-Muy bien, está todo perfecto. Finalmente soy mujer, tengo un cuerpo precioso y tengo muchas cosas por hacer que hasta cuesta trabajo decidir por donde empezar: podría entrar a lugares solo de mujeres como los baños privados, los vestidores y hasta algunas tiendas, también podría sacra provecho de mi físico para conseguir cosas bonitas, apuesto a que habrá algún chico tonto qué cumpla todos mis deseos a cambio de algo. Y estoy segura de cual va ser esa moneda, ¡Es emocionante!-
Con completa malicia se reía Cristina por los planes que tenía en mente y que haría realidad en cuestión de minutos, ya que si ahora era mujer, no perdería el tiempo en absoluto.
En su cabeza siempre estuvo la idea de que ser mujer es "la ruta sencilla", ya que siempre que tengas una cara bonita y sepas tener feliz a más de un hombre, puedes tener lo que quieras. En su cabeza, una mujer que cumpla con esas condiciones, puede tener todo lo que quiera, y siempre se saldría con la suya, y ahora que él es una mujer, estaba pensando seguir ese mismo principio para disfrutar de su vida como Cristina. Algo que haría sin remordimientos o preocupaciones, ya que estaba segura de que Mario o Esteban, se encargaría de volver a sus cuerpos masculinos en algún momento y ellos ayudarían al resto; ellos siempre estaban juntos, y ahora como chicas, ellas siempre estarán juntas, por lo que en su cabeza ni siquiera existía un problema del cual se debía de preocupar.
-Tch, ¡Hey, tú! ¡Sí! ¡Tú, chico guapo! ¿No quieres pasar el rato conmigo? Apuesto a que un bien culo como el mío te vendría de maravilla-
Con total descaro, la rubia chasqueaba los dedos y la lengua para llamar la atención de un joven guapo, el cual se quedó de piedra al ver que una hermosa jovencita le llamaba a gritos mientras levantaba su falda para provocarlo con su cuerpo. Cristofer, actuaba tal como si de una película porno se tratara, y por absurdo qué fuera "su plan", funcionó.
-Muy bien, grandote. No tengo un lugar ni una tarifa pero te propongo algo, si te dejo satisfecho, me pagas lo que quiero y me recomiendas, ¿estas de acuerdo? Solo ten cuidado, te daré mi primera vez así que tenlo en mente, ¿entiendes?-
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Lo que parecía un plan de lo más sencillo de ejecutar, terminó siendo un evento que cambiaría por completo la vida de Cristina.
-Vamos, muchachos, ¿no tienen más amigos que pueda conocer? ¡Puedo con todos a la vez! Y lo demostraré las veces que sea necesario-
Decía con orgullo y perdida completamente en el placer, aquella chica rubia qué estaba teniendo sexo con más de 4 hombres a la vez.
Las cosas habían escalado demasiado rápido, y apenas empezar a besarse con aquel fornido chico, algo en Cristina le exigía a gritos ir más lejos; besos, caricias, marcas y apretones solo fueron el inicio, cuando ese hombre se la metió, ya no hubo punto de retorno en ella.
Cristina rápidamente sucumbió al placer, el mero acto de sentir un pene dentro de ella le hizo llegar al orgasmo pero estaba muy lejos de terminar o sentirse satisfecha, quería más y más, al punto que cuando el chico estaba por llegar a su límite, decidió llamar a sus amigos en la residencia qué compartían y donde había llevado a Cristina para cogérsela.
En cuestión de minutos llegaron los compañeros de ese chico del cual no sabe su nombre pero sí sabe y adora lo bien que se la puede coger, al punto de hacerla gemir como loca ante cada embestida, y con el profundo deseo que todos sus amigos tuvieran cuando menos, la misma habilidad qué su primer chico guapo.
-Esta perra es insaciable, bro. ¿Dónde la conseguiste? ¿Cuánto nos va a cobrar? Es tan apretada y lo hace tan bien que me preocupa no poderle pagar-
Preguntaba entre jadeos el chico que usaba la entrada trasera de Cristina, quien gemía con más fuerzas en el momento donde los chicos se sincronizaban y embestían dentro de ella. Por si sus dos entradas fueran poca cosa, Cristina también tiene a otros dos chicos, atendiendo a cada uno con sus manos, y siendo recompensada al quedar llena de su semilla blanca por todo el cuerpo. Y tan pronto alguno se cansaba, ya había un par de chicos más haciendo fila por su turno con Cristina.
-¿Perra? ¿Yo? Que palabras tan crueles, cariño. ¡Solo sigan haciéndolo! Si se callan y continúan por mucho tiempo, les daré un buen precio, ¡se los prometo!-
Las palabras de Cristina apenas se entendían entre tantos gemidos y jadeos producto de todas las embestidas qué recibía y ser llenada de semen por dentro y por fuera, dejando tan satisfechos a los chicos que no dudaron en obedecerla y seguir cogiendo con ella hasta quedarse sin aliento. Algo que le llevaría a todo el grupo, unas cuantas horas más.
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Han pasado varias semanas desde entonces, en las cuales Cristina ha estado más que ocupada re haciendo su increíble vida y cambiando de una forma impresionante, tanto física como mental.
Actualmente vive en la residencia con esos chicos que conoció el primer día como mujer, y su relación es peculiar cuando menos; realmente ella no es la novia de ninguno pero le gusta estar con ellos, tener sexo y que le cumplan los caprichos qué ella tenga. A cambio de darle lo que quiere, los chicos puede utilizarla como más deseen, tanto juntos como por separado. Más que una novia, amiga o compañera de cuarto, Cristy se volvió la mascota de los chicos, y vive de lo más feliz en esa posición.
-Veamos, ya compre las joyas qué quería, tengo un teléfono moderno, tengo lencería de lo más atrevida, el maquillaje qué necesitaba, el esmalte de uñas y su cosmetiquera, también me compré unas nuevas gafas, y también los pendientes que tanto buscaba, ¿acaso estoy olvidando otra cosa? Mis manos aun no están llenas así que debe haber cientos de cosas que también quería, ¡tengo que seguir buscando!-
Tal como hacia 3 veces por semana, Cristy salía de compras y gastaba hasta el último centavo qué tuviera disponible, y por si alguna razón el dinero no le alcanzaba, siempre podría hacer algún trabajito extra para que el encargado de la tienda le cumpliera su capricho para llevarse lo que quisiera.
Desde que se volvió una chica, la confianza, seguridad y arrogancia de Cristina se había elevado por los cielos, había cambiado por completo al dejarse llevar por la única regla de oro qué tenía: si tenía una cara bonita y podía hacer feliz a un chico, tendría todo lo que quisiera. Lo cual con cada día demuestra ser acertado para ella.
No conforme con eso, Cristina no sólo era bonita, era hermosa como pocas mujeres en la ciudad y presumía con descaro su cuerpo al siempre usar ropa de lo más reveladora, como lo es ahora una falda tan corta qué puede verse su trasero, un abrigo de marca en su cintura, una blusa qué apenas y tenía un par de botones para cerrarla y que dejaba a la vista sus enormes tetas, su sostén a juego con la tanga de diseñador y su collar lujoso de última colección. Por si eso fuera poco, también tenía joyas en las muñecas, dedos, cuello, orejas y hasta la pierna, junto a un maquillaje atrevido pero encantado y peinados de lo más llamativos, Cristina esta en la cima de todo lo que se proponga y ella no deja de mejorar.
Como no sólo es una cara bonita, capaz de satisfacer a un chico. Ella se dedica a verse más hermosa cada día, y tener felices a cuantos chicos guapos le den algo a cambio; usualmente hace feliz a 5 chicos de la residencia pero si cuando sale encuentra a un cajero guapo, algún padre de familia, a un chico en una cita, a quien sea, mientras cumpla con sus caprichos, Cristy hará lo que sea. Como ahora.
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-Hola, mi amor. Ya estoy aquí-
-¡Hola, corazón, muchas gracias por venir! ¿Me das dinero?-
La cínica petición, o más bien orden de Cristy había dejado en blanco al chico guapo que hablaba por celular.
-Eh, disculpa, ¿Tú quien eres? Estoy hablando con mi novia-
El chico apuesto y de cabello rubio intentaba rechazar amablemente a la rubia pero eso poco o nada le importaba a Cristina, quien siguió abordando al chico.
-¿Tu novia? Vaya, corazón. Me halaga qué me querías de esa forma, y estoy contenta de serlo, pero si quieres que sea tu novia, dame dinero-
La rubia extendió la mano, esperando que el chico confundido le obedeciera, algo que todavía no sucedía.
-Oye, eres muy linda y eso pero yo estoy hablando con mi novia al teléfono y-
A la mitad de la frase, Cristina levantó su falda y abrió casi por completo su blusa, dejando a la vista su singular lencería con estampado de tigre, junto a una hermosa y pervertida sonrisa que acompañaba a la confianza que expresaba con su cuerpo. Muchas veces bastaba con hacer eso para obtener lo que quería, y haría todo lo posible para que esta vez no fuera la excepción.
-Como te dije, ¡puedo ser tu novia! Puedo hacerte muy feliz, darte toneladas de placer y tú puedes hacerme lo que quieras, mientras cumplas mis deseos y me siga viendo muy bonita, puedes hacerme lo que sea. Apuesto a que ni siquiera has cogido con tu novia, ¿Verdad? Yo soy mejor que ella en cualquier sentido, así que no deberías desaprovechar mi oportunidad y volverte mi novio, ¡deja a esa tonta plebeya por la reina! Así que, ¿vienes conmigo? Ya vi que tu amigo esta más que listo-
La chica sonreía con una hermosa expresión, sintiéndose satisfecha de haber provocado una ereccion en el chico que se veía nervioso y avergonzado, pensando seriamente sobre la oferta de Cristina e ignorando a su novia en el móvil qué preguntaba que sucedía y con quien estaba hablando, algo que comenzó a llamar la atención de la rubia.
-Oye, ¿esa chica es Daniela? ¡Pero si es mi vieja amiga! ¡Amiga, hace mucho que no hablamos! Perdón pero estaré con tu novio un rato, ¿Verdad?-
Apenas decir eso comenzó a reír y le arrebató el teléfono al chico, copiando el número de su amiga y hablando con ella.
-¿Cristina? ¿Eres tú? ¿¡Qué demonios esta pasando!? Me voy enfadar mucho si-
-Dany, ¡No temas! Solo estaba bromeando, me da mucho gusto saber de ti. Acabo de copiar tu movil en mi celular así que en un rato te estaré llamando, mis amigos y yo llevamos un tiempo planeando algo y puede que te emocione estar dentro de ello, estoy contactando a las demás para que se unan así que si tienes sus teléfonos me sería muy útil. Nos vemos-
En ese momento colgó y devolvió el teléfono al chico, mientras ella comenzaba a poner toda su atención en su propio celular.
-D-disculpa, Cristina, ¿v-verdad? Me preguntaba si-
-No, gracias. Eres lindo pero ya encontré algo mucho más interesante que tú así que, ¡terminamos! Espero que hagas feliz a mi amiga mientras puedas, lo cual no creo que sea mucho tiempo-
-Espera, ¿que?-
-Nada, nos vemos, corazón-
Con una alegre sonrisa, un atrevido movimiento de su sugerente cuerpo, y moviéndose tan rápido y errático como un tornado, Cristina tenía un nuevo capricho en mente para el cual reuniría a sus viejas amigas. Después de todo, ellas estarían juntas por siempre y sería una grosería no incluirlas en sus próximos planes de vida. En especial porque si ellas se han convertido en algo similar a Cristy, la idea que tiene en mente será un éxito asegurado. Solo hace falta reunir a las demás chicas.
Con la Ruta de Cristina, muchos huecos en las múltiples historias se comienzan a llenar, dejando una sola ruta por conocer, ¿Qué podrá aportar la última afectada por el peculiar cambio de sexo?
Próxima actualización, la Ruta de Daniela.
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