lunes, 12 de junio de 2023

Ya no puedo esperar

Llevaba largos meses sin estar en mi hogar, puse a mi trabajo por encima del resto de cosas, incluida la persona que más amaba, mi esposa. Ni siquiera ella era capaz de detenerme cuando me iba de viaje por meses para terminar los trabajos que fueran necesarios, solía decirme que la casa era solitaria sin mí y que ella me extrañaba mucho pero nunca le di la importancia que merecía, siempre decía que era algo muy importante y que no podía esperar pero que en cuanto volviera la pasaríamos increíble juntos, eso aunque a regañadientes le hacía sonreír mientras me despedía, ya que era verdad y al volver salíamos a pasear todo el tiempo, era romántico con ella y en la cama siempre terminaba pidiendo más aún si ella no podía continuar.
Pero todo esto cambio un día cuando despertamos en el cuerpo del otro, obviamente nos asustamos e intentamos averiguar que había sucedido por la noche, si este cambio se hizo mientras dormíamos o fuera lo que fuera que lo provocará pero hallar una solución. Sin embargo no pudimos encontrar ninguna clase de solución a este intercambio de cuerpos, y de pedir ayuda a alguien, lo más seguro es que pensarían que éramos un par de locos por lo que no hubo más remedio que aprender a llevar la vida de otro aún si era algo con lo que no estábamos del todo conformes. Simplemente no teníamos otra elección.
Tuve que pedir unas vacaciones en mi antiguo trabajo para que mi esposa se adaptará a mi cuerpo y aprendiera lo más básico de mi trabajo mientras que yo, bueno, tuve que aprender a hacer todas las tareas de un ama de casa tal como hacía mi mujer. y aunque no quiero desmeritar las labores de mi mujer, en comparación con las reglas, horarios y carga de trabajo en mi empleo, esto me resultaba más sencillo.
Mi esposa Regina me enseñó todo lo que no sabía acerca de su cuerpo y su cuidado, además de aprender a hacer algunas tareas domesticas con las que no estaba tan familiarizado cuando era hombre; incluso tuvimos que aprender a tomar nuestras nuevas posiciones y que yo ya no era un hombre sino una mujer y tenía que actuar tal como una, volviéndome con el tiempo en Regina no solo por su cuerpo o físico, también en sus comportamiento...y deseos.
Ella por su parte tuvo que hacer lo mismo, aprender a hacer mi trabajo y desenvolverse en el mismo para cuando las vacaciones terminarán. Después de todo no teníamos el dinero suficiente como para retirarnos y no trabajar más, esa era mi idea cuando era Rafael pero ahora no me corresponde esa decisión, como Regina tengo otra labor.
Pasamos semanas y cada vez se volvía más natural todo, siendo ella el hombre y yo la mujer aunque había algo que aún faltaba y era el sexo, aún no estábamos seguros de hacerlo por los nuevos roles así que lo dejamos pasar sin más durante un muy buen tiempo.
Finalmente, sus vacaciones terminaron y ese mismo día cuando volvió a trabajar me dijo que saldría de viaje por poco más de un año; esa noticia me hizo sentir devastada, en un año sin él no sabría que hacer. Entonces le pedí que se quedará, que buscará otro empleo e incluso le dije que yo podía buscar trabajo pero que se quedará conmigo. Él se negó a todo, me dijo que me había prometido cuidar de mí y que mientras él viviera y me amará yo no tendría porque trabajar, seguido de eso me abrazo con fuerzas a lo que respondí con unas lágrimas mientras le deseaba un buen viaje.
Desde entonces han pasado 5 meses; he hecho amigas en el vecindario y conseguido algunos pasatiempos. También he salido a fiestas o bares con mis amigas por la noche y en más de una ocasión algún hombre apuesto ha querido intentar ligar conmigo, acto que he rechazado con gentileza con cada uno, mis amigas no creen que de verdad le sea tan fiel a Rafael pero simplemente lo amo y solo con él podría tener sexo.
A pesar de ello mi cuerpo es quien más lo extraña, ya no puedo esperar, siento un hormigueo en todo mi abdomen además de ponerme muy caliente cuando pienso mucho en él y lo que podríamos hacer juntos por primera vez en nuestros nuevos cuerpos. Para ello todavía hace falta más de medio año y no me gustaría hacer alguna estupidez antes de que él vuelva pero mi cuerpo me vuelve loca, la única solución que encontré fue juguetes sexuales, fue sumamente vergonzoso comprarlos aún si nadie podía verme pero los necesitaba más que nunca.
Al caer la noche me desnude en mi habitación y saque los juguetes de sus empaques; un dildo semejante al tamaño del pene de mi esposo y un pequeño vibrador; tenía ciertas dudas de como usarlos pero al imaginar que ese dildo era el pene de Rafael me comencé a calentar, primero acaricie mis pechos con ambas manos haciendo pequeños círculos cerca de los pezones para calentarme aún más y al poco tiempo tome el vibrador y lo acerque a mi vagina lo que me hizo estremecer, como si una corriente eléctrica pasará ahí abajo que daba como resultado aún más humedad, deseo y placer.
Comencé a decir su nombre entre gemidos, acelerando las caricias que me daba hasta quedar sentada en el filo de la cama y ver lo que tenía aún costado, el dildo se veía más placentero que nunca y sin dudarlo abrí mis piernas para introducirlo poco a poco. Gritaba como loca, era un placer que nunca antes había experimentado y que seguramente se sentiría mejor con mi esposo, pero por ahora, estaría metiendo y sacando el juguete de mi vagina con una mano mientras con la otra acariciaba mis pechos. Sin duda, en estos momentos me estoy volviendo loca de placer, con esto me siento toda una mujer y casi no me puedo controlar, ya no puedo esperar a averiguar como es que sentirá tener uno de verdad y hacerlo de verdad con el hombre que amo. Ya no puedo esperar, ya no puedo esperar, cuando mi amado esposo vuelva de su viaje, estaré más que lista para recibirle como se merece.
Créditos a quien correspondan.

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