-Maldición, el inútil de mi hermano volvió a dejarme ¿Quién se cree él? Pero ya verá, la próxima vez que lo haga yo-
Caminaba decaído y frustrado una vez más, quejándome en voz alta por la calle sin miedo a ser escuchado mientras avanzaba lentamente en la oscura noche, deteniendo mis quejas al sentir como algo caía por el cuello de mi camisa, justo por la espalda haciéndome temblar por la repentina sensación y la sorpresa.
-¡Hey! ¿¡Qué está pasando!?-
Grité preocupado al ver cómo mi cabello crecía tanto como para taparme la mirada, al igual que sentía como mi cuerpo y ropa cambiaban; toda mi ropa se deshacía como si fueran hechas de papel, y fueron reemplazadas con ropas de mejor calidad, acorde a mi cuerpo que de un momento a otro comenzó a cambiar.
-¡Espera!,¿Pechos?, ¿Trasero?, ¿También me estoy encogiendo? Y mi voz... ¡No quiero que sea tan aguda como ahora! ¡Quiero regresar a la normalidad!-
Sin entender nada de lo que me estaba sucediendo, solo pude mirar y gritar sin conseguir que los cambios en mi cuerpo se detuvieran. Todo lo contrario, cada vez iban a más y una vez que toda mi ropa fue reemplazada, los cambios en mi cuerpo se hicieron todavía más notorios.
Los diminutos pechos que parecían de una mocosa pronto crecieron para ser los de una adolescente, sin mencionar que lo mismo pasaría con mis caderas que antes apenas y se veían pero que ahora destacaban sutilmente en mi nuevo cuerpo y con mi nueva ropa, el trasero también comenzó a acentuarse un poco más y mi cara sufrió un enorme cambio al volverse un poco más redonda y con algo de maquillaje, dándome la imagen de una chica en plena pubertad.
-No puede ser verdad ¿En serio estoy tocando mi rostro? Ni siquiera se siente como el mismo, yo no me siento él mismo con este...este cuerpo tan femenino pequeño...-
El chico veía con vergüenza su nuevo cuerpo de mujer, o mejor dicho de pequeña adolescente, sin saber que sería la última vez que él mismo recordará que fue un chico, ya que a partir de ahora y por siempre creerá que él siempre fue una niña, la hermanita menor que necesita cuidado de su pésimo hermano.
-¿Por qué estoy caminando sola a estas horas? Mi tonto y pervertido oni-chan no debería dejar a su hermanita sola de noche por la calle.... voy a recordarle que debe cuidarme más cuando llegué a casa-
Mientras la hermosa hermanita menor decía sus pensamientos en voz alta, miraba su reflejo en uno de los cristales que había en su camino, sin recordar en lo más mínimo que hasta hace poco era un hombre, todo lo que podía pensar era en su hermano mayor y lo mucho que le gustaría ser consentida por él más seguido.
Ella siempre daba su mejor esfuerzo para ganarse algunos elogios de su hermano mayor, hoy se había puesto un lindo vestido azul, con calcetas largas, botas y ropa interior con estampado de conejitos, ella hasta se puso un poco de perfume y maquillaje para ganarse cumplidos de su hermano mayor. Sin embargo, su tonto hermano mayor la había dejado sola y como venganza la linda hermanita menor de cabello negro, no descansaría hasta tener una disculpa y muchos mimos de su hermano mayor.
Cuando la chica se veía en el reflejo del cristal, su rostro se puso rojo y tuvo que sujetar su falda al sentir una corriente de aire que casi expone su ropa interior. Por fortuna no había nadie cerca, pero aún así hubiera sido muy vergonzoso quedar expuesta de esa manera, ¿Qué diría su hermano mayor de ella si la viera? La sola idea la hacía sonrojar y frustrarse todavía más.
-Maldición, no puedo bajar la guardia ni un momento, tengo que llegar pronto a casa para reprender a mi tonto oni-chan, ¿Quién se cree para dejar a la deriva a su adorable Imouto? Él me las va a pagar, le demostraré que su hermanita no solo es una cara bonita-
Sacudiendo la cabeza para quitase algunas ideas y acomodándose el vestido para no tener algún incidente pervertido, la vergüenza se convirtió en determinación que una vez llegué a casa, la hermanita pueda vengarse al instante de su hermano mayor.
Créditos a quien correspondan. |
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