lunes, 25 de noviembre de 2024

Libertades sin lujos

    Me cuesta creer que mi antigua sirvienta aceptará la oferta. Lo que trato decir, es que mientras ella era una humilde chica que nació y creció para servirme, yo era la futura reina de esta región, quien debía aprender y obedecer al pie de la letra cada cosa que se le dijera, supongo que de cierta forma yo también era una sirvienta que vivía para satisfacer a sus padres, quienes nunca me permitieron hacer nada por mi cuenta salvo hablar con mi esclava o darme cuantas cosas lujosas se les ocurriera. Disfrutaba hablar con mi esclava pero mas allá de esas pequeñas charlas, ambas sabíamos que ninguna era igual a la otra y eso me deba un poco de envidia, sentía envidia de una esclava.
    Su vida simplemente me parecía hermosa y perfecta, entiendo muy bien que era una persona a mi servicio, pero una vez que ella terminaba sus labores mi esclava hacía lo que quería, tenía la libertad de hacer y deshacer, experimentar y aprender, por no decir que incluso ella tenía más facilidad de conocer personas y el mundo fuera del palacio real que yo. Su vida era de lo más maravillosa y no entiendo porque siempre se quejaba de ello, cuando yo haría lo que fuera para sentirme como ella, o al menos ser capaz de experimentar un poco de esa libertad que para ella pasa tan desapercibida.
    Por esa razón cuando un hechicero se presentó ante mi contándome su oferta, fue la primera y única vez que rompí las reglas de mi familia para buscar mi propia libertad, sabía de sobra que podría ser una mentira y estaría muerta o en muchísimos problemas, pero en ese momento solo me pude aferrar a pensar que todo lo que me decía era verdad y que ese hechicero podía darme un poco de sueños y esperanza.
    Esa misma noche que el brujo apareció en mi alcoba, me ayudó a llegar a escondidas donde mi esclava vivía, dejándonos pasar a su morada para hablarle de la oferta que nos tenía el gentil hechicero para cambiar nuestras vidas y poder disfrutar sin arrepentimientos de todo lo que envidaba de mi humilde pertenencia.
    Le pedía a mi esclava su vida a cambio de la mía; confesé cuánto detestaba vivir encadenada a la voluntad de mi familia y que prefería ser una esclava y trabajar honradamente para ganarme mi vida a ser un juguete lleno de lujos que casarían con el mejor postor en cuanto me descuidará. Por ello quería darle mi vida que siempre envidio a cambio de la suya que siempre envidie, usando la magia del brujo como medio para el intercambio si aceptaba mi oferta, cosa que sin dudarlo acepto, tal como yo.
    Supongo que María siempre había buscado algo más que ser una sirvienta pero para mí, su vida sencilla era todo lo que deseaba, abandonando sin duda los lujos que tenía en mi vida como princesa a cambio de toda esa libertad que podía tener como una esclava común y corriente.
    Quizás era un deseo impulsivo y egoísta de ambas partes pero ambas estábamos de acuerdo en llevar a cabo el intercambio para el cual el brujo tomó un poco de nuestra sangre, hizo algunos conjuros y en poco tiempo, yo me había convertido en la esclava María.
    Desde entonces he estado viviendo su vida, o mi nueva vida, como nunca imaginé; fue difícil aprender a cocinar, limpiar y servir a Serena en todas las labores que me asignará pero no podía evitar sonreír al obedecer e intentar cada una de esas cosas que nunca se me dejó hacer cuando era una princesa; además ahora estoy ganando más dinero que antes y mejores ropas de las que yo había otorgado a la antigua María, lo cual me permite salir a la ciudad de vez en cuando para explorar y disfrutar de todo lo que las personas pueden hacer más allá de las etiquetas reales. 
    Supongo que cambiar mi estatus de esclava a sirvienta fue un pequeño regalo de parte de la princesa al darle mi vida que por lo que veo disfruta mucho más que yo, así como yo disfruto de la vida de ella trabajando arduamente para después salir y disfrutar de mi vida y del mundo que hay afuera del palacio que antes parecía una prisión personal para mi. Hay personas buenas y malas, un montón de colores, flores, animales, sabores, son tantas cosas que puedo conocer y no solo leer en libros o admirar desde las lejanías del castillo, que cada día me emocionó con la sola idea de conocer algo nuevo del mundo que me rodea y que tengo total libertad de conocer a mi antojo. Simplemente maravilloso.
    En ocasiones la princesa Serena pide consejos de mi anterior vida de forma muy mala, estoy segura que ella piensa que no me doy cuenta de sus indirectas y suposiciones, así que le sigo el juego de forma amable y respondo todas sus preguntas para ayudarla en afrontar los obstáculos que tiene una princesa, por no decir que también la ayudó a verse muy linda para todo aquel valiente que trate de casarse con nuestra hermosa princesa, la cual no es nada fácil de conquistar y en poco tiempo se ha vuelto aún más el orgullo de la familia real. 
    Me alegra que la princesa Serena disfruta de su mi vida, y por mi parte yo haré lo mismo a mi manera, puede que ahora no tenga los lujos de antes pero tenga una maravillosa libertad, además de que puedo usar ese ajustado vestido de sirvienta que siempre me pareció de lo más sutil y encantador pero que nunca tuve permiso de utilizar, y que ahora es mi atuendo habitual. 
    No puedo entender porque ni antigua esclava no disfrutaba de su vida sí es fantástica, pero fuera cual fuera su motivo ya no importa, yo como la nueva sirvienta María y propiedad de la princesa Serena, disfrutaré de mi vida tanto como pueda. 
    Debo darme prisa, por estar viéndome en el espejo se me hará tarde para vestir a la princesa, hoy debe verse mejor que nunca puesto que uno de los mejores príncipes extranjeros viene a conocerla por sorpresa, si le ayudó a dar una buena impresión puede que al fin encuentre a alguien digno de ella, y aun si no, yo seguiré ayudándola cada que pueda para disfrutar de mi libertar en mi tiempo libre, justo como haría cualquier otra sirvienta con su ama, tal como ahora soy. 
Créditos a quien correspondan.

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