martes, 6 de junio de 2023

Un gran cambio en el momento exacto

Franco solía ser un hombre criado a la antigua, muy machista y con ideas sobre la mujer de otra época, siendo así muy cruel con su mujer. No era tanto de golpearla para buena suerte pero aún así era horrible por forzarla a tener relaciones sexuales con él, ella lo amaba pero la forma en que lo hacía al principio no le gustaba y desde que intentó hablar sobre eso con él,  fue que empezó a usarla como objeto para satisfacer sus necesidades sexuales cada que quisiera cuando más se le antojará.
El día no había sido bueno para él y quería aliviar el estrés con una buena cogida que le daría a su esposa, así fue como llegó y apenas la vio la arrastró hasta su habitación ignorando las suplicas que ella hacía. Justo cuando ya estaba listo y arrojó a la cama a su pareja, algo raro sucedió.
Una extraña neblina los envolvió a ambas y al desaparecer él había perdido como 30 cm de altura y ganado un buen par de tetas, un culo de ensueño y una virgen vagina, Franco había sido afectado por la neblina convirtiéndolo en mujer. No obstante, no era el único en la habitación, menos el único afectado: ahora la que era su pequeña y sumisa mujer tenía el aspecto de un hombre joven con un físico mucho mejor del que jamás tuvo Franco, dándoles un gran cambio en el momento exacto a ambos.
Ahora con los papeles cambiados su esposa, o mejor dicho, su nuevo esposo quería darle una probada de lo que tanto tiempo ella había tenido que soportar y tomando un cinturón inmovilizó las manos de su nueva mujer para arrojarla sobre la cama y quitarle la ropa, metiendo su gran erecto miembro de un empujón hasta el fondo de la vagina de su esposa; cogiéndosela con fuerzas por alrededor de una hora hasta que termino viniéndose dentro de ella, quien apenas podía mantener la conciencia dejando colgar sus pies por el borde de la cama.
Pero eso no fue todo, el nuevo hombre saco una caja con sus viejos juguetes de mujer, consoladores y vibradores que usaría justo ahora con su nueva esposa que suplicaba porque se detuviera de darle placer, lo que le dio como respuesta un beso en los labios y un gran dildo en su vagina. Él nunca se detuvo y aunque ella si lo haría, solo por hoy no, hasta que se volviera una adicta a esos placeres o terminará el día.
Llevaban unas horas y ya había perdido la conciencia varias veces solo para despertar por el placer que le daba el próximo juguete de su pareja, la mayoría ya estaban bañados en sus fluidos o sudor así que los dejaba secarse un poco en la cama mientras usaba algún otro aparato, sin mencionar que había perdido la cuenta de cuantas veces había tenido un orgasmo y se limitaba a sentir lo que tuviera entre las piernas, a babear de placer y gemir a gritos.
Todavía le quedaban algunas horas al día pero a ese paso Franco se volvería toda una mujer puta adicta al placer como tanto había soñado que fuera su esposa.
Créditos a quien correspondan.

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