viernes, 13 de diciembre de 2024

Casi un deseo

    Ahí me encontraba yo, completamente feminizado por un mal deseo que me volvió pequeña, con cabello rojo atado en coletas, un cuerpo muy esbelto y de piel blanca, además de ropa interior muy…no sé si decir: cómoda, apretada, vergonzosa o de niña; es blanca por todas partes y con un montón de lacitos rosas por todo el diseño de mi ropa interior; además de un bordado extraño que hace parecer a la ropa estar holgada y colgando cuando en realidad está muy cómoda, dejando pequeños pliegues ondulados en la parte del busto y la cintura.
    La ropa interior era muy poca, tenía algo de frío en el resto de mi cuerpo, pero esa sería la menor de mis preocupaciones en estos momentos, después de todo ahí viene mi novia que se transformó en un hombre alto, de cabello largo y apuesta voz, quien venía con algunas cosas para mi que de inmediato me comenzó a colocar, siendo lo primero una cuerda para retener mis brazos en la espalda. 
-Que vergüenza es esto-
-No te di permiso de hablar, ¿O si, perrita?-
    Con esas palabras todo mi cuerpo se estremecía, dejando mis brazos atados detrás de mi para sentirme aún más indefensa y vulnerable a lo que sea que mi novia quisiera hacer con mi cuerpo.
-Debo admitir que te ves muy linda, puede ser que hasta disfrute de este paseo, mi amor-
    Añadió "mi novio" con un tono atrevido y juguetón, sin apartar la mirada de mi cara sonrojada, casi tan sonrojada como mi rojo cabello el cual "mi novio" acariciaba. Su mano me parecía fuerte y enorme ahora, por no mencionar que era un recordatorio más para mi de que ahora soy yo quien se encuentra bajo el completo deseo y voluntad que mi pareja pueda tener, tal como siempre había querido.
-No me digas que me veo linda, es muy vergonzoso, siento como me devoras con la mirada-
-¿Te molesta que te devore con la mirada? Perfecto, mejor lo haré con la boca-
    Mi débil intento de protesta fue callado no solo con palabras sugerentes de mi novio, también hubo acciones de su parte. Él se puso de rodillas frente a mi, dando suaves besos en mi cintura para luego besarla y dejar algunas marcas de sus labios por esa zona de mi cuerpo.
    Sus besos me dejaban sin aliento, las piernas me temblaban pero él las sujetó para que no me moviera y pudiera seguir disfrutando de su descarado acto de amor que no solo me provocaba vergüenza, también me provocaba una extraña pero cálida sensación en mi piel. Descubrir que unos pequeños besos podían hacerme estremecer ahora que soy una mujer era demasiado sorprendente para mi, haciéndome aceptar un papel más sumiso como la mujer de la relación, mientras mi "novio" cada vez mostraba más dominio, más confianza y más iniciativa como el hombre de la relación. Lo único más sorprendente que el cambio en nuestros cuerpos, fue el cambio en nuestros roles, donde de una u otra manera, tanto mi novia como yo estábamos entrando cada vez más en una nueva dinámica dentro de nuestra relación.
-Ah…B-basta... por favor, creo que me volveré loca…-
    Le decía en voz baja a mi pareja, intentando contener los jadeos que el repentino placer de sus besos y caricias sobre mi cuerpo me hacía sentir.
-No creo que las mascotas den órdenes, así que serás castigada si lo vuelves a intentar, amor-
    Mi penosa voz empezó a salir con más fuerzas cuando mi pareja dejó de besar mi abdomen para empezar a besar y acariciar mis muslos pequeños pero carnosos hasta dejarlos rojos y repetir el proceso con la parte alta de mis pechos, dejándome peor tras cada lamida y mordisco en toda la extensión de mi femenino cuerpo.
-Te lo ruego… no más... mi cuerpo no podrá resistirlo-
    Susurré con una temblorosa voz, que una vez salió de mi, me dejó verme como hombre por un escaso segundo antes de volver a transformarme en mujer, dándome a conocer que esto estaba funcionando tal como lo habíamos planeado.
    Mi deseo más osado era una fantasía fetichista de la mano de mi novia, yendo sobre pet play, un poco de dominación y BDSM con unos toques importantes de exhibicionismo. Toda esa idea estaba cargada con fantasías sexuales que nunca obligaría a mi novia a hacer si ella no estaba de acuerdo, por lo que muy en el fondo lo había dejado como un deseo que nunca se iba a cumplir. 
    Sin embargo, un día cuando estaba paseando con mi novia, nos encontramos un pozo de los deseos, nos pareció muy raro a los dos ya que ese parque era un sitio habitual en nuestras citas y nunca vimos el pozo de los deseos ni escuchamos algo sobre su construcción, era como si hubiera aparecido de un día a otro, pero sin prestarle mayor importancia al origen de ese pozo de los deseos, mi novia y yo decidimos divertirnos con el, lanzando una moneda cada uno para pedir una fantasía con la esperanza de que se volviera realidad. No sé que habrá deseado mi novia, pero yo no tenía nada especial en mente, por lo que esa pervertida idea fue lo primero en lo que pensé para al lanzar esa moneda. Después de todo, una fantasía no se vuelve realidad gracias a otra fantasía, ¿verdad? Por desgracia, si esas palabras fueran ciertas, no tendría que solucionar este problema.
    Ya se podrán imaginar mi sorpresa cuando al poco tiempo de llegar a casa con mi novia, mi deseo se hizo realidad, solo que lo haría de una forma distinta a lo que soñaba. Tal vez fue error mío, pero no pensé demasiado en mi deseo, además que di por sentado que mi fantasía la quería volver realidad conmigo siendo el hombre.
    Ante los ojos de mi novia, mi cuerpo poco a poco se fue feminizado; con un cabello largo y pelirrojo, un cuerpo bajito y regordete, una voz suave y temblorosa, y solo usando lencería de mi color favorito frente a mi novia, misma que frente a mis ojos pude ver como se transformaba en un hombre alto y musculoso, con ropa ajustada que presumía de su cuerpo, una voz grave e intimidante que la hacían el modelo perfecto de un hombre dominante como el que yo me imaginaba. En cosa de segundos, mi novia se convirtió en mi ideal de hombre dominante a la par que yo me convertía en el ideal de mujer sumisa, ambos roles completamente definidos para hacer mi fantasía fetichistas en una realidad.
    Mi novia no tenía idea de que había pasado y se le notaba nerviosa por su nuevo aspecto, y al verla tan preocupada, incluso siendo yo una chica pequeña y regordeta tuve que ponerme los pantalones para decirle que este era mi deseo, o más bien era casi mi deseo. Fue vergonzoso confesarle todo eso pero me pareció importante para calmarla, además que eso nos hizo tener la idea de que si cumplíamos con mi fantasía, quizás ambos volveríamos a la normalidad.
    La idea de ser la chica pequeña y sumisa no me emocionaba para nada, pero mi novia no me permitió negarme, me obligó a tomar la responsabilidad por mi deseo y después de un rato intentando cumplir con mis fantasías, nos dimos cuenta que en verdad había una posibilidad de volver a la normalidad si hacíamos todo lo que yo quería. Ese breve momento donde me vi como hombre y ella se volvió a ver como mujer significaba que podía funcionar la idea, pero si volvimos a ser mujer y hombre es porque no cumplimos con mi fantasía al pie de la letra, por lo que en otras palabras, es un todo o nada para recuperar nuestros cuerpos tales y como son.
-No funcionó del todo... lo siento, cielo. Esperaba que con intentarlo bastaría para volver a la normalidad, pero si queremos que esto funcione, creo que debemos hacer realidad toda tu fantasía-
    Dejando de lado su papel de hombre dominante, mi novia suspiró al ver que volvió a ser hombre, pero manteniendo una expresión firme que demostraba su determinación en recuperar su cuerpo.
-Trataré de no ser tan dura. Y si voy demasiado lejos tenemos la palabra clave para que me detenga, hasta que no digas eso yo continuaré jugando contigo para volver a nuestros cuerpos, ¿entendido?-
    Explico con amabilidad mi pareja, recordándome las importantes reglas que acordamos para hacer estos intentos de recuperar nuestras vidas antes de mi cuestionable deseo.
-Entendido, amor. Tú te llevas la peor parte, pero también me esforzaré con esto. Cuando quieras puedes continuar-
    Le respondí con una ligera sonrisa, intentando darle confianza para seguir con nuestro intento, algo que mi novia agradeció antes de volver a meterse en su rol.
-Bien... ahora levanta la cabeza, mascota-
    Con esas palabras dichas ella no esperó a que obedeciera y levantó mi mentón con dos de sus dedos para exponer mi cuello y que me pusiera un gran collar para perros con su cadena. 
    En el primer intento probamos a medias este fetiche junto con otros pero no fueron todos ni fueron tan intensos como me gustaría, así que para volver a la normalidad hay que cumplir todos en toda regla e intensidad, incluyendo está ocasión el exhibicionismo.
    Debo decir que no tengo miedo de salir a la calle de está manera, pero sí que me da vergüenza ver todo lo que tengo que hacer con este cuerpo femenino el cual ya está un poco dispuesto a más cosas por el juego previo de mi pareja; ahora siento un cosquilleo en mi entrepierna el cual trato de ocultar apretando bien las piernas además que mis pechos arden un poco, creo que incluso mis pezones están un poco duros por todo lo que ya me hizo mi novio pero debo continuar; debo de aguantar un poco más y disimular todo lo que siento con este cuerpo; y en caso de que me deje llevar por el deseo que me genera mi cuerpo, tengo que hacerlo en mi vergonzoso paseo; de esa manera si cumplo con todos los fetiches, si vuelvo mi deseo realidad, puede que mi novia vuelva a ser mujer y yo vuelva a ser hombre... y si para recuperar nuestras vidas debo llegar hasta las últimas consecuencias de esta forma, estoy dispuesta a hacerlo.
-Hey, perrita. Andando, más te vale ser una niña linda y obediente durante tu paseo, ¿te quedo claro?-
-Sí, señor-
    Respondí con sumisión, sintiendo como la cadena era jalada por mi temporal novio, haciendo que mi collar también se jalara y me obligará a avanzar, dando pasos con cuidado y lentamente con vergüenza y emoción al verme cada vez más fuera de mi hogar. 
    Será todo un desafío y una experiencia hacer esto, pero si la única forma de volver a la normalidad es volver mi fantasía una realidad, estoy dispuesta a ser la mascota pervertida de mi ama para volver a la normalidad. 
Créditos a quien correspondan.

6 comentarios:

  1. F xd
    Eso le pasa por no explicar la fantasía a detalle

    ResponderBorrar
  2. Respuestas
    1. ¿Controvertida? Me gustaría saber porque piensa eso, GueraTorres.
      Por cierto, ¿es la primera vez que comenta? Espero poder leerla de nuevo.
      -Nero.

      Borrar
  3. Parece que su cuerpo es más honesto y muestra que le está gustando ser la perrita sumisa

    ResponderBorrar