martes, 1 de noviembre de 2022

La apuesta de Halloween

-Vamos, no es gracioso, tienes que acabar con esto-
Pedía con mucho esfuerzo pues apenas me podía quedar de pie y despierto, por culpa de esta forma.
-No, para nada, pienso dejarte así hasta mañana y eso si te portas bien, de lo contrario puedo dejarte así más tiempo-
Protesto mi hermana mayor, quien con sus negativas casi que me hacía llorar, algo que a duras penas pude evitar.
-Pero me estoy portando bien, tú dijiste que si lo hacía me regresarías a la normalidad-
-No, dije que si te portabas bien podría volverte a la normalidad, nunca lo prometí pero si tanto deseas regresar a la normalidad, ¿Por qué no te quitas el disfraz tú misma? Hermanita-
Infle las mejillas con molestia, ya que mi hermana mayor no solo me trataba como una tonta, también me trataba como si fuera una bebé, algo que sólo soy por culpa de este disfraz.
-Sabes que no puedo, solo tú puedes hacerlo porque tú fuiste quien me dejó de esta forma-
-¿Y me puedes recordar porque estás de esa forma? Ah, cierto; tú no parabas de burlarte de nuestra hermanita que quería salir a pedir dulce o truco, ¿verdad? Te burlaste de ella y su disfraz hasta hacerla llorar y eso en serio me hizo enojar. Así que me pareció justo dejarte en esta situación; conseguí este traje de piel que te convirtió en mujer, y una vez como chica, solo te puse un atuendo apropiado para la niña malcriada que eres. Debo decir que me sorprendió lo pesado que es tu sueño, pero lo agradezco, ya que nunca despertaste durante este proceso, fue que resultó tan sencillo-
No podía decir mucho para protestar, e incluso yo mismo supe que hice mal al molestar así a mi hermanita, no pensé que la cosa llegaría tan lejos y cuando me di cuenta que así fue, solo se me ocurrió irme a dormir hasta que se fuera la vergüenza. Nunca imagine que al despertar estaría más avergonzado que nunca por culpa de mi hermana mayor, quien cobraría venganza por la más pequeña de los tres.
Cuando abrí los ojos, pude ver frente a mi espejo a una hermosa chica de cabello blanco, con grandes pechos bajo un baby doll bien decorado, y que en lugar de bragas tenía puesto un pañal que por muy cómodo que pudiera ser, era una verdadera molestia para cosas tan simples como caminar y cerrar las piernas.
Pero sin lugar a duda, lo que más destacaba de aquella mujer delante de mis ojos, era un enorme cierre metálico justo en su frente. Al por fin darme cuenta que esa mujer en pañales era yo, intente bajar el cierre sin mucho éxito. 
En esos momentos donde peleaba por bajar el cierre, fue que entró mi hermana a mi habitación y me explicó la humillante situación, donde a menos que ella me quite este traje de piel, yo me quedaría con este aspecto. 
-Pero llevo todo el día de está forma, no sólo me veo como una niña, también me comportó como una...y por alguna razón...también mi cabecita y corazón se sienten así-
No sabía que otras palabras usar para explicar cómo me siento, aunque algo me dice que también es por culpa del disfraz.
Mi hermana pareció pensar la situación por unos segundos hasta que mostró una decisión.
-Te propongo algo, hagamos una apuesta de Halloween: si tú sales conmigo a pedir dulce o truco de esta forma por 30 minutos te regreso a la normalidad, si no quieres, te quedas con este aspecto hasta el día de mañana, ¿qué dices?-
-¿Hablas en serio? No puedo hacerlo, no saldré de esta manera-
Al negarme tan rápidamente pensé que podría regatear de alguna forma con mi hermana, llegar a otro acuerdo pero ella simplemente se encogió de hombros y dijo.
-Cómo sea, a mi me da igual-
-Espera, ¿no me ofrecerás otro acuerdo?-
-Para nada, solo pensé que sería divertido que salieras de esa forma, nadie te va a reconocer pero si no quieres, tampoco es que me importe demasiado-
Claro, como no era ella la que saldría en pañales a pedir dulce o truco no le molestaba en absoluto, pero yo todavía no me acostumbró a ser mujer, ni a tener pechos ni a estar en pañales...era vergonzoso pero...
-¿Puedo pensarlo? Dame 10 minutos-
-No, tienes 5 minutos en lo que me pongo mi disfraz, estés o no lista hermanita, yo saldré a pedir dulce o truco, así que date prisa y decídelo-
Tras esas palabras, mi hermana salió de mi habitación para ir a la suya a terminar de arreglarse, dejándome a solas para decidir si saldría con esta humillante presentación a pedir dulces, o si me quedaría en esta humillante presentación hasta el día de mañana.
Y por si esta decisión en la apuesta de Halloween no fuera difícil de tomar, ahora también tenía que decidir si seguía soportando las ganas de ir al baño toda la noche, o mejor hacia lo mío antes de que mi hermana se marchara. Por mucho que quisiera, en estos momentos, no puedo encargarme de "esas cosas" por mi cuenta.
Tomar ambas decisiones en tan poco tiempo, me habían quitado el sueño que tenía, cambiándolo por angustia de que sería lo que yo elegiría, y como, sin importar cual fuera mi decisión, debía tomarla antes de que mi hermana me dejará.
Créditos en la imagen


No hay comentarios.:

Publicar un comentario