viernes, 8 de noviembre de 2024

Juegos y engaños

    Desde hace un tiempo fui engañado y obligado a trabajar en un casino, mis deudas eran muchas y la única opción que tenía era ir a la cárcel o pagar mi deuda modificando mi cuerpo para volverme una linda chica temporalmente. Sobre cuanto tiempo sería una mujer, dependerá del tiempo que tarde en saldar mi deuda, aunque desde el comienzo yo sabía que me tomarían varios meses.
    La idea era esa, ser una chica durante un tiempo y trabajar vestida de conejita para llamar la atención de más clientes al casino, servir bebidas o incluso jugar si se requeriría en alguna mesa llevándome el dinero en alguna parte de mi erótico atuendo si es que ganaba.
    No fue sencillo hacerme pasar por una mujer al principio, pero en poco tiempo me acostumbre a moverme con los tacones, aprendí a preparar un montón de bebidas e incluso fui capaz de adaptarme a utilizar este erótico y apretado atuendo que dejaba mis senos a la vista de todos y tapaba mi entrepierna con un pequeño adhesivo en forma de corazón lo que por muy incómodo que pareciera hasta le sacaba provecho usando como distracción lo grande de mis senos y moviendo un poco mi cuerpo, por lo que de una retorcida forma no la estaba pasando tan mal con esta forma.
    Sin embargo un día mi buena suerte con este cuerpo se acabaría cuando un extraño hombre adinerado intentó apostar conmigo, no estaba tan interesado, tenía un fuerte mal augurio de este sujeto, pero terminé accediendo a jugar con él después de establecer una condición "Quien gané se lleva todo", lo cual lo hacía una oportunidad perfecta para mi, pues con solo ganarle a aquel hombre, podría saldar toda mi deuda, recuperar mi vida como hombre y dejar este maldito lugar, esperando que nadie más como yo cayera en un problema como el mío.
    Lamentablemente, fui muy, demasiado optimista con mis planes, y al ver las cartas en mi mano, sé que no pude tener una peor partida que la que acabo de jugar, o dicho de otra forma, una partida que acabo de perder.
    Suspiré y me vine abajo, casi me acuesto en la mesa al saber que perdí de manera aplastante y que no había una segunda oportunidad con este sujeto, quien al ganarme la partida, se llevaría todos mis pocos ahorros que he hecho en este lugar. Al aceptar esa idea y la derrota, me levanté de la mesa, pidiendo un minuto al hombre para ir por mi dinero para pagar la apuesta perdida, pero antes de que pudiera hacer algo para defenderme, el ganador de este juego me tomó por la muñeca, me puso contra la mesa donde estábamos jugando, y comenzó a hacer algo conmigo, que ni siquiera yo en mis tiempos más privados como mujer me había atrevido a hacer.
-¿¡Cliente!? Espere un momento, por favor. Yo no soy parte de la apuesta-
-¿No? Según recuerdo dijiste "Quién gane se lleva todo" y eso te incluye a ti, no creas que no soy tan listo preciosa, sé bien lo que hago y sé muy bien lo que te haré, así que deja de llamarme cliente y comienza a llamarme amo-
    Una sádica y retorcida sonrisa apareció en el rostro de ese hombre, haciendo que todo mi cuerpo se estremeciera mientras él me tocaba, tratando desesperadamente de buscar como arreglar el error que mi arrogancia provocó al confiar en su apuesta, y confiar en mi al pensar que podía solucionar todos mis problemas con una victoria.
-No, espere por favor, estimado cliente. Lamento mucho el malentendido, le prometo que esas no eran mis intenciones-
    Todo el cuerpo me hormigueaba con las caricias de aquel hombre, haciéndome sentir pavor al disfrutar del contacto y como él me dominaba elevando mi pierna más que nunca para disfrutar de mi cuerpo y la vista, haciéndome buscar una escapatoria más que nunca. 
-¿Qué le parece una última apuesta, señor? El juego que quiera a una ronda, el ganador hará lo que quiera con el cuerpo de la otra persona, en otras palabras quien se convertirá en el dueño del otro-
El hombre por fortuna dejó de acariciarme para verme en esta humillante posición sobre la mesa, pensando unos segundos hasta estirar su mano como parte de la respuesta. 
-Me parece bien, jugaremos póker está vez, cuando te gané tendrás que renunciar a tu empleo y volverte mi esposa, cuidare de ti y tú cuidarás de nuestros hijos que apenas lleguemos a casa empezaremos a hacer ¿De acuerdo? Eso sí, si aceptas mi trato tienes que estrecharme la mano en esta posición, no basta con decirlo-
-V-vale, no tengo problemas. Acepto este juego, sin engaños o segundas intenciones... si gano soy libre, si pierdo te pertenezco-
    A pesar de mis palabras, claramente era un juego amañado, no podía rechazar su oferta a menos que me rindiera en automático, aceptar su última partida era la única forma que tenía de aspirar a seguir esta temporal vida como chica, puesto que si me negaba a jugar, o peor aún, yo volvía a perder, mi vida como hombre habría terminado para dar inicio a una vida como la mujer de este sujeto.
    De esa forma, sabiendo que muchas de las cartas está en mi contra, no tengo más opciones que confiar en mi suerte y jugar esta partida, aunque claro, para ello debo estrechar la mano de este pervertido que sin duda disfruta de humillarme al tenerme en esta posición donde todos mis atributos se sacuden y quedan a la vista cuando intento acercarme para darle la mano. 
    No importa la vergüenza de que me vea, ni lo difícil que sea para mi cuerpo estirarse tanto, ni siquiera me importa tener que pasar todo el día de esta manera, haré lo necesario para aceptar la apuesta final de este hombre y vencerle en su propio juego. Mi vida como chico era buena, y no estoy listo para renunciar a ella para convertirme en una ama de casa que se dedique a tener bebés por el resto de mis días.
Créditos a quien correspondan.

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