jueves, 22 de junio de 2023

La llegada de una Diosa

Yo, el gran dios Anubis, morí hace cientos de miles de años, o mejor dicho se me condenó a un estado en el que vivo entre los muertos para que lleguen a la duat.
Pero tras miles de siglos de espera, el tiempo que debía permanecer en esa forma, finalmente ha terminado y podré ir al mundo de los vivos para ser un dios oculto entre los humanos.
Para lograrlo hacia falta un ritual que solamente mis siervos más leales podían realizar para traerme a sus tierras y así protegerlos. Ciertamente con el pasar del tiempo el número de creyentes había disminuido, pero quienes se quedaron a mí lado tendrían una recompensa eterna por su gran muestra de lealtad.
Podía oír a la perfección que estaban haciendo y como lo hacían, no había una mejor manera de llevarlo a cabo que la que mis siervos estaban haciendo pero...Sin importar lo exacto que fue hecho su ritual desperté con una presión extraña en todo el cuerpo que no tarde en descubrir de que se trataba.
-¿Qué es esto? ¡El ritual debía traerme en mi forma humana masculina, no como una niña que se esta desarrollando! ¡Tuve que esperar más de 6000 años para llegar y el ritual no fue hecho a la perfección!¡Esto es una deshonra!-
Yo me sorprendí y lleve mi mano hasta la garganta, tanto la palma de mi mano como la piel de mi delgado cuello, eran agradables y muy suaves. No obstante, también hacían mucho más notorio el cambio que he vivido.
-Esa voz aguda... es mía. No lo puedo creer-
Me gustaría estar más enojado pero no podía, simplemente estaba asombrado, yo mismo estaba supervisando que hicieran el ritual de invocación tal como necesitaba y así fue, por lo que mis siervos no tenían la culpa de mi estado actual que era algo denigrante; nunca antes había adquirido una forma femenina y tener una tan joven pero con atributos enormes no era poca cosa para mí...por ahora, después de todo una deidad como yo no debería tener problemas al adaptarse a este pequeño cuerpo. Simplemente estoy experimentando lo que mis siervos llaman "sorpresa" al tener este tipo de cuerpo tan distante del esperado.
Mis ropas eran las misma de siempre pero adaptadas a este cuerpo de fémina: con un taparrabos atrás y adelante para las intimidades del cuerpo, seguido de un ligado de cuero por toda mi piel para sostener las prendas entre sí, aunque era molesto al poder sentir como las ligas de cuero se hundían en las carnes de este cuerpo pero era mejor a dejarme desnuda en partes como mis pechos, los cuales hablando de ellos son enormes y apenas estaban cubiertos en parte por accesorios de oro, similar a las prendas de mis brazos, el cabello lo tenía atado en una coleta y en mi cabeza sobre salían mis orejas caninas que siempre me habían distinguido, cosa que ahora no fue la excepción.
-Por los dioses, Anubis, nuestro Señor ¿Qué le sucedió? Nosotros no lo hicimos, suplico que no nos castigue-
Decía con pánico el sacerdote que realizó todo al verme y escuchando murmureos alrededor de quienes presenciaron mi llegada, claramente consternados por como lo hice.
-No fue culpa suya leal creyente, alguien conspiró en contra, pero necesitaré que un grupo de los mejores guerreros partan a investigar ¿De acuerdo? También necesito que vayan a los otros templos para conocer la situación de los demás, varios llegaríamos a estas tierras hoy y quiero conocer si se encuentran en una situación similar a la mía-
Mi voz ya no era tan grave como antes pero seguía siendo tan imponente como para hacer que el sacerdote obedeciera la orden de inmediato, algo que sinceramente me reconfortó. Sería la máxima falta de respeto que al verme como una joven humana, se negarán a obedecerme.
-Todo listo, si todo marcha bien volverán en algunos días... Pero por ahora ¿Qué hay de usted? -
Me preguntaba aquel leal sacerdote que cumplió mis ordenes sin rechistar.
-Es una excelente pregunta, sacerdote... No quisiera que me vieran de esta forma, mi pueblo y yo no esperábamos vernos después de tanto tiempo bajo este aspecto-
Después de todo, una bella mujer lista para fecundar no era la imagen que quería dar para la deidad que represento.
-Si me lo permite, ha pasado mucho tiempo y sus fieles esperan por verlo, siendo un hombre fue tratado como un dios y ahora como mujer que es, será tratada como una diosa, nuestra lealtad no cambiará. Sé que soy palabras muy arrogantes las que digo, y no soy quien para darle órdenes a alguien como usted, señor Anubis. Solo intento decir, que siempre le seremos leal sin importar con que aspecto nos deleite-
La respuesta del sacerdote me dejó pensando, él de inmediato se arrodillo a mis espaldas y poco a poco, la gente detrás de él que contemplaban mi llegada también lo hacían.
Una ligera sonrisa se esbozo en mi rostro, felicidad y orgullo es lo que sentía por su acto.
-Mi pueblo, no han dejado de crecer ni de sorprenderme, como su deidad, siempre estarán bajo mi cuidado y serán bien recompensado por su devoción-
Dije con algo de orgullo, creo que demasiado por como se escucha mi nueva voz.
Ellos tienen razón, yo soy una deidad que no tiene una sola representación, por mucho tiempo tuve el aspecto de un hombre y ahora ser una doncella me sorprende pero mis leales súbditos esperaron mucho tiempo mi llegada y hoy finalmente tienen la llegada de una diosa, que nunca los va a defraudar.
Créditos a quien correspondan.

6 comentarios:

  1. Excelente, me encantó. Sigue asi!!!


    -Isra

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    1. Gracias, de estas espero hacer más historias a futuro y haré lo mejor para ir por buen camino.
      -Nero

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  2. Me encantó, tus historias son las mejores

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    1. Muchas gracias por comentar, anónimo. Siempre me alegra poder leerlos y que la historia les ha gustado.
      -Nero.

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  3. Estoy feliz de ver que mi historia corta favorita esta de regreso :)

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    1. Anónimo. No sabes lo feliz que me hizo leer tu comentario, simplemente es algo que nunca imaginé leer pero me hace muy feliz que sea así. Lamento mucho la demora en volver a publicar está historia, pero saber que alguien más la estaba esperando y le hace feliz volver a leerla. De todo corazón, te lo agradezco.
      -Nero.

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