lunes, 21 de octubre de 2024

¡Mamá no deja de molestar!: Prólogo

    Es una maravilla. Había pasado tanto tiempo sin estos momentos que hasta se sienten irreales, no puedo recordar con sinceridad cuando fue la última vez que me sentí tan tranquilo, tan relajado, tan despreocupado, sin el miedo latente a que Ricardo de alguna forma me arruinará el día. No más bromas, ni castigos, ni que me robe el almuerzo, rompa mis cosas, me humille en clases o me moleste en redes sociales. Había pasado tanto tiempo sin esta seguridad y tranquilidad, que algo tan aburrido como estar en mi cama viendo al techo me parece la mejor forma de gastar mi tiempo.
    Hace casi medio año comenzó el ciclo escolar, yo era un estudiante de primer año y aunque estaba nervioso por ir a una escuela nueva, también estaba emocionado, deseaba que mi día a día fuera como en las películas o animes que veía; hacer un montón de amigos, anotarme a un club después de clases, conocer a una chica linda y disfrutar de mis días como estudiante de preparatoria. Por desgracia, la realidad que me tocó vivir fue una muy distinta a la que esperaba, y todo era culpa de Ricardo.
    Ricardo era un chico que recursaba materias de todos los años, tengo entendido que él era un par de años mayor que yo, pero por meterse en problemas con los maestros o simplemente no ser el mejor estudiante, todavía debía aprobar varias materias en la escuela para graduarse, o bien que su tiempo se termine y sea expulsado de forma definitiva.
    Además de ser un pésimo estudiante, Ricardo también era un pésimo compañero de clases, puesto que dedicaba gran parte de su día académico a molestar desde maestros hasta alumnos, y por desgracia, yo era una de sus víctimas preferidas.
    Al comienzo no quise darle mucha importancia, pensé que ya éramos mayores para estas cosas y que Ricardo se aburriría, me dejaría tranquilo, o bien, yo tendría que ser un hombre y encararlo para que me deje de atormentar. Una vez más la realidad fue muy diferente, pues con el pasar de las semanas, el acoso y las burlas de Ricardo hacía mi no hicieron más que aumentar; lanzarme cosas, esconder mi mochila, golpearme de vez en cuando, robar mi dinero; sin darme cuenta me volví su víctima preferida, y con quien siempre ponía en práctica todas las maldades que se le cruzarán por su cabeza. Juro que en un momento me cansé de eso, le dije que se detuviera o habría consecuencias, pero antes de que pudiera evitarlo, recuerdo despertar en un bote de basura en la zona más alejada de la escuela.
    De esa forma, la vida grandiosa de preparatoria con la que había soñado, más bien era una pesadilla diaria por culpa de Ricardo, quien durante mucho tiempo salió libre de un castigo por todo lo que me hacía y sus crueles formas de atormentarme.
    Por todo mi primer semestre, soporté sus abusos, sus bromas, sus chantajes, sus golpes, sus robos, sus comentarios crueles y todo lo que tuvo para darme, pero cuando finalmente me cansé, decidí pedir ayuda a alguien para que acabará con todos los problemas que me daba Ricardo.
    No fue mi momento de mayor orgullo, aunque ya no soy un niño, tampoco soy un adulto, y no tuve mejor solución que contarle a mamá todo lo que estaba pasando en la escuela para que Ricardo me dejará tranquilo.
    Como era de esperar, mamá estaba furiosa conmigo por no decirle todo lo que había soportado, pero después me dio un cálido abrazo y me dijo que ella se encargaría del resto.
    Fiel a su palabra, mamá resolvió el problema al reunir evidencias e ir con el directo... No estoy muy seguro de si "conversaron" para encontrar una solución, pues conociendo a mamá, perfectamente esa "conversación" pudo ser una amenaza o un chantaje hacía el director de la escuela para que se encargará del problema.
    Una noche cuando mamá regresó de trabajar, me dijo que todo se había solucionado y que Ricardo no volvería a darme más problemas. Ella me contó sobre su "conversación" con el director, en la que muy pronto se tuvo que presentar Ricardo para ser llevado casi a la fuerza a su nuevo colegio en una escuela militar. Por lo que mamá me dijo, Ricardo no estaba nada feliz de eso, intentó negociar, negarse y hasta sobornar a mamá para que no lo llevarán al colegio militar, pero mamá se mantuvo firme en su decisión haciendo que a mi bully le llegará el castigo que tanta falta le hacía.
    Han pasado dos semanas desde que mamá se encargo del problema, dos semanas en las que Ricardo no ha aparecido en la escuela y donde nadie sabe que sucedió con él. Honestamente a nadie le ha importado lo suficiente para preguntar, todos en la escuela se siente aliviados de su ausencia, así que nadie se ha molestado en preguntar más acerca de él, todo lo que he escuchado son rumores de que fue llevado por los extraterrestres, que se metió en problemas y huyó, que quizás encontró a su familia que lo abandonó y fue con ellos, y un sin fin de historias más descabelladas que la anterior. Creo que todos están inventando cuentos y tonterías sobre él solo para pasar el rato y dejar "un buen recuerdo" de una persona tan problemática que nadie va extrañar en realidad.
-Casi siento lastima por él, ¡Que se joda! Ricardo se tiene bien merecido lo que le sucedió-
    Grité con mucha alegría, recordando una vez más que Ricardo ya no estaba en la escuela para atormentarme, con su ausencia los compañeros de clases no me evitaran por miedo a volverse víctimas como yo, también podré unirme a algún club sin temor a que él me estuviera esperando después de clases, puede que ahora de verdad tenga una oportunidad de conocer a alguien de quien me pueda enamorar para pasar mis días escolares.
-¡Sí!, ¡Definitivamente mi vida escolar está a punto de comenzar!-
    Repetí con fuerza y muchas expectativas al pensar en todo lo que podría hacer ahora que Ricardo no se podía meter en mi camino, aunque perdí un semestre escolar, todavía tengo muchos más que llenar de buenos momentos sin la presencia de ese matón. Era un poco cursi de mi parte, pero no me pude resistir a levantar el puño con entusiasmo y sonreír al imaginar todas las cosas grandiosas que podría vivir ahora que me había encargado de mi mayor problema, tal como un héroe que finalmente derrota a su mayor enemigo.
    Aún disfrutando de esos pensamientos, imaginando un mundo de posibilidades para mi de ahora en adelante, un fuerte estruendo me hizo levantar de la cama para saber que había sucedido. 
-¿Mamá?, ¿Qué paso?, ¿Estas bien?-
    Pregunte con una mezcla de confusión y sorpresa cuando mamá de una patada abrió la puerta de mi habitación. Ni siquiera tenía el pestillo puesto, y por mucho que yo estuviera divagando en mis pensamientos, estoy seguro de que pude haber escuchado a mamá si me llamaba por mi nombre.
-¿Mamá?-
    Volví a preguntar sin poder sentirme tranquilo, en especial por la mirada fulminante en el rostro de mamá, ella nunca me había visto de esa manera, pero bastaba con mirar su semblante para saber que ella me veía con un montón de odio y desdén que no podía entender de donde venía. Yo no había hecho nada malo, al menos no que yo supiera, y personalmente, nada que mereciera una mirada tan cruel como la que mamá tenía encima mío en estos momentos.
    A pesar de toda la confusión, miedo y preocupación que sentía, intenté tomar valor para acercarme a mamá y preguntar que sucedía, yo estaba a punto de poner mi mano sobre su hombro en un intento de ayudarle a sentar en la cama y hablar, pero en cuanto mi mano estuvo cerca de ella, me dio un manotazo que me hizo retroceder.
-Hasta que nos volvemos a ver, asqueroso bastardo-
    Fueron las duras palabras que salieron de mamá. Su voz era la misma de siempre, la conocía de maravilla y no podía confundirme, pero aún así, la carga emoción llena de furia y resentimiento eran tan palpables, que me hizo estremecer aún más y dudar de la persona que tenía frente a mi.
-¿Qué te sucede, imbécil?, ¿El gato te comió la lengua? Eso sería una verdadera lastima, quería arrancarte la lengua yo mismo-
    Su precioso cabello rubio, su piel blanca, su ropa de buena marca, sus tacones favoritos, incluso el aroma de su perfume de todos los días, no tengo duda de que la persona frente a mis ojos es mamá, pero aún con todo eso, me costaba aceptar que mamá pudiera hablarme de esa forma.
-Mamá... lo siento, no sé que hice para que estés furiosa conmigo-
    Antes de que siquiera pudiera disculparme, otras duras palabras de mamá se hicieron presente, dejándome un mensaje más que directo que me hizo temblar y sentir mi sangre helarse.
-¿No lo sabe?, ¿Qué tal ser una puta rata chismosa?-
    No estaba muy seguro, o más bien, no lo quería creer, pero tras escuchar esas crueles palabras con un segundo significado, por muy irreal que pudiera ser, no pude evitar susurrar un nombre.
-¿Ricardo?-
    La implacable expresión furiosa de mamá, cambió por un momento, mostrando una sonrisa maliciosa que desconocía de mi propia madre, la cual respondió.
-En carne y hueso, pequeña perra chismosa. Aunque de ahora en adelante, puedes decirme "mamá", acostúmbrate Martín, o debería decir "hijo", ya que no hay nada que puedas hacer para cambiarlo-
    De esa manera, los días grandiosos de preparatoria estaban a punto de comenzar, sacrificando en su lugar los bellos días tranquilos en casa con mamá, quien ahora se había convertido en mi bully personal.

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