Un toque maravilloso

-No entiendo porque fui bendecido con este extraño pero asombroso poder. Y aun si no entiendo el motivo detrás de ello, lo usaré y disfrutaré, el resto no importara-

Me decía a mi mismo viendo mis manos, las cuales eran bendecidas o malditas según quien lo viera. Para mí, estas manos son una bendición que volverán una realidad, todo aquello con lo que podía soñar.

Mi nombre no importa mucho en esta situación, lo que sí importa es la extraña habilidad que acabó de descubrir en mí, y con la cual no dudare de disfrutar.

La noche era tan común y corriente como cualquier otra, pasando el rato viendo la televisión mientras en la sala de mi casa estaba mi papá con mi tía y mis primos que vinieron de visita. 

En realidad, nunca me lleve tan bien con ese idiota de mi primo, a pesar de ser mayor que yo siempre tomaba mis cosas sin permiso y más de alguna vez las rompió. Esa actitud suya me había cansado, y que su hermana mintiera a favor de su hermano me dejaba aún peor parado frente a papá y mi tía. 

Así que la solución más fácil que encontré fue encerrarme en mi cuarto cuando ellos estaban de visita. Lástima que no funcionó. 

El odioso de mi primo entró a la fuerza a mi habitación y comenzó a molestarme, por lo regular lo soportaba pero esta vez no; respondiendo sus insultos con insultos, y sus empujones con empujes hasta que lo más grave ocurrió. Él intentó darme un puñetazo en la cara, que por mero instinto pude bloquear al sujetarlo por su muñeca. 

En ese momento ambos nos dimos cuenta de algo, de cómo es que mi primo se transformaba en alguien diferente; la muñeca que sujetaba de él se volvió muy delgada, lo mismo pasó con el resto de su cuerpo que comenzó a ganar un montón de curvas, y aunque todas esas curvas destacaban un montón, lo que más destacó fue ver como enormes pechos crecían en él. Su ropa también se desvanecía, dejándole únicamente con unas cuantas joyerías, unos tacones y una especie de cubrebocas con tela tal delgada que dejaba ver unos hermosos labios, tan hermosos como el resto de femenino rostro y cuerpo que ahora tenía. 

Finalmente mi primo dejó de forcejear, teniendo una apariencia completamente femenina y que, por alguna razón, me daba la apariencia de que sería obediente. 

Para cuando acabó la transformación de mi primo, se había convertido en una mujer, algo que mi prima y yo presenciamos. 

Mi prima, al ver lo que ocurrió, grito para pedir ayuda y lo único que se me ocurrió fue taparle la boca para callarla, obteniendo como resultado un cambio en su cuerpo similar al de su hermano. 

Ahora tenía en mi habitación a dos hermosas chicas, prácticamente desnudas y que sonreían sin hacer nada más, tal como si fueran estatuas o estuvieran esperando algo. 

Hasta ahora, estos cambios habían sido un accidente pero, llegados a este punto, lo intentaría a propósito. Solo tuve que esperar a que papá y mi tía subieran a mi cuarto, para tocarlos, y tener el mismo resultado que con el resto de mi familia, teniendo así 4 hermosas chicas desnudas frente a mí. 

Por alguna extraña razón, justo en este momento recordé a una amiga de mamá. Mamá murió hace tiempo cuando era niño, y en su funeral una señorita de cabello azul dijo que me daría un regalo, ¿acaso será esto? Tenga que ver con ella o no, este extraño toque de midas es maravilloso. 

-El oro puede ser maravilloso y muy valioso, pero tener un harem de hermosas mujeres a mi disposición, es algo que no podría comprar hoy en día-

-¿Como debería llamar a esta habilidad? "El toque de midas" no sería lo mejor, después de todo solo el Rey Midas podía convertir lo que tocaba en oro. En mi caso a las personas que yo toque las vuelvo hermosas mujeres obedientes, ¿debería llamarlo "el toque de mujer"? No, creo que suena ambiguo y algo tonto, tendré que pensar en algo mejor...como sea, este toque maravilloso merece un buen nombre que después podré elegir. Por ahora-

En ese momento voltee la mirada hacia mí harem, paradas firmemente detrás de mí, y quienes sonreían en silencio al oírme hablar solo a mí. 

Debería recordarlas bien, de derecha a izquierda son mi padre, mi tía, mi prima y mi primo. 

Papá se volvió una mujer muy linda, de estatura baja, con buenos pechos y una cadera delgada, destacando su cabello que se volvió azul y decorado con una flor, así que le llamaré Flora. Flora parece especialmente obediente, guía al resto de chicas en el harem todo el tiempo y les recuerda que es lo que tienen que hacer. A pesar del poco tiempo que he tenido a Flora, básicamente ella se volvió la líder de las chicas, guiando al resto en cumplir mis deseos, algo extremadamente bueno para facilitarme las cosas y cuidar de una chica en especial.

Pinky es el nuevo nombre que elegí para mi tía, ella es la más pequeña de estatura entre todas pero también es la que pechos más grandes tiene, al igual que unos cuantos kilos extra que destacan en sus caderas de una forma maravillosa. Después de tan excelente y rellenito cuerpo, su corto y rosado cabello arreglando con lazitos, es lo que más destaca en su apariencia. Sin embargo, Pinky es algo tonta, no quiero ser grosero y no es que me moleste pero Pinky siempre está en las nubes, si alguien rompe la firme postura es ella, se distrae con facilidad y si yo no le explico algo, Flora tiene permiso de responder, cuidar y supervisar a Pinky para que sea tan obediente como el resto de mi harem. 

Después de Pinky, le sigue su antigua hija Cocoa, quien diría es la que menos cambios físicos tuvo. A pesar de su edad, mi prima simplemente creció en estatura pero sus pechos u otros atributos se quedaron tan pequeños como los de una niña, ahora que se ha convertido en Cocoa es al revés, y aunque su altura que tanto la caracterizaba se perdió, sin duda luce ahora como una mujer. Cocoa se llama así no solo por su color de cabello, también por su linda y cálida personalidad que me fascina y contrasta a la anterior; antes ella era una molestia para todos menos para su hermano, pero ahora es tan dulce y obediente tanto conmigo como con el resto de mi harem. 

Finalmente estaba Celeste, nombrada así por el color de sus ojos, los cuales son incapaces de verme a la cara por mucho tiempo. Ella es la mujer más alta de todas, con la piel más suave y blanca, con un tono de cabello bastante peculiar y cuya simple pero tímida presencia, por alguna razón, destacaba de las demás. Celeste es la más tímida y sumisa de todos, por alguna razón no le gusta verme a la cara pero cuando lo hace se sonroja por completa y agacha la mirada, habla cuando yo se lo digo y obedece lo que yo digo, puede que sea la más callada de todas pero algo en ella, me hace desearla aun más. 

Y no voy a esperar más, ni por ella ni por nadie más, a cada una de mi harem las haré disfrutar. 

-Muy bien, ya las hice esperar mucho tiempo, vayamos a la cama-

Una entusiasmada respuesta de ellas se oyó al unísono mientras se daban prisa en caminar juntas hasta la cama matrimonial donde tendría por primera vez, algo de diversión con todo mi familiar harem. 

Puede que más adelante amplíe mi harem, pero por ahora, las chicas de mi familia que son mi harem, servirán de maravilla. 

Todas sus personalidades son lindas y agradables a su manera, y cada uno de sus nuevos cuerpos ínsita al deseo de cualquier hombre pero para pasar la prueba de este harem, hace falta poner a prueba sus habilidades dentro de la cama; si son unas expertas no habría nada más maravilloso pero si aún son inexpertas, tendré que darles la experiencia necesaria para ser dignas de mi harem. 

Sin duda, esta noche que parecía ser aburrida como cualquier otra, se volvió en algo fenomenal, y todo con el poder de un solo toque.