-A ver bebita, abre muy bien y di "ah~"-
-No…más de eso ya no, quiero comida de verdad-
-No…más de eso ya no, quiero comida de verdad-
Pedí completamente exhausta de mi situación actual, la que por desgracia no parecía fuera mejorar, algo que solo provocó me hunda aún más en la mezcla de vergüenza y sumisión.
-Aún eres muy pequeña para comida de niños grandes, tienes que comer purés y beber mamila un poco más-
-Aún eres muy pequeña para comida de niños grandes, tienes que comer purés y beber mamila un poco más-
El tono con el que me hablaron solo lo hacía peor, era humillante que me hablaran como si explicaran las cosas a una niña pequeña que todavía no entiende como funciona el mundo en realidad.
-¿Cuánto más?-
-¿Cuántos más qué?-
-¿Cuántos días más tendré que comer esas cosas antes de tener comida de verdad?-
-¡Aaah! Ya entendí... Quizás unos dos o tres años más, sólo para estar segura de que no te atragantes, sin mencionar que amo cuidar a mi hermanita-
-¡Aaah! Ya entendí... Quizás unos dos o tres años más, sólo para estar segura de que no te atragantes, sin mencionar que amo cuidar a mi hermanita-
Sus inocentes palabras parecían cargadas de burla mientras ella me apretaba las mejillas como a una mocosa sin que yo pudiera hacer algo para detenerla.
-¿Y si quiero usar yo sola el baño?-
-¿Tú sola? Eso también es difícil para una niña pequeña como tú, y con todos los pañales que quedan sería un desperdicio enseñarte a usar el baño, así que no te preocupes por eso, tu hermana mayor te cuidara muy bien un largo tiempo-
Un par de lágrimas quería escaparse de mis ojos e hice lo posible para que eso no sucediera al escuchar la horrible sentencia que se avecinaba para mi al ser tratada como una bebita, y todo por pedir una completa tontería en vez de un buen deseo.
Mi nombre es Elizabeth, aunque últimamente me llaman "la pequeña Eli" o "Eli chiquita" junto a un largo etcétera de apodos vergonzosos que mi hermano, o más bien mi hermana Sabrina usa conmigo, todo desde hace un par de semanas cuando pedí mi tonto deseo.
Mi hermano Sebastián de 19 años y yo de 17 estábamos de paseo, hablando de muchas cosas hasta que mencioné lo mucho que él había cambiado porque ya no jugaba conmigo, que incluso había días donde no hablábamos o nos veíamos como antes. Él me respondió entre risas que no fuera una bebita llorona, que su cariño no había cambiado, pero que la vida que ha hecho cada uno se distancia de alguna forma por sus responsabilidades; en su caso la escuela y su trabajo de medio tiempo lo dejaban agotado; y que yo también debería preocuparme más por la escuela y encontrar un pasatiempo; pero para mí eso no fue una buena excusa ni una solución al cambio en nuestra relación desde hace un tiempo, así que cuando pasamos cerca de una fuente de los deseos, lance una moneda y pedí lo siguiente para molestarlo:
-Deseo que mi hermanito no sea tan tonto y me cuide como cuando era pequeña-
Como era de esperarse, lanzar una moneda a un viejo pozo no cambiaría nada de un momento a otro, todo era normal, lo único nuevo eran burlas de mi hermano por "el berrinche" que yo le estaba haciendo en nuestro camino a casa. Sus burlas, aunque molestas, también me hicieron sonreír y aceptar que solo fui un poco impulsiva y que un deseo como el que pedí no se haría realidad, todo lo que conseguí fue molestar un poco a mi hermano y perder una moneda que bien pude usar para algo más.
-¿Y si quiero usar yo sola el baño?-
-¿Tú sola? Eso también es difícil para una niña pequeña como tú, y con todos los pañales que quedan sería un desperdicio enseñarte a usar el baño, así que no te preocupes por eso, tu hermana mayor te cuidara muy bien un largo tiempo-
Un par de lágrimas quería escaparse de mis ojos e hice lo posible para que eso no sucediera al escuchar la horrible sentencia que se avecinaba para mi al ser tratada como una bebita, y todo por pedir una completa tontería en vez de un buen deseo.
Mi nombre es Elizabeth, aunque últimamente me llaman "la pequeña Eli" o "Eli chiquita" junto a un largo etcétera de apodos vergonzosos que mi hermano, o más bien mi hermana Sabrina usa conmigo, todo desde hace un par de semanas cuando pedí mi tonto deseo.
Mi hermano Sebastián de 19 años y yo de 17 estábamos de paseo, hablando de muchas cosas hasta que mencioné lo mucho que él había cambiado porque ya no jugaba conmigo, que incluso había días donde no hablábamos o nos veíamos como antes. Él me respondió entre risas que no fuera una bebita llorona, que su cariño no había cambiado, pero que la vida que ha hecho cada uno se distancia de alguna forma por sus responsabilidades; en su caso la escuela y su trabajo de medio tiempo lo dejaban agotado; y que yo también debería preocuparme más por la escuela y encontrar un pasatiempo; pero para mí eso no fue una buena excusa ni una solución al cambio en nuestra relación desde hace un tiempo, así que cuando pasamos cerca de una fuente de los deseos, lance una moneda y pedí lo siguiente para molestarlo:
-Deseo que mi hermanito no sea tan tonto y me cuide como cuando era pequeña-
Como era de esperarse, lanzar una moneda a un viejo pozo no cambiaría nada de un momento a otro, todo era normal, lo único nuevo eran burlas de mi hermano por "el berrinche" que yo le estaba haciendo en nuestro camino a casa. Sus burlas, aunque molestas, también me hicieron sonreír y aceptar que solo fui un poco impulsiva y que un deseo como el que pedí no se haría realidad, todo lo que conseguí fue molestar un poco a mi hermano y perder una moneda que bien pude usar para algo más.
No fue hasta la mañana siguiente que me di cuenta de las consecuencias de mi tonto deseo, cuando daba vueltas en la cama evitando salir de la misma por el cansancio, estaba lista para holgazanear un buen rato ahí. No obstante, de un momento a otro pequeñas e infantiles risas comenzaron a escucharse, y sin darme tiempo de preocuparme o asustarme por este ruido, una pequeña y muy femenina niña saltó a mi cama para despertarme.
-¡Buenos día, bebita! ¿Quién es la más hermosa? ¡Obvio que tú!-
Me decía una linda chica de cabello corto y castaño con un enorme parecido a mi hermano mayor, lo que en conjunto a su forma de hablarme me hizo despertar por completo. Intenté ponerme de pie para salir de la cama, pero la pequeña niña castaña se río cuando me golpee la cabeza contra unos barrotes, momento en el que me pude percatar de que yo no estaba en mi cama, yo estaba en una diminuta cuna para bebés, y en lugar de mi lencería que usaba como pijama, yo llevaba puesto un abultado y apretado pañal rosa con estampado vergonzoso debajo de un aún más vergonzoso mameluco que aprisionaba mi cuerpo.
-¡Buenos día, bebita! ¿Quién es la más hermosa? ¡Obvio que tú!-
Me decía una linda chica de cabello corto y castaño con un enorme parecido a mi hermano mayor, lo que en conjunto a su forma de hablarme me hizo despertar por completo. Intenté ponerme de pie para salir de la cama, pero la pequeña niña castaña se río cuando me golpee la cabeza contra unos barrotes, momento en el que me pude percatar de que yo no estaba en mi cama, yo estaba en una diminuta cuna para bebés, y en lugar de mi lencería que usaba como pijama, yo llevaba puesto un abultado y apretado pañal rosa con estampado vergonzoso debajo de un aún más vergonzoso mameluco que aprisionaba mi cuerpo.
-¿Qué estas haciendo, pequeña? No puedes salir de tu cuna tu sola-
Me dijo con un tono juguetón e inocente que solo me hizo avergonzar y enfurecer cuando "me señalaron algo obvio" que solo yo parecía no entender.
-¡Ouch! ¿Quién eres tú? ¿Por que me tratas así? ¿Q-qué significa esto?-
Traté de señalar a la niña castaña, pero al hacerlo me di cuenta que no podía ver mis dedos, ambas manos estaban atrapadas en unos guantes rosados que no podía quitarme por mi cuenta, y que en consecuencia volvían inútiles a mis manos, negándome la ejecución de cualquier tipo de acción que involucre mis manos o dedos.
-¿Cómo que quien soy? Soy tu hermana Sabrina ¿Será que aún está dormida la bebita?-
-¿Sabrina? Y-yo... Yo no tengo una hermana…¿Quién eres?-
Estaba preocupada por esa respuesta que para mi no tenía sentido, y por alguna razón me sentía mucho más preocupada de lo que debería, yo estaba muy emotiva, como si no tuviera pleno control de mis emociones, por lo que me sentía más preocupada de lo que debería, dando mi mejor esfuerzo para no ponerme a llorar. No obstante de que di mi mejor esfuerzo para no llorar, "mi hermana" pareció darse cuenta de eso, y con una sonrisa sacó un pañuelo de su bolsillo para limpiarme tanto las lágrimas como la cara.
-¡Ouch! ¿Quién eres tú? ¿Por que me tratas así? ¿Q-qué significa esto?-
Traté de señalar a la niña castaña, pero al hacerlo me di cuenta que no podía ver mis dedos, ambas manos estaban atrapadas en unos guantes rosados que no podía quitarme por mi cuenta, y que en consecuencia volvían inútiles a mis manos, negándome la ejecución de cualquier tipo de acción que involucre mis manos o dedos.
-¿Cómo que quien soy? Soy tu hermana Sabrina ¿Será que aún está dormida la bebita?-
-¿Sabrina? Y-yo... Yo no tengo una hermana…¿Quién eres?-
Estaba preocupada por esa respuesta que para mi no tenía sentido, y por alguna razón me sentía mucho más preocupada de lo que debería, yo estaba muy emotiva, como si no tuviera pleno control de mis emociones, por lo que me sentía más preocupada de lo que debería, dando mi mejor esfuerzo para no ponerme a llorar. No obstante de que di mi mejor esfuerzo para no llorar, "mi hermana" pareció darse cuenta de eso, y con una sonrisa sacó un pañuelo de su bolsillo para limpiarme tanto las lágrimas como la cara.
-Jajaja. Claro que la tienes, ¡Mírame! Y todo gracias a tu deseo, ahora Sebastián soy yo, Sabrina. Y sin la escuela o el trabajo quitándome el tiempo, podré cuidarte todo el tiempo tal como hacía antes de tener mis responsabilidades-
Me explicó con una enorme sonrisa la pequeña, que lejos de emocionarme para bien, solo me hizo sentir más preocupada que antes.
-Mientras tú dormías me tomé la libertad de tirar toda tu ropa y cosas de niña grande, excepto por unas cosas que me gustaron para mí, también te des inscribí de la escuela, cambie tu ropa y te puse esa mucho más linda para ser mi bebita, igual que antes-
-P-p...Pero no quiero usar mameluco-
-¡No te preocupes! Solo es para dormir o cuando haga mucho calor. Aunque bien podrías quedarte solo con el pañal, ¡como te sientas más cómoda!-
Mi hermana bajó el barandal de mi cuna para cargarme en brazos sin ningún problema, algo que sinceramente me sorprendió, porque incluso con el aspecto de una niña no mayor de 10 años, ella tiene la fuerza y habilidad necesaria para dominarme y cuidarme aún si yo tengo mi cuerpo de adolescente. Traté de forcejear y de sacudirme, pero mi hermana con inocencia seguía sonriendo mientras me llevaba en brazos para seguir cuidando de mi sin importarle mis protestas.
-P-p...Pero no quiero usar mameluco-
-¡No te preocupes! Solo es para dormir o cuando haga mucho calor. Aunque bien podrías quedarte solo con el pañal, ¡como te sientas más cómoda!-
Mi hermana bajó el barandal de mi cuna para cargarme en brazos sin ningún problema, algo que sinceramente me sorprendió, porque incluso con el aspecto de una niña no mayor de 10 años, ella tiene la fuerza y habilidad necesaria para dominarme y cuidarme aún si yo tengo mi cuerpo de adolescente. Traté de forcejear y de sacudirme, pero mi hermana con inocencia seguía sonriendo mientras me llevaba en brazos para seguir cuidando de mi sin importarle mis protestas.
-Tampoco quiero usar un pañales... sería muy humillante... por favor, Sebastián-
Cuando dije eso y le hablé a la niña con el nombre de mi hermano, ella solo suspiró y negó con la cabeza mientras me llevaba en brazos.
Cuando dije eso y le hablé a la niña con el nombre de mi hermano, ella solo suspiró y negó con la cabeza mientras me llevaba en brazos.
-Ya te he dicho que mi nombre es Sabrina, y eso si que no, eres muy pequeña y hasta que aprendas a utilizar el baño tienes que usar tus lindos pañalitos, ¡Que debo decir te quedan hermosos! Te ves muy linda, tierna y atrevida para ser tan chiquita-
Me dijo con total ternura que me hundió en la vergüenza total, con ella tocando un poco mis muslos mientras me cargaba hasta la cocina para volverlo todo peor cuando Sabrina me sentó e inmovilizó al sentarme en una sillita alta con mesita, sitio en el cual apenas podía entrar para que ella me de de comer justo como hace ahora.
-No digas cosas tan vulgares sobre mí-
-¿Perdón? No tiene nada de vulgar alabar tus muslos, bebita, son tan grandes y suaves que quisiera dormir en ellos, puede que algún día muy pronto lo haga-
Mencionó estrujando y pasando sus manos por mis muslos que eran imposible no ver, el pañal era pequeño y apretado aunque muy notorio por estar abultado, me cubría casi lo mismo que mis bragas así que muy buena parte de mis muslos y piernas andaban al desnudo por la casa para goce de mi hermana mayor, quien sin dudar me puso un babero, abrió un frasco de papilla para hacerme comer y me sirvió un biberón con leche tibia para beber, intenté negarme a hacer eso, pero solo conseguí terminar toda sucia de la cara y que me limpiará con el babero. En cuanto terminó de darme de comer, mi hermana Sabrina se las arregló para hacerme eructar, lo cual hizo que me cubriera el rostro sonrojado por lo vergonzoso de ese momento.
Me dijo con total ternura que me hundió en la vergüenza total, con ella tocando un poco mis muslos mientras me cargaba hasta la cocina para volverlo todo peor cuando Sabrina me sentó e inmovilizó al sentarme en una sillita alta con mesita, sitio en el cual apenas podía entrar para que ella me de de comer justo como hace ahora.
-No digas cosas tan vulgares sobre mí-
-¿Perdón? No tiene nada de vulgar alabar tus muslos, bebita, son tan grandes y suaves que quisiera dormir en ellos, puede que algún día muy pronto lo haga-
Mencionó estrujando y pasando sus manos por mis muslos que eran imposible no ver, el pañal era pequeño y apretado aunque muy notorio por estar abultado, me cubría casi lo mismo que mis bragas así que muy buena parte de mis muslos y piernas andaban al desnudo por la casa para goce de mi hermana mayor, quien sin dudar me puso un babero, abrió un frasco de papilla para hacerme comer y me sirvió un biberón con leche tibia para beber, intenté negarme a hacer eso, pero solo conseguí terminar toda sucia de la cara y que me limpiará con el babero. En cuanto terminó de darme de comer, mi hermana Sabrina se las arregló para hacerme eructar, lo cual hizo que me cubriera el rostro sonrojado por lo vergonzoso de ese momento.
Una vez terminamos el desayuno, Sabrina me deja jugar con mis nuevos peluches y muñecas o me da permiso de ver las caricaturas hasta que llegué la hora de la siesta. Una vez que despierto de mi siesta, ella me baña, me cambia y me deja seguir jugando bajo su supervisión y compañía, terminando muy pronto el día cuando ella me mete a mi diminuta cuna para leerme un cuento para dormir y dejarme ahí atrapada hasta la mañana siguiente.
Mi rutina es agobiante y monótona, apenas hay diferencias de un día a otro por lo que veo en tele o con lo que juego... y por muy humillante y vergonzoso que sea admitirlo, lo más variado en mi día son los momentos donde tengo que ir al baño. No me hace ninguna ilusión o alegría tener que ensuciar mis pañales, pero si ella tiene cerrado con llave el baño, por mucho que intente aguantar o suplicar, no he tenido más remedio que verme obligada a hacer mis asuntos en mis nuevos pañales, para que después de una revisión o yo misma decirle a mi hermana mayor, ella me cambie, me felicité y me de permiso de seguir jugando o mirando caricaturas.
Han pasado muchos días desde que por mi culpa y mi tonto deseo, mi hermano y yo hemos cambiado por completo nuestras vidas por estas vidas de las que no he encontrado forma de escapar, ahora no tengo ni un momento a solas, desde que despierto hasta que me quedo dormida ella está presente en todo, llevando mi inocente deseo a un extremo del cual no sé como liberarme o volver las cosas a la normalidad.
Ella no es mala del todo, de hecho diría que todo lo contrario, cualquier mamá moriría de envidia ante esta niñera mía que se dedica a mí de forma impecable cuidando mi bienestar, mi apariencia, enseñándome modales y otras cosas que aún se desde antes de volver a ser una bebé y claro, jugando conmigo igual que antes tal y como pedí.
Pero yo no quería esto, no quería volverme su bebita Elizabeth o que mi hermano se volviera Sabrina, ni pañales ni caricaturas, ni vestidos o ver a Sabrina jugando y tomando mis antiguas cosas, no quería nada de esto, al menos no de está forma tan retorcida en la que se me fue cumplido mi deseo.
Ya no tengo idea de que hacer, estoy atrapada en mi propio deseo el cual no estoy segura de poder acabar, podría pedirle ir de paseo a mi hermana para buscar el pozo de los deseos y volver todo a la normalidad, pero si Sabrina acepta mi petición yo tendré que salir de esta forma o en carriola o tomada de su mano para que todo mundo me vea, una humillación de la cual no sé si me podría recuperar. Si caminar sosteniendo su mano en casa ya es vergonzoso, no quiero ni imaginar que tanto me podré avergonzar si todos me ven; una chica de 17 años con un pañal, vestido o ropa de niña pequeña que ni oculta el pañal que usa, todo eso mientras camina de la mano o en brazos de una chica mucho más pequeña.
Pensé que si aprendía a ir al baño podría dejar de usar pañal, así sería algo menos vergonzoso salir a la calle y me aguantaría en privado la vergüenza de tener que usar un bañito de entretenimiento o algo así, pero con nuestra conversación queda descartada la idea, haciendo que empezará un nuevo mar de lágrimas mientras me alimentaba y pensaba sin mucho éxito cómo sería capaz de volver a mi vida normal.
Ella no es mala del todo, de hecho diría que todo lo contrario, cualquier mamá moriría de envidia ante esta niñera mía que se dedica a mí de forma impecable cuidando mi bienestar, mi apariencia, enseñándome modales y otras cosas que aún se desde antes de volver a ser una bebé y claro, jugando conmigo igual que antes tal y como pedí.
Pero yo no quería esto, no quería volverme su bebita Elizabeth o que mi hermano se volviera Sabrina, ni pañales ni caricaturas, ni vestidos o ver a Sabrina jugando y tomando mis antiguas cosas, no quería nada de esto, al menos no de está forma tan retorcida en la que se me fue cumplido mi deseo.
Ya no tengo idea de que hacer, estoy atrapada en mi propio deseo el cual no estoy segura de poder acabar, podría pedirle ir de paseo a mi hermana para buscar el pozo de los deseos y volver todo a la normalidad, pero si Sabrina acepta mi petición yo tendré que salir de esta forma o en carriola o tomada de su mano para que todo mundo me vea, una humillación de la cual no sé si me podría recuperar. Si caminar sosteniendo su mano en casa ya es vergonzoso, no quiero ni imaginar que tanto me podré avergonzar si todos me ven; una chica de 17 años con un pañal, vestido o ropa de niña pequeña que ni oculta el pañal que usa, todo eso mientras camina de la mano o en brazos de una chica mucho más pequeña.
Pensé que si aprendía a ir al baño podría dejar de usar pañal, así sería algo menos vergonzoso salir a la calle y me aguantaría en privado la vergüenza de tener que usar un bañito de entretenimiento o algo así, pero con nuestra conversación queda descartada la idea, haciendo que empezará un nuevo mar de lágrimas mientras me alimentaba y pensaba sin mucho éxito cómo sería capaz de volver a mi vida normal.
![]() |
Créditos a quien correspondan. |
siempre tus historias age play y abdl son las mejores ♥️
ResponderBorrar