Hace unos minutos todo era diferente, había salido al parque con mi mejor amigo para jugar un rato antes de ponernos a estudiar. Cualquier cosa era mejor que estudiar y teníamos un balón a la mano así que no dudamos en salir a pasar el rato.
Llevábamos bastante jugando, cuando por patear mal el balón lo mande a volar muy lejos de donde estábamos y como fue mí culpa perderlo de vista, a mi me tocaba ir a buscarlo entre los árboles y pastos.
-Rayos, patee demasiado fuerte ¿Dónde habrá terminado? Espero nadie lo encuentre y se lo lleve-
El parque estaba un poco vacío como para que en verdad pudieran robarse mi balón pero la posibilidad ahí estaba, sobre todo en esta parte no tan cuidada, si te pones a buscar por un rato podrás encontrar todo tipo de cosas que se han perdido y nunca nadie ha ido a recoger: balones, cometas rotas, juguetes, incluso algo de ropa que las parejas dejan tras haberse divertido en un lugar público sin ser descubiertos.
Sin embargo hubo algo que llamó mi atención, cerca de una rama podía ver algo rojo brillar, un collar según yo y al parecer de buen material por lo que lo tomé para verlo mejor, pensando que valdría la pena llevarlo conmigo para poder venderlo.
-Es como un ruby, o eso parece, si lo es puede venderse a buen precio por Internet-
No pude evitar sonreír al pensarlo, con ese dinero bien podría sobornar a mis maestros para aprobar fácilmente o bien, gastar el dinero con mis amigos para que mínimo valiera la pena el haber reprobado la asignatura.
Me puse el collar para no perderlo y seguir buscando el balón pero al paso de unos minutos una extraña sensación me rodeaba por completo y de repente me fui de cara contra el suelo, el pantalón que llevaba estaba por mis pies y se veía enorme, igual mi ropa interior.
-Pero que está...¡Gerardo, ven! -
Tras un corto cosquilleo una enorme cola esponjosa y café me salió haciendo que palideciera y gritara por la ayuda de mi amigo Gerardo.
Mis piernas se moldeaban junto con mis caderas que se ensanchaban sin poder hacer nada para evitarlo, luego mi cintura se hizo mucho más delgada y dos pechos de buen tamaño se hacían presentes en mi cuerpo rebotando en el proceso.
Al principio corrí de regreso intentando encontrar a mi amigo pero conforme esta transformación avanzaba sentía las piernas débiles y caí de rodillas, dejándome como única opción avanzar gateando.
Para cuando pude verme con mi amigo ya era alguien distinto o mejor dicho distinta; orejas salieron en mi cabeza y el cabello se extendió, mi camiseta pasó a ser una especie de blusa escotada donde podía verse el collar y buena parte de mis pechos sin prenda interior, ni que decir de más abajo, estaba desnuda.
-¿Oye, amiga? ¿Qué te paso? Levántate, no deberías estar así-
Me decía mi amigo, ni él podía reconocerme y no lo culpaba, todo lo que me paso tras ponerme ese...¡Claro! Todo es por el collar y si le digo puedo tener su ayuda.
-Wof...wof, wof, wof-
Dije para mi sorpresa, intentaba hablar pero todo lo que salía de mis labios eran dulces ladridos de la voz de esta chica. Ahora que lo pienso, mi movimiento también es más restringido, no sólo perdí mi cuerpo, también estoy perdiendo su movimiento.
-¿Te drogaste o algo así? No es seguro que te quedes de esa forma, alguien podría hacerte daño-
Oía hablar a mi amigo mientras yo daba vueltas a su alrededor y lo olfateaba tal como un animal para terminar sentada delante de él, ¿Sentada? Esto es grave, poco a poco me estoy convirtiendo en alguien más, puede que hasta olvidé quién soy y me aterra la idea pero mi cuerpo parece muy feliz de estar así.
-Joder...espero no meterme en problemas, luego vendré por el tonto de Isaac pero por ahora ven, te cuidare en lo que pasan los efectos de lo que sea que tengas-
Mi cuerpo sacudía con emoción la cola y seguía a mi mejor amigo hasta su hogar, estaba muy feliz pero yo no, no quería quedarme como una chica o una perra o lo que fuera que soy ahora pero ha este paso creo que hasta mi identidad perderé y me convertiré en una mascota más por un simple Ruby.
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