Me cuesta creer que mi antigua ama aceptará la oferta. Quiero decir, yo era una humilde propiedad suya, había dedicado toda mi vida a obedecerla, y aunque en más de una ocasión conversamos como si fuéramos iguales, ambas sabíamos de sobra la enorme diferencia entre una esclava y una princesa llena de lujos, riquezas, joyas y un reino que gobernar una vez sus padres le encontrarán un buen marido.
Su vida simplemente me parecía hermosa, perfecta, sin tener que preocuparse por nada ya que todos estaban a su servicio para resolver cualquier problemática, solo se tenía que dejar llevar por la corriente para que su vida fuera la más maravillosa. Incluso si yo no fuera una esclava, si yo fuera una mujer normal, ¿Cómo no podría sentir algo de envidia ante una vida tan perfecta?
Un día sin previo aviso, cerca de la media noche, Serena la princesa tocó a la puerta de mi hogar acompañada de un hombre encapuchado que decía ser un brujo.
Serena me pedía mi vida a cambio de la suya, me confesó que detestaba tener un montón de lujos sin ninguna libertad y que había cosas que simplemente ni todo su dinero o poder le podían dar. Por esa razón me pedía a mi, lo más parecido a una amiga, que le diera mi cuerpo y mi vida para yo quedarme con la suya, el brujo que la acompañaba sería el encargado de hacer su sueño realidad si yo aceptaba, cosa que sin dudarlo hice.
Yo nunca había tenido muchos lujos en mi humilde vida, aunque era una esclava debo reconocer que tenía cierta "libertar" para actuar por mi cuenta, aunado al hecho de que de no ser porque mi hogar era una pequeña cabaña en las afueras de la mansión, también podría pasar como una doncella de la mansión y no una simple esclava con la cual estaba encaprichada la princesa.
Supongo que por esa pequeña libertad y distancia de la realeza es que Serena quería mi vida, al mismo tiempo que pensó que sería muy difícil para mi dejar atrás la vida que conozco y perder mi libertad solo para ayudarla. Sin embargo, la decisión fue muy fácil de tomar, su vida llena de lujos y riqueza era tentadora, y aunque es cierto que tenía un poco de libertad aún siendo una esclava, no me importaría renunciar a esa mentira para seguir las reglas y el estilo de vida de la realeza. Tal vez era un mezquino y egoísta deseo el que yo sentía, pero Serena también experimentaba algo muy similar, por lo que bastó con unas pocas palabras y miradas antes de que ambas aceptáramos tomar la vida de la otra. Cuando eso sucedió, el brujo sonrió de una forma retorcida que me hizo preocupar, pero no lo suficiente como para negarme a seguir sus ordenes; aquel hechicero tomó un poco de mi sangre, también tomó sangre de Serena, recitó algunos conjuros que no pude comprender y en cuestión de segundos dejé mi vida como una esclava para convertirme en la princesa Serena.
Desde entonces he estado viviendo su vida, mi vida como la princesa de un reino que ahora está bajo mis pies; puedo disfrutar de comida lujosa hasta estar satisfecha, las doncellas eligen mi ropa para después ponérmela, me ayudan con el baño, arreglan mi cabello y me preparan de la forma más linda o atrevida de acuerdo a los gustos que pueda tener el príncipe en turno que venga a visitarme para intentar volverme su esposa. Honestamente no me molestaría casarme y tener hijos cuanto antes, al estar embarazada y esperar un hijo de la realeza, los cuidados que yo reciba serán aún mayores, sin embargo quiero tomarme mi tiempo para conocer al príncipe correcto con el cual compartir el resto de mis días.
Ante la vida tan maravillosa que estoy experimentando, decidí usar mi estatus de princesa para que mi padre, el rey, cumpliera un capricho de su preciada hija. Aquello que pedí, fue que a mi antigua esclava fuera convertida en una doncella más a mi servicio; mi padre no parecía sorprendido de mi petición la cual aceptó sin dudar al ver que mis modales habían mejorado las últimas semanas; ahora mi antiguo cuerpo donde está la antigua princesa Serena puede gozar de más dinero, más ropa, más tiempo de descanso y más formas de disfrutar la libertad con la que tanto soñaba; no está ni cerca de tener una vida tan cómoda como la mía, pero creo que apreciará que le haya facilitado un poco la vida sin quitarle la libertad que tanto anhelaba; son pocas las veces que hemos estado a solas desde el intercambio, y cuando estamos a solas, ni una sola vez ha mencionado algo de nuestro acuerdo o de los antiguos días, algo que en verdad aprecio y hace más fácil seguir con mi nueva vida.
Por mi parte, estoy haciendo lo mismo que mi sirvienta a mi manera, puede que yo me haya despedido de mi libertad, pero a cambio de ello gané un cuerpo precioso, un estatus de lo más alto en este mundo, con una belleza que cautiva a príncipes y reyes, con la riqueza de comprar lo que desee y con toda una región en la palma de mi mano para que cumplan los deseos de su benevolente princesa Serena.
Entre más tiempo paso en su cuerpo, menos puedo comprender porque la antigua princesa no podía amar ni disfrutar tanto de esta vida como lo hago yo, simplemente no lo puedo entender, y aunque es un poco molesto no poder entenderlo, tampoco me impide a mi disfrutar en su totalidad algo de lo que ella ha renegado.
Si así está contenta, la antigua Serena puede disfrutar su vida como doncella tanto como le plazca, así como yo disfrutaré de mi vida como princesa cada momento que me sea posible. Tal como hago ahora, recién despertando con los cálidos rayos del sol que entran por mi ventana, y a la espera de que mi doncella del día llegué para cambiarme la ropa a algo lujoso y ajustado que pueda demostrar al reino la radiante princesa que soy.
Créditos en la imagen. |
buena historia creo que fue un cambio justo, ambas estaban de acuerdo, ademas me alegro que la antigua esclaba y nueva princesa ayudase a la antigua princesa en su nuevo cuerpo nombrandola doncella
ResponderBorrarmuy buena historia
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