miércoles, 4 de mayo de 2022

Linaje de hermanos

Susana se levantó muy temprano por la alarma de su celular, tenía muchas cosas que hacer como el desayuno, ir a la escuela, de regreso hacer las comprar y una vez que llegara a casa e hiciera la cena debía estudiar lo visto en la escuela, un ritmo bastante intenso para sus 19 años. Sin embargo Susana no haría su rutina por un buen tiempo.
La blusa de su pijama salió volando a la cama y luego el pantalón dejándose en ropa interior y con una extraña sensación.
-Yo no uso pijama...ni tampoco sostén ¿¡Mierda, sostén!? Y...-
La joven bajó sus manos hasta su trasero, pudiendo sentir con las manos esa fina tela azul y de encaje que cubría sus caderas e intimidades. Con vergüenza en forma de rubor en la cara tomó el extremo de las bragas, levantándolas y soltándolas para sentir como se pegaban aún más a su piel tras echar un vistazo a lo que tenía en la entrepierna.
-¿Porque demonios soy una mujer?...esa voz, no soy cualquier mujer ¡Soy Susana!-
Gritaba con asombro Javier de 18 años y el hermano menor de Susana.
Los dos  hermanos se habían mudado de casa a un pequeño departamento para poder ir a la escuela, juntos se encargaban de sobrevivir cuidando uno del otro, aunque siendo bien honestos, la hermana mayor es quien hacía casi todo en esa casa mientras el hermano se divertía o entrenaba.
-Joder, no pensé volver a ver a Susana así, desde que somos niños no la veía con tan poco encima y es...-
No podía definirlo, eran hermanos después de todo y no solo eso, si no que también no podía ponerlo en palabras; si bien estaba disfrutando un poco de verse así, a su vez no le importaba tanto, como si fuera algo a lo que ya había estado acostumbrado, al menos el cuerpo lo estaba.
El joven siguió con las manos en su trasero, piernas, abdomen, pechos cara e incluso cabello, se vio delante del espejo y simplemente no había forma de negar que él ahora estaba semi desnudo en el cuerpo de su hermana, quien finalmente dio rastros de despertar.
-¿¡Pero que carajos!? ¡Javier!¿¡Qué demonios ha pasado!?-
-Ahí viene-
Pensó el chico dejando por completo de jugar con el cuerpo que ahora tenía para ponerse otra vez la pijama y fingir que estaba sorprendido, justo a tiempo antes de que la puerta se abriera.
-Susana ¿Qué ha pasado?¿Porque estoy en tu cuerpo?-
Su hermana podía verse realmente furiosa cuando quería y ahora en el cuerpo marcado del chico esos rasgos resaltaban mucho más.
-Júrame que no hiciste nada, dime que no tienes nada que ver con esto-
Amenazó la hermana y teniendo una respuesta con velocidad.
-No, ¿Cómo lo haría? Ni siquiera tengo motivo para querer estar en tu cuerpo-
La hermana escucho con atención la sencilla pero segura respuesta, con ello se le vio más calmada aunque frustrada, por lo que con un suspiro volvió a hablar.
-Perdón, creo que estoy muy alterada, no fue nada grato despertar y verme así-
El cuerpo del chico solo vestía una playera de tirantes y unos boxers, vestimenta a la cual no le había puesto atención por la furia de su hermana y quizás por no ser la primera vez de ambos en ver a Javier así, aunque sí que era la primera vez para Susana con sus nuevas perspectivas.
-Tú despertaste por mis gritos ¿Cierto?-
Preguntaba otra vez la hermana con total atención a su cuerpo que parecía estar nervioso.
-Si...estaba dormida y desperté con tus gritos, aunque estoy segura de que hubieras hecho lo mismo-
El chico no lo noto pero su hermana si, algo muy raro y que de inmediato le preocupo.
-Vístete, hablaste como yo y ni siquiera lo notaste, lo que significa una cosa: Linaje familiar-
La chica en el cuerpo de su hermano sacó una falda y una blusa para dársela al chico y de inmediato irse al cuarto del chico para ponerse más ropa.
-¿Que es el linaje familiar?-
Sin saber que más hacer después de esa pregunta, vio la ropa un par de veces antes de volver a quitarse el pijama para cambiarse.
-Mamá y papá me hablaron una vez de ello, le sucedió a una de sus amigas con su hijo, sin razón aparente cambiaron de cuerpos por ser familia y si en verdad no hiciste nada, eso nos está pasando a nosotros-
-Suena irreal-
Respondió Javier en ropa interior y lanzando un zapato a su hermano al ver que se acercaba a ella.
-¡No me mires cuando me cambio, pervertido!-
Grito dándose cuenta de lo que sucedió, en verdad le estaba pasando algo que no haría él normalmente pero si Susana, él no tenía problemas en andar en ropa interior pero Susana era tan penosa que había ocasiones que se aseguraba de estar a solas para quitarse la ropa incluso dentro de su propia habitación.
-Pero es muy real, empieza con el cambio de cuerpo y puede terminar siendo irreversible, si la persona quiere mucho su nuevo cuerpo o lo odia puede acelerar el cambio, al punto que la propia mente cree que siempre ha sido esa persona. Los primeros síntomas de eso es que la persona afectada actúe como lo haría el dueño original del cuerpo y como ya dije, ser familia-
-Lo que me está pasando-
Respondió Javier dando prisa a vestirse sin problemas, como si estuviera acostumbrado a ello.
-Si, por eso llamaré a papá y mamá, les pediré el número de esa mujer y esperemos pueda ayudarnos a conseguir una cura, o si no...-
La hermana no quiso terminar esa frase pero ambos ya sabían lo que pasaría, sobre todo Javier quien daba un último vistazo de pies a cabeza al cuerpo de su hermana esperando revertir el linaje familiar, de lo contrario ya no vería el cuerpo de su hermana, él sería su hermana y viviría el resto de su vida como Susana, la hermosa y responsable hermana mayor que cuida de Javier.

4 comentarios:

  1. Me gustó mucho, curiosa la imagen que usaste

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. ¿En serio? A mí me gusto la imagen, aún así gracias por comentar.

      Borrar
  2. Saber de fate buena elección

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Creo que gracias, a veces es útil saber los nombres para futuras historias.

      Borrar