viernes, 13 de enero de 2023

12 Regalos de navidad: Décimo regalo

-Me sorprende tanto que esto en verdad este pasando. Siempre supe que mi mujer era una perra, pero no esperaba que actuará tal como una-
Me decía al tener de cuclillas y desnuda ante mi, a mi esposa Mariana, que actuaba de una forma que nunca imaginé.
Desde que yo le entregué el anillo de matrimonio y oficialmente se volvió mi esposa, Mariana cambió por completo, al punto de que propios y extraños se sorprendieron de lo cruel y arrogante que podía ser al "tener dinero", mi dinero en realidad pero que ahora por ser esposos, debía tener una parte ella. Darle de mi dinero no me molestaba, de hecho yo estaba dispuesto a mantenerla económicamente por el resto de nuestros días si ella lo quería pero cada vez se volvía más obvio que ella no me quería a mi, quería mi dinero.
Cómo era de esperar, ella quería el divorcio pero llevándose la mayor parte de mi fortuna, algo que no iba a permitir y que rápidamente se volvió mi mayor deseo, mi deseo de Navidad era deshacerme de mi problemática esposa, estaba dispuesto a quedarme soltero o con una mascota pero nunca pensé que ambas cosas se fueran a cumplir con mi esposa.
-Mari, dame la pata-
Con eso dicho y estirando mi mano, mi mujer extendió repetidas veces su mano izquierda hacia mí, dejando de hacerlo hasta que acaricie su cabeza como recompensa.
Desde la mañana de hoy, en navidad, se comporta así.
Cuando desperté solo en la cama pensé que se había ido a dormir a la sala por la noche o que se levantó temprano para ir a otro lugar, por lo que no preste atención a su ausencia, al menos no hasta que escuche su voz de una forma muy peculiar; no gritos, ni palabras o quejidos, todo lo que podía oír desde la sala donde el árbol navideño estaba, era la voz de Mariana haciendo ladridos como de perro.
La encontré desnuda dentro de una jaula violeta, rodeada de accesorios para perro como platos, collares, juguetes y cama, cosas que Mariana veía con mucha atención.
La saque de la jaula donde se metió e intente averiguar que pasaba pero no hablaba, solo me veía desde abajo sin ponerse de pie. Traté de ayudarla pero solo conseguí que se pusiera en cuclillas unos segundos antes de volver a estar en cuatro. Ni siquiera llamándola por su nombre me respondía, o al menos no hasta que se me ocurrió tratar algo diferente.
-Mari, habla-
Ella odiaba que la llamara Mari pero ahora sacudía el trasero con alegría cuando lo hacía y obedecía mis palabras a su forma; cuando le pedí la pata dio su mano, cuando se sentó lo hizo poniendo el culo contra el suelo pero con los pies tocando el piso y sus manos apoyadas también contra el suelo. Ahora que le pedía hablar solo obtenía ladridos de su parte.
-Mari, ¿Esto es en serio? Donde esta la cámara o quien nos está vigilando, seguro me quieres hacer queda mal para quedarte mi dinero, ya deja de actuar-
Pesé a mis regaños ella no respondía, solo me veía en silencio antes de comenzar a divagar, poniendo especial atención a sus juguetes.
Así fue que tomé un hueso para acercarlo a ella, vi que lo iba a morder y entonces lo aleje, a lo que volvió a tratar de morderlo como si de un juego se tratará.
-Esta bien, es bastante claro que lo que te ocurre no es normal, Mari. Así que te llevaré con el doctor...algún día, hasta que te aburras de esto y dejes mi dinero en paz-
Ella no prestaba atención a mis palabras, solo veía con ilusión aquel hueso de plástico que finalmente le dí y mordió un par de ocasiones sacudiendo la cabeza, no había duda que su broma o chantaje o lo que fuera que tramara estaba llevándolo al límite, y por lo mismo, al menos este día la trataría tal como a mi mascota. Apuesto a que se rendirá antes de que acabe el día, por que tiene más sentido que ella este fingiendo todo esto o que algo haya ocurrido, a que Santa mágicamente cumplió mi deseo.
Sea como sea, una trampa o un regalo, al menos por este día de navidad celebrare como un soltero en compañía de su leal mascota, quizás Mari siendo una perra haga mejor su trabajo que Mariana siendo mi esposa, al menos al verla jugar con su hueso mientras sacude su lascivo cuerpo es bastante entretenido pero tengo el resto del día para saber que es capaz de hacer mi mascota Mari. 
Créditos a quien correspondan.


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