-¿Ya estas lista, preciosa?-
Preguntaba mientras empezaba a quitarme la ropa, y viendo como a pocos centímetros míos mi nueva hija hacía lo mismo mientras sonreía.
-Por supuesto que sí, mami, siempre quise hacer esto contigo-
-Vaya ¿Esto también?-
-Sí, todo lo que no podía hacer contigo cuando era un niño podemos hacerlo ahora ¿verdad? Bañarnos juntas ahora no se vería mal-
Asentí cómo respuesta mientras desabrochaba mi sostén y mi niña se sacaba las bragas, las dos con lindos conjuntos rosas aunque el de ella era más lindo e infantil y el mío un poco más maduro con medias negras, teníamos que poner toda nuestra ropa en una canastilla antes de entrar a las aguas termales, una de nuestras ultimas actividades del primer día como chica de mi pequeño.
Melvin y yo fuimos muy unidos desde que nació, como toda madre con su hijo debía serlo y a pesar de haber crecido con los años hasta llegar a la adolescencia, nunca le avergonzó o molesto salir conmigo, me acompañaba en las compras para que no tuviera que cargar las bolsas y cuando no entendía algo de las computadoras él me ayudaba, siempre había sido un buen muchacho pero justo eso era un problema en varios aspectos para ambos, el sexo.
No quiero sonar mal, niño o niña yo iba a amar a mi bebé de igual forma pero ahora que es grande, una ligera cercanía por el género se perdió. Nos guste o no, algunas actividades se vuelven imposible o muy diferentes al ser madre e hijo y no madre e hija, incluso siendo chicas hay una privacidad para cada una pero esa privacidad se vuelve aún más grande cuando son de diferentes géneros.
Cuando su cumpleaños llegó, él no quiso una fiesta grande o algún regalo y lo entendí, pero creí que se merecería un pequeño pastel y su deseo de cumpleaños aunque fuese entre los dos por la noche, cenando pastel y manteniéndome su deseo de cumpleaños como un secreto que sin más remedio tuve que aceptar no saber.
Pero a la mañana siguiente le oí golpear un par de veces mi puerta para despertarme, algo raro por la hora, muy temprano siendo fin de semana.
-¿Que pasa Melvin? Adelante-
Dije desde mi cama viendo como la puerta se abría y una hermosa niña entraba a mi cuarto: tenía el cabello rojizo como yo en mi juventud, una figura modesta y una mirada que demostraba gran sorpresa combinada con alegría en una sonrisa, la chica vestía la pijama de mi muchacho aunque le quedaba enorme por ser más delgada y pequeña.
-Mamá...mi deseo en verdad funcionó-
La dulce y aguda voz de la joven decía algo que me costaba creer, a cualquiera en mi situación si me lo permiten decir, y que me quitó la somnolencia de despertar.
-¿Deseo?¿Qué deseaste anoche, Melvin? -
Pregunté levantándome de la cama para acercarme a la chica tocando su suave rostro y luego pellizcándome, puesto que todo parecía ser verdad y no un sueño del cual podía despertar.
-Mamá no te hagas eso...yo desee poder ser tu hija para estar mas tiempo juntas, creo que las dos queríamos lo mismo así que lo desee y desperté así ¿Qué opinas?-
No solo ella tenía una sonrisa radiante, yo también la tenía y me fue imposible no abrazarla con fuerzas y sintiendo como correspondía el abrazo. No podía reprocharle nada, dicen que los deseos de cumpleaños sólo se cumplen cuando se piden de corazón y como dijo, ambas estábamos felices del resultado.
-Oh Melisa, has hecho muy feliz a tu vieja madre-
-No te digas así, aún eres una bella mujer, espero estar igual de linda que tú a tu edad. Y ¿Me dijiste Melisa? -
Preguntó tras sus halagos algo que no me molestaría contestar.
-Sí, si eras niño serias Melvin y si eras niña serias Melisa ¿Te gusta?-
-Me encanta, mami-
Luego de eso mi hija me trajo como loca en un largo y agitado día, con el dinero que ambas habíamos ahorrado salimos a comer, al cine, vimos un montón de ropa puesto que ahora necesitaba bragas, brasieres, faldas, vestidos, tacones y muchas cosas más que no podíamos terminar, incluso yo me llevo algo de ropa bajo el consejo de mi pequeña.
Pero finalmente salimos de las tiendas de ropa para entrar a las aguas terminales, un sueño hecho realidad no solo para mi.
No estoy segura de cuánto más nos quedemos jugando y dejando que el agua rejuvenezca la piel pero me sería útil para lavar el cabello de mi niña e instruirla como toda una linda señorita aunque no sería lo último en este día, todavía teníamos una larga noche que vivir en nuestra primer noche de chicas, momento que solo en mis pensamientos había tenido y que ahora eran realidad con la mejor de la hijas que pude tener.
Me gusto :3
ResponderBorrarIgual a mí, gracias por hacérmelo saber.
BorrarCuriosa la imagen de referencia
ResponderBorrarMe gustó y me dio para eso idea, espero que también te haya gustado.
Borrar-Nero.