Maid al instante

Créditos en la imagen.

-Maldición, maldición, maldición-

Decía mientras empezaba a correr como loco por la calle, mi alarma no había funcionado y desperté lo bastante tarde como para alcanzar el bus escolar así que no había de otra más que correr tan deprisa como me fuera posible, así quizás llegará para el descanso.

-¿Eh?¿Que le pasa a mi ropa? Parece que se esta desprendiendo, no importa, cuando llegué lo arreglaré-

No podía detenerme ahora, significaría perder todo el día, que mi ropa se volviera más corta no me detendría, seguro que al llegar podría cocer las mangas del abrigo y el pantalón que se desprendieron.

El pecho me empezó a crecer con cada paso que daba hasta que vi volar un botón de mi ropa por no aguantar la presión de mis pechos.

-¿Pechos?Soy un chico no debo de tener pechos, ni medias, ni falda, es todo, debo esconderme para que nadie me vea así-

Los pechos dejaron de crecer, incluso ahora sentía algo más cubriéndolos pero la blusa tampoco soportó más y saco volando uno de los botones que tenía mostrando algo de mis pechos, mi abrigo se había transformado en una prenda femenina abotonada y con volantes en los hombros además de sentir un listón rodeando mi cintura y como se empezaba a formar una falda. Por último sentía el cabello más largo y como algo salía de mi cabeza.

-Rayos, cuando llegué podre peinarme, por ahora la diadema impide que mi cabello me estorbe al correr-

Su cabello creció mucho más, cubriendo casi toda su espalda, las medias consiguieron lindos moñitos que combinaban con las braguitas azules que llevaba bajo el vestido de maid; con minifalda y mandil, luego el resto de vestido y su blusa, un gran moño bien hecho en su cuello y una diadema blanca totalmente terminada.

Estos últimos cambios el chico no los iba a notar, ya no estaba para ser sinceros, el chico que corría para alcanzar a llegar a su instituto ya no existía, fue transformado en una maid al instante, algo torpe y olvidadiza pero muy popular entre los chicos que siempre querían ser recibidos por ella dentro del café.

-El gerente me va regañar otra vez, pero lo compensaré con trabajo duro en cuanto llegué, solo unas calles más corriendo y podré ser la maid que todos quieren-