de mi necesitada hermana, hay días que en cuanto llegó a la cama, caigo dormida hasta el siguiente día. Por fortuna, cuando no estoy tan agotada, tengo una forma muy buena de aliviar el estrés y relajarme en mi apretado día a día, en compañía de una persona que se ha vuelto cada vez más especial para mi.
-Me sorprende que compraras un uniforme de mi talla para usarlo después de la clase, mi adorable Aiko-chan tiene gustos peculiares, ¿no te avergüenza ser tan descarada con tu maestra?-
Pregunté de forma juguetona para meterme un poco con ella mientras le modelaba el uniforme de la universidad que ella había comprado para mi. No pensé que a mi edad volvería a usar un uniforme escolar, menos uno de mujer, pero por tener contenta a mi linda estudiante, haría lo que fuera.
-No se burle de mi, maestra... S-solo pensé que sería muy lindo verla con el uniforme: usted es hermosa, y estoy segura de que muchos estudiantes pensarían que usted es una alumna más por lo joven y bella que es, Akeno-sensei.
-¿En serio? Yo diría que todos se darían cuenta, o al menos pensarían que me he quedado algunos años extra en la universidad-
Respondí al tirar de su cabello para provocarla, dejándome ver como todo su cuerpo se estremecía, su rostro se sonrojaba y su mirada mostraba lo ansiosa que se sentía por compartir este momento donde la hice sentarse sobre mi regazo; sentir su piel desnuda contra la mía, nuestros muslos rozando de forma directa y nuestros pechos tan cerca los unos de los otros; todo era tan emocionante con ella, tenerla tan de cerca me encantaba, en especial cuando Aiko ponía esa expresión tan sumisa y suplicante de más del amor que yo le pudiera brindar; a su manera Aiko se volvió irresistible para mi, y aunque intento mantenerme fiel a nuestra promesa, en ocasiones es difícil que ambas podamos controlarnos.
Aiko-chan, mi pequeña alumna estrella ha sido mi compañera leal todo este tiempo, ha cumplido su palabra y nadie sospecha nada de lo nuestro, ha vuelto a concentrarse en mi clase y sus ya buenas calificaciones están cerca de la perfección. Aiko ya era una de las mejores alumnas de la universidad, pero desde nuestro primer encuentro, no hay quien pueda competir con Aiko-chan, quien se ha coronado como la mejor estudiante de la universidad. Y como recompensa a sus arduos esfuerzos, muy de vez en cuando, tengo asesorías extras con ella donde "refuerzo" y "recompenso" toda su dedicación con cariño, con abrazos, con besos, con regalos e incluso pasando el tiempo juntas. A pesar de los deseos intensos que tenemos la una por la otra, hacemos lo posible para controlarnos en la escuela, rozando peligrosamente con romper nuestra promesa en más de una ocasión.
Aiko es una chica buena, de corazón puro y que siempre intenta dar lo mejor, en todo este mes con ella me ha dejado claro que sus sentimientos son sinceros y que no dejará de esforzarse hasta el día en que podamos ser una pareja de manera oficial. Esa determinación me encanto, pasar el tiempo con ella es agradable, y aunque ahora soy capaz de controlar un poco mejor los deseos de mi cuerpo convertido, muchas veces decido seguir la corriente para pasar el rato con mi querida Aiko.
Además de eso, aprendí que no debía dejarme engañar por ella, su cara es linda como muy pocas, es tímida y reservada, hacerla sonrojar es muy sencillo y claramente disfruta de ser dominada en cada ocasión. Sin embargo, su lado sumiso puede ser algo sorprendente a veces; la primera vez que le jale el cabello fue un accidente tonto de mi parte pero ella respondió con un gemido y una mirada suplicante en vez de enojarse o pedir que pare. Desde entonces me di cuenta que hay muchas cosas un poco subidas de tono que ella disfruta demasiado, por no decir que sus peticiones son apasionadas y no pueden ocultar en absoluto lo que ella desea, como ahora que me hizo vestirme de colegiala y acariciar su cuerpo mientras ella esta sobre mi regazo, provocando que me abrace con fuerzas mientras mueve sus caderas para restregar su cuerpo contra el mío, suplicando porque le hable de una manera dura para que ella ponga una expresión aún más sumisa en su cara y sea todavía más obediente de lo que ya es. Aiko es muy intensa, y eso me encanta de ella.
Sin duda he comenzado a tener sentimientos reales por ella, ya no solo mi cuerpo la desea, yo también la quiero, y aunque tengo medio año para encontrar una solución a esto, probablemente me quede como mi hermana para hacer mi vida con Aiko.
Los detalles sobre el futuro no me parecen tan importantes por ahora, en estos momentos solo puedo pensar en mi linda Aiko, lo feliz que ella se ve por haber cumplido su capricho, lo emociona que esta al frotarse contra mi sentada en mi regazo y una creciente tentación de cumplir nuestra promesa un poco antes de lo previsto.
-Akeno-sensei... ¿No he sido una buena chica? Si quiere que le ruegue eso haré, pero dese prisa, por favor. No me haga esperar mucho tiempo-
Maldición, estaba tan concentrada en mis pensamientos que Aiko ya casi llegaba a su límite, y por muy sumisa que ella sea, también dice lo que quiere, y en estos momentos me quiere a mí, pero incluso al morirse de ganar por estar conmigo, ella sabe que la maestra soy yo y quien pone las reglas soy yo.
Seré buena con ella, la mimaré un poco más que de costumbre, la dejaré de disfrutar verme con un uniforme idéntico al suyo y le daré una pequeña muestra del amor que siento por ella al corresponder sus deseos, dejándole en claro una vez más que todo lo que hacemos ahora no se podrá comparar al día que yo deje de ser su profesora para finalmente ser una amorosa pareja libre de restricción. Pero hasta que ese día llegué, ella tiene que dar las gracias a su maestra por todo lo que le puede dar.
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