jueves, 7 de noviembre de 2024

La oficial Lexy

    Mi nombre es... O al menos mi nombre era Alexander Armstrong, un jefe de seguridad en la prisión estatal, y uno bastante bueno en su trabajo si me lo permiten mencionar.
    Como uno de los jefe de seguridad en el área, mi trabajo era mantener el orden en los prisioneros, vigilar que nadie escape, detener motines o cualquier artimaña que los presos pudieran intentar, además claro de "disciplinar" las veces que fueran necesarias y con la intensidad que encontrará apropiada a cada preso que altere el orden de la prisión. Muchos presos nunca volvían a causar problemas después de conocerme, ya sea porque mi reprimenda les hacía reflexionar de sus acciones, o bien, mis reprimendas eran lo suficientemente duras como para romper algunos huesos o el espíritu de los criminales para que no causen problemas durante el tiempo que les resta de su condena, incluso si es una condena de cadena perpetua.
    Era el mejor en mi trabajo, era alto, era fuerte y no tenía miedo de hacer el trabajo sucio y lo necesario para mantener el orden en la prisión. Sin embargo, una odiosa persona, tuvo que tirar por la borda todo mi arduo trabajo. 
-¿Qué hay, oficial Lexy? ¿Terminando su turno?-
    Me pregunto de manera burlona al mirarme la imbécil y odiosa persona que arruinó mi vida por completo, el prisionero 021868, cuyo nombre real es Jordán Douglas.
Créditos a quien correspondan.
    Jordán Douglas, mejor conocido como "JD", era un pobre diablo con un historial delictivo lamentable, ya que todos sus crimines y antecedentes corresponden a "alteración del orden público" y sus derivados de una forma patética cuando menos. Este imbécil era un mago callejero cuyos trucos eran tachados de estafas, hostigamiento y el ya mencionado orden público perturbado. Y aunque estos crimines no son motivo suficiente para estar una larga temporada en la cárcel, la frecuencia en la que era denunciado y en la terquedad sobre que sus actos baratos eran magia real, le terminaron ganando una temporada dentro de la prisión, casi dos años que puede ser reducido a un año con buen comportamiento, algo poco probable por todo lo que ha hecho dentro de la prisión.
    Los primeros días estaba bien, supongo. Aunque tan pronto como descubrí que consiguió meter una baraja de cartas a la cárcel, se la confisque y le intente interrogar sobre como metió las cartas a este sitio. Su respuesta en cada ocasión fue "qué era mago" por lo que cuando mi paciencia se agotó, me sentí muy cómodo usando la fuerza contra él para hacerlo hablar, algo que por desgracia nunca sucedió. 
    Desde entonces JD recibía paliza mías 2 o 3 veces por semana cuando descubría cartas nuevas o que era el centro de atención con los otros presos al hacer espectáculos donde se burlaban de los guardias, específicamente de mi. Cada vez que él se metía en problemas, decía que solo era "entretenimiento" una excusa barata qué no lo salvaba de sus castigos bien merecidos en cada ocasión.
    Pasaron casi 4 meses donde golpearlo se volvió parte de mi rutina, subiendo cada vez más la intensidad de mis castigos y con Jordán sin doblegarse en lo absoluto para mi completo desagrado. Llegados a ese punto, yo estaba listo para darle una lección que literalmente lo dejara inmóvil hasta cumplir su condena, pero Douglas se me adelantó, contraataco por primera y única vez, lo cual fue más suficiente para joderme la vida para siempre.
Créditos a quien correspondan.
    Recuerdo haber llevado a Jordán hasta el cuarto aislado, todavía tuve la gentileza de advertirle sobre lo duro que sería el castigo en esta ocasión si no se arrepentía cuanto antes, a lo cual él respondió con algo sobre tener "su último truco" preparado desde hace tiempo para esta ocasión. Ante su insoportable insolencia, yo levante mi porra decidido a terminar con esto, mientras que JD me lanzó unos polvos a la cara que me hicieron caer inconsciente al suelo. 
    Cuando me desperté mi cuerpo había sido transformado por completo: pasando de medir casi dos metros de altura a poco más de metro y medio, mi cabello rapado ahora era una larga cabellera negra que llegaba hasta mi trasero, tenía tetas enormes y un gran trasero que apenas y cabían en mi nuevo uniforme de policía, el cual consistía en tacones de aguja, una falda corta y un abrigo de policía que ni siquiera podía cerrar por completo gracias a mis pechos. 
    Al ver mi cuerpo en ese estado, me levante totalmente alterado, viendo en mi reflejo que incluso llevaba aretes y maquillaje, junto a mis herramientas de policía y mi placa con el nombre "Alexa Armstrong". 
    También me di cuenta que no estaba solo, puesto que mi escándalo hizo que los doctores de la prisión se levantarán a observarme. Me tomaron signos vitales, me hicieron preguntas, y después de muchas preguntas y afirmaciones de mi parte, los médicos concluyeron que yo estaba confundida, o en el peor de los casos con algún problema de memoria, ya que yo siempre había sido una mujer, la única mujer en está prisión.
    No quería creerlo, de hecho sigo sin creerlo, porque yo sé muy bien que soy un hombre, pero los doctores me mostraron fotos, videos, documentos y todo material oficial que demostraba que yo siempre había sido una mujer, la única mujer oficial en la prisión, y que no por ser mujer, no era despiadada con los presos. Una parte de mi quería discutir con los doctores y demostrar que yo era hombre, la otra parte sabía que era una causa perdida y que fingir ser Alexa era la única forma de no meterme en más problemas o que me enviaran al manicomio. 
    Al final opte por disculparme con los médicos, me dieron un poco de medicina, me mandaron a reposar por el resto del día y de muy mala gana he tenido que adaptarme a mi vida como una mujer, al menos hasta recuperar mi vida tal y como era, lo cual he intentado recuperar día con día en la prisión.
Créditos a quien correspondan.
-¿No está muy cerca, oficial? Podría quejarme por hostigamiento de su parte, yo solo intento bañarme para volver a mi celda y usted no deja de mirarme-
    Cuando me acerque a él, JD no dudo en hacerse la víctima solo para intentar sacarme de mis casillas, algo que sucedió tal como él quería a pesar de mis intentos de no demostrarlo. 
-Te has estado escondiendo de mi durante semanas, ¿y eso es lo primero que dices, recluso? Aunque no tenga la misma fuerza que antes, eso no me detendrá de darte una paliza-
    Mis fuertes amenazas mientras movía la porra solo hicieron reír a Jordán, quien sin cansarse de tentar a su suerte decidió responder.
-Mi truco de magia fue fantástico, ¿no es así, Lexy?-
-Oficial Armstrong para ti, recluso. Y dijiste justo lo que quería escuchar, acabas de confesar que tú eres el responsable de convertirme en una mujer-
    De manera burlona JD me respondió.
-¿Yo? ¿De que esta hablando, señora? Quiero decir, señorita. Usted misma lo ha dicho desde que llegue aquí, mis trucos de magia no son más que mentiras, trucos baratos y engaños. Tal vez debería terminar pronto su día, oficial. Puede que estar aquí tanto tiempo ya le esté pasando factura-
    Con esa respuesta tan insolente yo no dude en apretar los dientes, dejar de jugar con mi porra y apuntar con ella al preso desnudo delante de mi.
-¿Tienes idea de lo que he aguantado por tu puto truco de magia? Llevo semanas siendo una estúpida mujer por tu culpa y día con día tengo que aguantar los comentarios pervertidos de presos y policías, tengo que usar maquillaje y este ridículo uniforme, ¿tienes la menor idea de lo jodido qué es usar tacones? Y lo peor de todo es que esto no acaba cuando llego al final de mi turno, porque incluso mi casa y mi ropa ha cambiando a la de una mujer. Deberías estar agradecido qué no traje lo que encontré bajo mi cama para usarlo contigo como un arma, imbécil-
    Al contar lo dura y complicada que ha sido mi vida como mujer no pude evitar sentirme tan furiosa como avergonzada, tratando de ignorar los sentimientos que esas cosas me ocasionaban al sentirme femenina. Tal como sucedía una vez más por lo que Douglas hacia mientras intentaba amenazarlo, algo que pareció importarle muy poco al cabrón.
-¡Deja de mirarme las tetas, imbécil!-
    Ni siquiera intentaba disimular o negarlo, JD me miraba las tetas de forma descarada incluso después de llamarle la atención, él no dejaba de mirar mi cuerpo con deseo, causando en mi emociones más mixtas de las que me gustaría experimentar.
-¿Cómo no quiere que las mire, oficial? Son enormes y prácticamente están al aire, apuesto a que lo hace para provocarnos. Es injusto que la única mujer en este lugar sea tan fría y despiadada con nosotros, si fuera más cariñosa con todos nosotros, este lugar sería mucho mejor-
    No compre ni la mitad de lo que dijo Douglas, él solo buscaba provocarme y humillarme, llevando mi furia hasta otro nivel, donde no podía resistir a la tentadora idea de ser más y más dura con él, pensaba darle una paliza, pero ya que el prisionero no dejaba de presionar, romperle las piernas era algo tentador. 
-Esta soltera, ¿no es así? Como dedica tanto tiempo a su trabajo, todos los hombres que puede conocer son sucios prisioneros. Apuesto que debe estar muy frustrada, ¿Verdad, Lexy?-
    Intente hacerme la fuerte y no reaccionar ante las palabras de Jordán, quien ya sea por su tonto truco de magia o por ser capaz de ver a través de mi dura expresión, había notado algo que yo realmente me estaba esforzando en mantener oculto, fallando con él por alguna razón.
-Sí, estoy muy frustrado desde que un mago idiota me transformó en una mujer y me obliga a seguir mi vida como si nada hubiera pasado. Y estoy tan frustrado, que cortarle a su compañero de ahí abajo es cada vez más tentador-
    Mi voz era firme y dominante, exigiendo una vez más a Jordán Douglas qué me regrese a la normalidad, al mismo tiempo que me esforzaba por no mostrar mi asombro y vergüenza al sujetar su verga en una de mis manos. 
    Douglas parecía más sorprendido que yo, lo cual hizo más fácil para mi intentar parecer una policía intimidante, sin prestarle mucho atención al enorme tamaño que tenía Douglas y que mi pequeña mano recorría de arriba a abajo con un poco más de ímpetu en cada ocasión. 
-Lo que pasara es lo siguiente, y no pienso aceptar ninguna objeción: arreglas tu estúpido número de magia y me devuelves mi cuerpo, o muy pronto yo no seré la única sin bolas aquí en la prisión, ¿entendido, recluso?-
    Con la voz tan firme como pude y dando mi mejor esfuerzo en parecer intimidante, di mi última advertencia a Douglas para devolverme a la normalidad antes de que sucediera algo por lo cual se podría arrepentir el resto de su vida dentro y fuera de la cárcel.
Créditos a quien correspondan.
-Muy bien, sigue así, Alexa. Si te portas bien y te disculpas, puede que tengas una recompensa mejor de la que imaginas-
    Mientras oía esas degradantes palabras salir de la boca de Douglas, yo me sentía más y más humillado, tratando de pensar ¿Cómo fue que termine haciendo esto en tan poco tiempo? ¿Cómo cambiaron tantos las cosas? Lo tenía bajo mi control, JD estaba sometido ante mí y lo tenía atrapado del punto más débil en cualquier hombre, ¡Solo hacía falta un poco para que se doblegara ante mi voluntad! Pero antes de que eso sucediera, Douglas me hizo ver la nueva realidad de mi vida a la que me enfrentaría, y los deseos más bajos que este cuerpo tiene para mi.
    Todo este tiempo lo había resistido, ese extraño y placentero hormigueo en mi cuerpo día a día, sintiéndome humillada y halagada ante cada mirada pervertida a mi nuevo cuerpo y mordiendo mi labio cada ocasión en la que escuchaba a algún preso decir a mis espaldas todo lo que me quería hacer si tuviera la oportunidad. Intente negar esos deseos y distraer mi mente tanto como fuera posible, pero cuando encontré mi juguete de noche bajo la cama, no he podido dormir tranquila ni controlar mis deseos sin haberme consolado antes de dormir o de salir a trabajar. 
    Maldigo este cuerpo de mujer que me convirtió en una pervertida, una pervertida qué ha intentando mantener su fachada de policía cruel e indomable frente a todos los presos, pero que en estos momentos a solas con Douglas no pude resistirme más a mis instintos, doblegándome ante el placer que un hombre me podía dar. 
    Me gustaría decir que puse mucha resistencia, qué Douglas me forzó, me engaño o chantajeo para hacer esto, pero la decepcionante realidad fue que él apenas dio unas caricias en mi mejilla, seguido de unas palmaditas dominantes, antes de ordenarme "ser buena niña" para darle un merecido alivio en su día a día como prisionero, algo que con una mirada sumisa y suplicante acepté. 
    En cuánto él lo dijo, yo no dude ni pensé, solo respondí dejando mi porra y toda mi ropa de lado para que no se moje, antes de entrar a la ducha con Douglas para hacer todo lo que él quería. El agua estaba un poco fría, pero ni con el frío invadiendo mi cuerpo desnudo podía controlar el deseo de devorar y aceptar todo lo que JD tiene para mi. 
-Usa esas enormes tetas que andas exhibiendo todo el tiempo para complacerme, muévelas y apriétalas. Hazme pasar un buen rato, y quizás yo te de un buen rato a ti-
    Las palabras de Douglas eran degradantes, él sabia a la perfección cuanto me destruía que me hablará como una mujerzuela barata, y dolía todavía más a mi hombría no poderme detener.
    Ante mis nuevos ojos Jordán era enorme, cuando yo era hombre era más alto que él, pero ahora incluso usando mis tacones él es mucho más alto, y ahora que me los quite, la diferencia de altura es mucho más evidente, por lo que apenas tuve que agacharme un poco para poder hacerle una rusa a este delincuente. Me siento tan pequeña y diminuta, tratando de no babear como una sucia al sentir el enorme miembro de JD entre mis tetas; cada segundo que me restriego contra él siento su pene crecer, palpitar y ponerse un poco más duro a cada momento; mientras que yo me inclino más, aprieto más mis pechos contra él y me muevo con un creciente placer entre mis piernas qué no solo están mojadas por el agua fría de esta regadera. Solo estoy haciéndole una rusa, y solo con eso me estoy volviendo loca por el hombre responsable de estar atrapado en está patética y pervertida forma.
Créditos a quien correspondan.
-Eres una pervertida, oficial. Solo por eso puedes ponerte de rodillas-
    Antes de que pudiera hacer terminar a Douglas con mis tetas, él fue claro y directo, quería algo más de mi, algo que no dude ni un momento en darle, y tan pronto como él dio la orden, yo ya estaba de rodillas frente a su verga ansiosa por continuar. 
    Si tener su pene entre las tetas ya era impresionante, ahora tenerlo a escasos centímetros de mi rostro lo era aún más: su olor era fuerte y atractivo, casi que se sentía embriagante, dejándome admirar como palpitaba con fuerza y emoción gracias a mi esfuerzo previo, además de que viendo a detalle su enorme tamaño, yo no pude evitar sentirme emocionada por saber si realmente todo eso entraría en mi boca y otras partes de mi cuerpo.
-¿Qué me hiciste? ¿Qué me hiciste, maldito? Yo era un hombre... Yo era un hombre... No podría hacer esto por mi propio deseo... Debe ser otro de tus trucos baratos-
    Intente protestar en un leve momento de claridad, mientras una de mis manos iba hasta el miembro de JD y la otra mano recorría un poco dentro de mi nueva intimidad, haciéndome sentir aún más emocionada y caliente a cada segundo que mis manos se movían.
-¿Un truco de magia? No, linda. Yo solo te transforme en mujer, que seas una perra pervertida es por completo cosa tuya-
    Jordán dio unas palmadas en mi cabeza, tal como si fuera una mascota recibiendo una recompensa de su amo, lo cual sin importarme cuán degradante fuera, ni siquiera intente evitar.
-Yo no soy una pervertida por cuenta propia, ¡estoy seguro que es tu culpa, y cuando regrese a la normalidad yo-
    Mis palabras fueron interrumpidas cuando Jordán se movió un poco, colocando su pene sobre mi rostro, poniendo toda mi mente en blanco en ese momento, y respondiendo solamente cuando él ordenó algo:
-Chúpalo-
    No tuve oportunidad alguna de pensar, solo actúe tal como Jordán quería, moviendo mis labios hasta su entrepierna, mirando solo por un momento y abriendo de forma cuidadosa la boca para recibir con deseo el enorme miembro del preso.
-Qué linda te ves, Alexa. Deberías ver tu cara de satisfacción al darle una mamada a un recluso. Estas preciosa-
    Sí, supongo que sería algo digno de ver. Aunque lo estoy haciendo, no quiero imaginar lo patético que debo de verme a los pies de un preso mientras le chupo la verga, verme de esta manera arruinaría aun más lo poco que me queda de hombría, y más allá del placer que experimento, solo puedo dar gracias a que la prisión no tiene espejos por ningún lado para dejarme disfrutar un poco de esto sin el remordimiento o preocupación de mirarme en un reflejo.
-Casi te ves como una puta cualquiera, pero todavía te hace falta habilidad, ¿Qué estas esperando? Comienza a mover esa sucia boca tuya antes de que yo lo haga por ti-
    En el momento que vi la mano de Jordán acercarse a mi cabeza, temí por la idea de que él tirara de mi cabello para guiarme en lo que yo debía hacer, por lo que no tuve más solución que iniciar el movimiento de mi lengua, de mi boca y de mis labios por mi cuenta.
    Mis labios qué apenas rodeaban con cuidado la punta de su miembro, muy pronto buscaron ir más profundo, apretando de forma suave y apasionada mientras mi lengua intentaba moverse por dentro y saborear lo que a cada segundo llenaba más y más mi boca. Por fortuna, JD no me obligó a seguir el ritmo que él quisiera, dejándome a mi vía libre para probar mis límites y hacer el mejor trabajo que pudiera con mi boca por primera vez.
    Una de mis manos seguía acariciando mi femenina intimidad mientras la otra mano intentaba satisfacer los lugares especiales del miembro de Jordán a los cuales no podía llegar usando solo mi boca. De verdad que lo intente, imite lo que conocía y lo que vi en videos, pero ahora que yo estaba haciendo este tipo de trabajos, no termino de entender como una mujer es capaz de llegar hasta la base de esta cosa, pues yo apenas llegaba a la mitad y ya sentía que me estaba ahogando.
-¿Es mucho trabajo para tu boca inexperta? Con todo lo que sueles hablar, no tienes idea de lo mucho que estoy disfrutando tenerte callada, maldita. Podría acostumbrarme a tenerte de esta manera, y solo escuchar el sonido de tu boca atragantada con mi verga-
    Ese sonido tan característico al hacer una mamada había estado saliendo de mi boca tras cada intento de chupar un poco más profundo, era patético, me sentía patético, y que Douglas disfrutará de mi mamada, mi expresión sumisa y los sonidos que producía, eran cosas que yo no podría olvidar fácilmente incluso si mi cuerpo volvía a la normalidad.
Créditos a quien correspondan.
-Tendrás que practicar más. Ya habrá oportunidad más adelante-
    JD retrocedió unos pasos, haciéndome sentir aún más pervertida e idiota cuando intente seguirlo para no separar mis labios de su falo, el supuesto mago se dio cuenta de ello, echando a reír antes de restregar su verga por mi rostro pero sin permitirme volver a tenerla dentro de mi boca.
-¿Tanto lo estabas disfrutando, Alexa? No te preocupes, podrás disfrutarlo aún más-
    Jordán me tomo del brazo para ponerme de pie, hacerme dar media vuelta y que mi cuerpo sintiera una oleada de temor y placer ante la posibilidad de lo que Douglas estaba planeando hacer conmigo.
-Prisionero 021868... ¿Qué está planeando hacer conmigo? Le advierto que esta estrictamente prohibido tener relaciones-
    Una dura nalgada resonó en mi trasero cuando intente protestar. Sin tener algo de JD dentro de mi, fui capaz de resistir solo un momento, lo cual me hizo ganar una nalgada y un burlón sermón por parte del prisionero.
-Que bien culo tiene, oficial. Verlo en su mini falda ya era emocionante pero tenerlo desnudo tan cerca de mi, ¡Me encanta!-
    JD me dio otra nalgada igual de dura y provocativa, apuesto que mis nalgas estarán teñidas de rojo con la marca de su mano, y mi espíritu de lucha, es destruido poco a poco, de eso estoy segura.
-No me mires el culo, por favor-
-No, yo creo que no. Es demasiado bueno como para no mirarlo, que ganas de tenerlo todos los días. Aunque por escuchar de usted "por favor", quizás me lo piense-
    ¿Tan bajo había caído qué pedía por favor las cosas a un preso? Yo soy la autoridad en este lugar, todos deben tenerme miedo y respeto, los criminales caen doblegados a mis pies y suplican para evitar sus castigos, ¡Esa es la realidad! Entonces ¿Cómo termine siendo yo quien súplica por evitar un castigo y se pone a los pies de un reo?¿De verdad me estaba volviendo por completo una mujer? No lo quiero reconocer, pero dándole la espalda y mi cuerpo a JD quien manosea mi trasero como juego previo, es difícil decir que soy un hombre en toda regla.
    El mago farsante acarició mi trasero, toqueteo mis nalgas, metió un par de sus dedos en mi húmeda intimidad justo antes de dejar la punta de su hombría tocar mis labios. 
-Prisionero 021... Jordán, por favor, no hagas esto... Lo que sea menos esto-
-¿Tanto miedo te da disfrutarlo? Eres más perra de lo que imagine, y más tonta de lo que pensé, ¿En serio crees que algo de lo que digas me va a detener? Llevo meses encerrado y en abstinencia aquí, así que una perra con un enorme culo como tú es lo mejor que me pudo pasar-
-No soy una perra con...-
    Esta vez Douglas se movió, solo movió un poco sus caderas, haciendo que la punta de su hombría se paseara por mis labios y jugara con la idea de entrar en mi cuerpo. Ese único movimiento bastó para hacerme estremecer, sentir como todo mi cuerpo se ponía débil y que de mis labios saliera el gemido más sumiso y femenino que pudiera evocar. Ni siquiera cuando cogí con mujeres las hice gemir de esta manera, por lo que ser yo quien gemí como una cualquiera por apenas ser tocada, no era más que uno de los últimos clavos en el ataúd de mi masculinidad.
Créditos a quien correspondan.
    Mis manos se sujetaron de donde encontraron, mi cuerpo se inclinó, levante mis caderas y me puse de puntillas. En un solo instante mi cuerpo ya estaba listo para tener sexo con Jordán, quien al darse cuenta de como reaccionaba mi cuerpo, simplemente me tomó por las caderas y poco a poco fue abriéndose paso dentro de mi.
    Un gemido aun más largo y placentero escapó de mis labios cuando Jordán comenzó a entrar en mi, haciendo que mi cuerpo temblara de placer, haciendo que mi entrepierna se pusiera más húmeda con su dureza y calor en mi interior, JD solo estaba jugando conmigo, y su simple juego estaba a punto de llevarme al límite, pues después de unos segundos sin hacer mucho, comenzó a mover sus caderas para embestirme de forma lenta pero apasionada, despertando en mi una oleada de sensaciones totalmente diferente a lo que conocía como hombre y como mujer. 
-Sabes que todo mundo aquí te quiere coger, ¿Verdad? Desde presos hasta policías, no hay quien no hable de ti y lo que te quieren hacer cuando no estas mirando, oficial-
    Lo sabía, lo sabía mejor que nadie, todos los presos decían cosas sucias a mis espaldas e incluso mis compañeros dicen que si no tuviera un carácter tan horrible ya hubieran intentado algo conmigo, soy la única mujer a kilómetros de distancia y mi uniforme no me ayuda a pasar desapercibida, tengo la humillación de ser el centro de atención, uno que después de tantas especulaciones, termina siendo un simple objeto para el placer del preso más detestable que pude encontrar. 
-Aprieta un poco más, perra. Y mueve tus caderas, no estuve esperando esto por semanas para que quieras que yo haga todo el trabajo. Estas aquí para satisfacerme, no al revés-
    Un par más de duras nalgadas llegaron a mi trasero, haciéndome gemir, retorcerme, y lo más importante, obedecer las ordenes que daba JD.
-Buen trabajo, así está mucho mejor, oficial golfa. Buen trabajo, Alexa-
    Como "recompensa" a obedecer sus palabras, JD acarició mi trasero, moviéndose con más entusiasmo y dándome todavía más placer del que podía imaginar. A ese ritmo no podría soportar mucho más tiempo, mi cuerpo se estremecía, yo gemía a pesar de la vergüenza, y cuando me sentía lista para terminar, JD paró.
-¿Por qué?-
    Pregunte sin ser capaz de ocultar mi decepción al ser interrumpida por tercera vez de disfrutar de esto hasta el final: Jordán no me dejó hacerlo terminar en mis pechos, ni en mi boca, y cuando yo estaba lista para terminar sin importar que hiciera él, JD se detuvo, impidiendo qué yo pudiera llegar a mi ansiado clímax. 
-¿En serio preguntas eso? Ya te lo dije, tú estas aquí para mi, no al revés. Sin embargo, ya que eres una perra cualquiera sin control de si misma, dime Lexy, ¿Qué vas a hacer por mi?¿Qué harás para ganarte llegar hasta el final?-
    La pregunta de Jordán me obligó a pensar por un momento, lanzando la oferta más obvia que tenía para él.
-Prometo. No, te juro que puedo sacarte de aquí la próxima semana-
    Jordán negó con la cabeza y se rio, obligándome a pensar en una mejor oferta para él.
-También voy a limpiar tu historial, no tendrás antecedentes y prometo que nadie te molestara el las calles, podrás hacer...-
    Cuando estaba por decir esa última frase, mi cabeza tuvo una idea y Jordán pareció ser consciente de ello. Decir lo que tenia en en mente era humillante, pero estando desnuda y debajo de Jordán ya era humillante, por lo que solo debía añadiría una humillación distinta a la que vivo día con día y que me he ido acostumbrando desde que soy mujer, y desde que Jordán me esta cogiendo. 
-Yo... La oficial Armstrong... Prometo-
-Lexy, tú eres Lexy-
    Me corrigió con seriedad JD, haciéndome suspirar y aceptar sus condiciones. 
-Yo... La oficial Lexy prometo nunca volver a dudar de tu magia... No sé cómo lo haces, pero no son trucos baratos ni engaños... Tu magia es asombrosa y juro solemnemente nunca más ponerla en duda-
    La engreída sonrisa de Jordán apareció ante esas palabras, acariciando mi trasero una vez más y felicitándome por darle absolutamente todo lo que él quería. Me atrevería a decir que al menos por un momento, Jordán había disfrutado más de mi humillante disculpa, que de estarme cogiendo, lo cual no me ayudó a sentirme mejor.
-Eres un mago de verdad, Jordán. Y lamento mucho los problemas que te cause y las veces que puse en duda tus habilidades-
    Ahí estaba, conmigo inclinada y desde una posición incómoda bajo Jordán, tuve que humillarme al decir que JD era un mago auténtico, admirar sus habilidades en un intento ya no de recuperar mi antiguo cuerpo, todo era para ganarme su perdón y que él finalmente me dejara llegar al clímax tal como lo haría una mujer. 
-Y-ya... Ya lo dije... ¿Debo decir algo más? ¿Qué más esperas de-
    Antes de que el pánico y la vergüenza pudieran apoderarse por completo de mi, Douglas me mostró una sonrisa sádica y que demostraba toda su satisfacción en este momento.
    Él acarició mi mejilla por un instante, bajando su mano desde mi rostro, recorriendo mi espalda y cintura, llegando a mi trasero y dándome una nalgada más. De nuevo, eso fue doloroso y me hizo gemir pero más allá del dolor, había un placer creciente de mi parte, me quede en silencio cuando Jordán me tocaban, disfrutando desde la caricia más suave hasta el toque más sucio, aceptaba todo lo que Jordán tenía para mi, incluso el cambio a una posición nueva para seguir cogiendo. 
-Jordán, por favor espera. No puedo-
-Claro que puedes, así que cállate y disfrútalo-
    Jordán paso uno de sus brazos por debajo de mi pierna y después la levanto, toda mi cara estaba roja cuando vi mi pierna sobre el hombro de Douglas, forzándome a mantener el equilibrio con mi otra pierna y con la ayuda de su mano alrededor de mi cintura. Yo estaba completamente indefensa a la voluntad de JD, algo que lejos de preocuparme, solo me emocionó. 
-¿Puedes darte prisa, por favor? Estaremos en problemas si demoras en volver a tu celda-
    Pedí de forma tímida, sin gritos ni amenazas, solo era una pequeña petición que hice a JD, quien claramente disfruto de mis nuevos modales al dirigirme a él. 
-Bien dicho, Lexy. A partir de ahora quiero que me hables así, y si me amenazas o levantas la voz frente a alguien, estarás en problemas cuando estemos a solas-
-Los otros presos sospecharan-
    Fue mi débil intento de protestar a lo que JD pedía, en especial cuando comenzó a mover sus caderas, haciéndome gemir y estremecer ante cada una de sus embestidas, aún más profundas y placenteras qué las anteriores, gracias a la nueva posición en la que me cogía. 
-Yo me encargaré de ellos, perra bonita. Tú todo lo que tienes que hacer es verte sexy, darme placer y obedecerme, ¿Entendido?-
    Sin más remedio tuve que asentir, aferrándome a donde podía para mantener el equilibrio, mientras todo mi interior era arremetido y sacudido por Douglas, para hacerme gemir y experimentar el placer por el que tanto me humille.
    Había válido la pena, humillarme y casi arrastrarme a los pies de JD, quien de solo una embestida, llegó a un lugar tan profundo de mi nuevo cuerpo que no supe como responder más allá de gemir y suplicar por más. Lo había visto algunas veces en los vídeos, pero sentir como mi interior era revuelto y azotado por cada embestida que me daba Jordán, era una sensación tan placentera como dolorosa, algo indescriptible que ahora que puedo experimentar, estoy segura de que me humillaría y haría lo que fuera las veces que sean necesarias, para que Douglas me deje seguir experimentando esté inmenso y embriagante placer.
Créditos a quien correspondan.
-La cosa está así, querida: apenas te estoy usando y sería una lástima irme tan pronto de la cárcel, así que tú te encargarás de hacerme compañía por el resto de tiempo en mi sentencia; no me interesa como lo hagas, pero cada dos días te quiero en mi celda o aquí en las duchas conmigo para que pueda desestresarme, ¿entendido?-
-Entendido, Douglas-
    Respondí entre gemidos llenos de placer, dándome cuenta que comenzaba a babear al ritmo de sus embestidas, las cuales me hacían sentir más mujer tras cada una, ¿Esto era lo que sentían todas las mujeres? No es nada comparado con lo que siente un hombre, y aunque estoy segura de que JD disfruta de todo lo que me hace, no tiene punto de comparativa con lo que él me hace sentir.
-También espero que me facilites la vida, ¿sabes? Dame buena comida, déjame jugar con mis cartas y hacer mis espectáculos. Yo nunca puedo estar en problemas gracias a ti, y si alguna vez estoy en problemas, más te vale solucionarlo o quien pagará las consecuencias serás tú-
    Con mucho esfuerzo intentaba recordar y aceptar todo lo que Douglas me exigía, su palabra era la ley para mi, y mientras él me permitiera seguir experimentado este placer, haría todo lo que estuviera en mi alcance dentro y fuera de la prisión para tenerlo feliz.
-Además, también deberás limpiar mi historial y prometer que nunca volverán a molestarme. No te pido nada del otro mundo, solo que te encargues de todos mis problemas en cuanto yo lo digo, a cambio de ello, cuando salga de aquí, tú volverás a ser el hombre de este lugar-
    La idea era tentadora, el trato era excelente, recuperaría mi cuerpo si hacía lo que JD me pedía. Sin embargo, intentando no babear tanto mientras hablaba le respondí.
-N-no...no... por favor, te pido que me dejes así-
    Douglas pareció sorprendido por un momento ante mi petición, sin embargo, lejos de retroceder, yo fui más lejos.
-Lo dijiste tú, ¿Cierto? Yo soy la oficial Lexy... soy Lexy... y quiero seguirlo siendo y disfrutar de este placer-
    Con una mirada perdida en el placer, suplicaba de forma descarada a JD por dejarme ser mujer para siempre, que me dejará ser su mujer, algo que solo provocó una sonrisa en él y que se tomará en serio nuestro asunto.
-Muy bien, solo porque lo pediste de buena manera, oficial Lexy-
    En un solo momento, las embestidas se hicieron más fuertes, eran más rápidas, llegaban más profundo y Douglas me utilizaba sin importar que pudiera romperme. En respuesta mi cuerpo solo se tensó, me sujete tanto como pude e hice mi mejor esfuerzo por seguirle el ritmo hasta que ya no pude más: de mi boca salió un gemido, todo mi cuerpo se estremeció y un líquido lascivo y lleno de placer salió de mis piernas, de no ser por Douglas yo hubiera caído en ese momento, pero aunque yo ya había terminado, él no dudó en sujetarme y utilizarme hasta llegar a su propio orgasmo.
    Tuve que apretar los dientes y sujetarme de la pared cuando sentí que en lo más profundo de mi cuerpo, un líquido pegajoso y caliente entraba para recorrerme desde dentro hacía afuera. JD había terminado dentro de mí, haciendo un desastre de mi persona, usándome de forma descarada, y dejándome caer poco a poco en el suelo totalmente sumergida en el placer.
    Estuve tendida en el suelo durante varios minutos, soltando arcadas para intentar recuperar el aliento, con mi pecho subiendo de arriba a bajo al ritmo de mi acelerada respiración, con las piernas temblándome, con mi trasero adolorido y con mi parte más íntima aún cubierta por la semilla de JD que no solo sentía en las piernas, aún podía sentir su calor en mi interior. Douglas me hizo un desastre de persona, y al ver el techo de la prisión y a este enorme prisionero, pienso que hice lo correcto, no me arrepiento de lo que acabo de hacer, y mucho menos pienso arrepentirme de aceptar el trato que hice con el mago.
-¿Puedo limpiarla?-
    Pregunté aún tendida en el suelo de las duchas sin quitar la mirada de la gran entrepierna de Jordán.
-No creo que se limpie sola, ¿cierto? Usa tu boca para limpiarla, no tenemos tiempo de otra ronda, pero no te preocupes, tal como lo acordamos en dos días te espero aquí o en mi celda, ¿lo entendiste, oficial?-
-Por supuesto, no hace falta que lo repitas, Douglas. Por favor, permíteme hacer de tu estancia en este lugar lo más placentera posible, es lo menos que puedo hacer después de tu maravilloso truco de magia sobre de mi-
    Tras decir esas palabras, la energía volvió a mi por unos minutos más, para ponerme de rodillas y limpiar el desastre que había dejado en la hombría de Jordán, la cual al saborear y tener tan de cerca nuevamente me recordaba que está era mi vida ahora, esta es quien soy yo ahora, y que para disfrutar de más placer y hacer más fácil la vida de Jordán, yo me he convertido en su golfa oficial Alexa Armstrong, mejor conocida por mi hombre como Oficial Lexy.
Créditos a quien correspondan.

8 comentarios:

  1. Excelente historia!!! Me encantaría que crearas una parecida con estas fotos: https://imgur.com/a/rMJMJDN
    Su nombre es Fátima ☺️

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    1. Gracias pero no estoy haciendo peticiones. Suerte el próximo año, anónimo.
      -Nero.

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  2. Me encanto su transformación de su mente ,te rifaste

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    1. Muchas gracias, Antonio. Fue una historia un poco más larga que de costumbre pero me gustó escribirla de principio a fin.
      -Nero.

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  3. Podrías hacer una historia de un hombre que se transforma en una mujer de ébano por algún totem o estatua o por qué el personaje principal va a una tribu a estudiarla?

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