lunes, 11 de noviembre de 2024

El castigo de gimnasia

-Muy bien, Manuela. Sube al escenario para mostrar a todos como se hacen los ejercicios de forma adecuada-
    El maestro con su ronca voz de inmediato llamó la atención de todos en la clase y en especial la mía cuando me pidió subir con mi nuevo cuerpo al frente de mis compañeros, todos hombres en realidad ya que todas las chicas tomaban otra clase fuera del gimnasio. Sin embargo, tuve la brillante idea de espiar un poco a las chicas saltándome yo mi clase.
    Las vistas eran espectaculares, todas las chicas usaban una camiseta ajustada que me dejaba ver un poco de sus sostenes o incluso de sus pechos, además vestían calzoncillos rojos deportivos que me permitían disfrutar de sus largas piernas, buenos traseros y hasta de ver un poco de los borde de su ropa interior. Era un placer asombroso por donde mirará, con algunas chicas presumiendo sus grandes pechos, otras sus excelentes piernas que se distinguían por sus medias cortas que dejaban todas sus piernas a la vista, o algunas chicas que usaban medias más largas para disfrutar solo del emocionante espacio de piel entre las medias y los bloomers.
    Estar ahí era todo un deleite para cualquier chico, y yo iba a presumir de todo lo que pude disfrutar con mis amigos, de no ser porque de un momento a otro, sentí una enorme mano sobre mi hombro, intenté correr pero fue inútil, antes de que pudiera notarlo el entrenador me había encontrado, y antes de que pudiera escapar, él ya me había atrapado para darme un castigo.
    Supongo que lo único bueno de este castigo y por lo que debo dar gracias al entrenador, es que no me expuso ante la maestra o mis compañeras, quienes nunca me perdonarían por haber estado espiando. Por un momento pensé que el entrenador era de los míos y que también estaba ahí para disfrutar de las vistas, o al menos dejarme ir con una advertencia, por desgracia para que él hiciera la vista gorda de mi conducta, tenía que cumplir un castigo frente a nuestra clase.
    En realidad su castigo no me parecía tan malo cuando lo mencionó, solo me dijo que yo tendría que entrenar más duro que de costumbre y sería su asistente personal durante la clase, por lo que yo tendría que estar al frente haciendo los ejercicios, algo que con mi excelente condición física no me preocupo en lo más mínimo.
    Desafortunadamente aquella confianza que tenía se esfumó por completo cuando mi entrenador me entregó una bolsa con ropa de gimnasia, la misma ropa de gimnasia que usaban las chicas del salón ahí afuera en su clase.
-Póntelo-
-¿Es una broma, entrenador?-
    Le pregunté con sorpresa y preocupación a mi entrenador mientras yo sostenía uno de los atuendos por los que antes estaba babeando al ver a mis compañeras, un cambio completo en mi reacción comparada hace algunos minutos, algo que notó mi profesor y no se tentó la mano en presionar.
-Para nada, mocoso. Estabas disfrutando de ver a tus compañeras con eso, lo menos que puedes hacer como castigo es usar lo mismo o ya sabes, también puedo entregarte con la maestra y directora para que se encarguen de ti-
-Pero se va ver horrible en mí, yo no soy una chica para usar estas cosas, en especial la parte de abajo-
    En el momento que protesté diciendo eso, el entrenador esbozó una pequeña sonrisa que parecía ocultar algo más. Definitivamente ocultaba algo más, solo que era muy pronto para que yo lo averiguará.
-Solo úsalo y todo se solucionará-
    Con esa vaga respuesta de mi maestro, creí que él no estaba interesado en oír mis quejas, así que no tuve más remedio que obedecerlo, cambiando mi ropa detrás de un árbol antes de poder entrar a la clase de gimnasia., 
    Mientras me ponía el uniforme femenino, sentí que los bloomers deportivos se ajustaba demasiado a mi cintura y mi trasero, que la blusa era algo ajustada y que tenía un poco de peso extra alrededor del pecho, además que todo se veía más grande de lo que recordaba. Supongo que fui un idiota por no notarlo de inmediato, eran tantas cosas que pase inadvertidas que ahora me siento un poco culpable de lo ingenuo que fui hasta el momento en que el profesor me hizo notar lo que me había sucedido.
-¿Ves como sí te queda perfecto a tu talla? Ahora eres Manuela y me ayudaras con tus compañeros durante toda la clase-
-¿Manuela? Espera ¿Qué significa esto? ¿Por qué mi voz suena como la de una niña? ¿¡Y porque me veo igual que una!?-
    Me pregunté lleno de sorpresa al oírme hablar como chica por primera vez, para luego bajar la mirada y notar los dos bultos que sobresalen de mi pecho, tratando de verme tanto de frente como por detrás sin creer lo que me había pasado.
-Porque esa ropa te transformó en una chica y ahora tienes que ayudarme a dar la clase de esa forma-
    El entrenador ni siquiera me dejó dudar de mi situación y me hizo entrar con este nuevo cuerpo para sorpresa de todos mis compañeros que no ocultaron sus miradas pervertidas al verme con este atuendo, siendo lo peor de todo que no puedo quejarme o decir algo malo porque si lo hago todos descubrirán que en realidad soy su amigo Manuel. 
-Muy bien chicos como vieron tenemos una invitada que nos ayudará con las actividades de clase, lo primero que tiene que hacer es sostener la postura modificada de tablón durante 10 minutos, luego hará 100 sentadillas, después 100 saltos con cuerda y finalmente 10 minutos corriendo, ¡Adelante!-
    Las actividades eran una locura, aunque podía hacerlas, estaba seguro de que sudaría un montón y terminarían si aliento en más de una ocasión, dando imágenes tan vergonzosas para mi, y muy emocionantes para todos mis compañeros que no van a perder la oportunidad de mirar a una chica en una posición tan comprometedora.
    A pesar de todas esas claras incomodidades, humillaciones y desventajas, estaba listo para intentar hacer todo lo que el maestro me pedía, pasando al frente de la clase, flexionando las piernas y mis codos para estar en la posición que se me pidió, dando un ángulo precioso para mis compañeros; mi trasero estaba frente a ellos, las piernas también, y si alguno se agachaba, podía ver mis grandes pechos colgando de mi, dejándome a mi con la impotencia de soportar está exigente posición mientras escuchaba todo tipo de comentarios sobre mi cuerpo por parte de mis amigos y compañeros; la peor parte para mi, fue cuando comenzaron a preguntar sobre la clase a la que asisto, porque yo era la chica más sexy que habían visto en toda la escuela; algo que muy lejos de halagarme, solo me hundió aún más en la humillación que sentía.
    Como si toda la vergüenza fuera poco castigo para mi, apenas habían pasado 3 minutos desde que mi cuerpo se quedó en está posición y ya se sentía al límite, llenándose cada vez más de tensión y sudor al forzarme a cumplir el tiempo dado por mi entrenador. Tal parecer que mi forma femenina no tiene ni la mitad de fuerza o resistencia que cuando era chico, por lo que el entrenamiento de la clase sería todavía más difícil de lo que me imagine.
    Sin embargo, no importa lo difícil que sea seguir esta rutina y cumplir con el castigo, debo cumplir con todo lo que me pida el entrenador sin importarme nada más o de lo contrario estaré en serios problemas. Puede que sea humillante estar en está posición y haberme convertido en mujer, pero estoy seguro de que será mucho peor que se informé sobre lo que hice durante la clase de gimnasia, por lo que no tengo más remedio que forzar a mi cuerpo de chica a cumplir con el entrenamiento mientras intento soportar la humillación provocada por todos los comentarios lascivos que dicen mis amigos.
    Maldición, ahora que lo pienso y que estoy en está posición, yo soy igual de pervertido que ellos, incluso mucho peor, y si no hubiera estado de fisgón, no tendría que soportar toda está humillación.
Créditos a quien correspondan.

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