lunes, 26 de junio de 2023

Por el bien de la tribu

Mi tribu siempre ha sido especial, somos descendientes directos de los nativos de estas tierras y por siglos nos hemos podido enorgullecer de decir que la sangre pura que portamos no se ha mezclado con otras aldeas, seguimos siendo puros y totalmente pertenecientes a la tribu como hace miles de años, algo que pensamos mantener durante mucho tiempo más.
Sin embargo, un pequeño problema surgió desde ya hace unos años y es que las mujeres han nacido en menor medida; quizás uno de cada 10 bebés es mujer y aunque al comienzo no se le dio tanta importancia, ahora que hay muchos más hombres que mujeres se volvió alarmante. No solo por el deseo de tener una pareja y posteriormente una familia, si no que también la tasa reproductiva se iría para abajo y solo quedaría perder nuestro linaje y mezclarnos con otras personas o esperar hasta que ya no hubiera más de nosotros.
La gente, nosotros, tomamos una decisión y fue directo al problema, ya que al parecer hace mucho tiempo nuestros antepasados tuvieron el mismo problema y para ello dejaron amuletos que harían posible el cambiar de sexo para poder seguir con nuestro linaje puro todo el tiempo que sea necesario.
La situación era tan desesperada que no hubo de otra y muchos hombres se sometieron a dicho proceso de forma voluntaria u obligatoria, tomando alguno de los amuletos y viviendo una nueva vida donde serían mujeres tras ponérselo.
Yo fui uno de los que les tocó hacer tal sacrificio, que a decir verdad no quería hacerlo pero no debía oponerme a este bien mayor, y al ponerme el amuleto como un collar sentí como de golpe tenía pechos, caderas más anchas, largos cabellos y otros cambios dejándome como una nueva mujer del clan con sangre pura y lista para cumplir mi misión.
Uno de los hombres más fuertes de la tribu no perdió el tiempo y me reclamó como suya al tener uno de los cuerpo más hermosos que se habían visto desde hace muchos años, lo que llenaba de esperanzas al pueblo de que nuestros hijos y más importante, nuestras hijas, puedan ser muy importantes en los años por venir para nuestra gente.
Obviamente no podía negarme a todo esto, yo tendría que enamorarme, y aunque pensé que sería lo más difícil que jamás he hecho, la realidad ha sido completamente diferente.
Él me estaba haciendo toda una chica, me hacía sentir toda una mujer, su cuerpo masculino y varonil era perfecto para mi delicado cuerpo de mujer, con besos, caricias, abrazos y un espectacular sexo, me había enamorado por completo.
El sexo es lo mejor, si como un hombre se sentía bien, como una mujer va mucho más allá, es una sensación que ni siquiera puedo expresar y que nunca voy a olvidar, en especial si mi esposo me lo sigue haciendo con tanta dedicación como ahora: todo se siente muy bien, el amuleto rebota con mis pechos ante cada embestida y yo sueltos sonidos de alegría y placer ante cada movimiento que recibo.
Sin dudar, ser mujer y tener que cargar con un bebé no es algo que me había imaginado nunca en mi vida pero esto es por el bien de la tribu y no hay de otra, esta es mi nueva vida y seré cogida cuántas veces sea necesario para que nuestra sangre pura siga intacta dando tantos hijos e hijas saludables como me sea posible, sin duda, es la labor más digna para la que puedo servir.
Créditos a quien correspondan.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario