miércoles, 28 de junio de 2023

Tareas domesticas

Llevaba años de casado con mi mujer, siendo el fuerte hombre de la casa que ordenaba mucho a mi esposa, lo que creía era trabajo de mujer como lavar, limpiar, hacerme de comer y claro que satisfacerme sexualmente, lo típico de un hombre machista debo de admitir.
Muchas veces mi esposa estaba en desacuerdo con mi forma de ser pero siempre me imponía para demostrarle quien mandaba, y así fue por muchos años hasta que un día quise forzarla a tener relaciones cuando ella no quería. Recuerdo que gritamos y discutimos pero todo acabo cuando ella gritó unas palabras que no entendí y antes de darme cuenta yo estaba en su cuerpo.
Era algo ridículo, no había forma de que yo estuviera en su cuerpo. Sin embargo empecé a tocarlo y pellizcarme sin otro resultado que parecer cada vez más real el intercambio de cuerpos.
Mi esposa no tardo en explicarme que era un hechizo que aprendió y que de ninguna forma iba a revertir, que ahora ella estaría viviendo como el hombre fuerte y que por mi bien tendría que aprender a hacer todas las tareas domesticas de la casa sino quería que todas las noches tuviéramos sexo como yo solía obligarla.
Rotundamente me negué y quise intimidarla pero con mi nuevo cuerpo no hubo forma, incluso soltó una risa ante mi intento que fue detenido sin problema para ganarme la experiencia de experimentar el sexo por primera vez como una mujer, cosa totalmente forzada y que no pude evitar. No puedo evitar decirlo, muy muy en el fondo sentí un poco de placer pero al ser todo tan repentino y a la fuerza fue sumamente humillante, lloré como nunca mientras y después de que me usaba para satisfacerse dejándome en la cama cuando terminó, aunque hubo un detalle que me mencionó y de inmediato me hizo abrir los ojos, ni siquiera uso toda su fuerza y menos golpeado a diferencia de como hacía yo.
Todo eso me dio a entender mi nueva posición y que mi mujer, o más bien, mi marido no dudarían en tener sexo a la fuerza así que solo me quedaba aceptarlo; aprender a usar tacones, maquillajes, los días difíciles que venían cada mes y aprender a usar todas sus ropas intimas y de vestir sin mencionar todas las labores domesticas que nunca había hecho en todo mi matrimonio.
No podía darme el lujo de estropear todo pero sin duda muchas veces arruine un montón de cosas y cada que mi marido llegaba sabía lo que me esperaba, ser cargada a la fuerza hasta la cama o en casos extremos en ese mismo lugar donde lo veía, para que me arrancará toda la ropa y me follará como un animal. Lo peor de todo fue que en poco tiempo me volví bastante sumisa e incluso disfrutaba un poco de tener relaciones, por dios, incluso llegué al punto de masturbarme pensando en como sería hacer el amor con él y no follar que es lo que hacía, no obstante había mucha brusquedad de por medio y esa oportunidad aún estaría bastante lejos de ser real.
Al principio pensé que sería cosa sencilla pero todo era muy difícil y sin duda eran lecciones que no olvidaría fácilmente por la venganza que tenía mi esposo contra mi después de tanto tiempo, era el mejor recordatorio que él me podía dar. Desde arreglarme hasta estar con prisas, cuidando que la comida no se queme y servírsela a mi marido para que no se moleste, que la lavadora no esté con la ropa mal puesta o el detergente equivocado sin mencionar toda la limpieza del resto del hogar pero sin duda lo que más odiaba era limpiar la tina; no solo por ser difícil sino que también tenía que usar un vestido corto pero sexy que antes usaba mi esposa para limpiar o arruinar alguna de mis otras ropas que molestaría a mi marido que las pagaba.
Mi trasero quedaba totalmente a la vista cuando me agachaba para limpiar bien, remarcándose mis bragas negras y los resortes de los elásticos y las medias. Eso antes me excitaba mucho y en algunas ocasiones llegué a cogerme a mi esposa cuando la veía en cuatro limpiando la tina de esa forma y tal parece que ahora yo sufriré el mismo destino o eso me daba a entender la mirada llena de lujuria de mi marido que llegó temprano y no escuche, ahora lo veo acercarse quitándose su ropa y realmente no me quiero levantar, no se si por miedo o porque puede que esta vez sea gentil conmigo, ahora puedo disfrutar más del sexo, sobre todo cuando paso mucho tiempo sin él y fantaseo en la ocasión donde sea lindo y gentil conmigo, pensar en eso solo me calienta y pone ansiosa.
Con tantas cosas en mi cabeza ni noté que levante mis caderas para su inminente llegada en cuanto se desnudará, puede que hoy sea el día, ya he aprendido a hacer bien todas mis tareas domesticas así que podría recompensarme con una noche de pasión que yo nunca le pude dar.
Créditos a quien correspondan.

4 comentarios:

  1. xmarilix

    Me fascinó la historia me gustó mucho como poco a poco luego de ser sometido prácticamente fue reeducado para convertirse en contra de su voluntad en la esposa sumisa. Que solo sirve para servir y ser usada por su marido

    Sería interesante si usarás esta misma idea para cambiar de lugar a un chico joven y adinerado con su mucama una mujer madura y sexy pero sumisa la cual merece una mejor vida

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por comentar. Me alegra volverle a leer, Xmarilix. Y sobre su nueva idea, no es exactamente la misma pero tengo una historia muy similar, puede que la publique en las próximas semanas, así que tal vez sea de su agrado.
      -Nero.

      Borrar
  2. Respuestas
    1. Muchas gracias, adsd. Me alegra que esta historia, ya algo antigua, le guste después de la edición.
      -Nero.

      Borrar