Karen es una mujer joven y hermosa, de cabello corto y plateado, con una estatura de 1.68 cm que se dedica a viajar por el mundo para tener nuevas experiencias, conocer a personas sorprendente y seguir sintiéndose tan joven como siempre en cuerpo y espíritu.
Si se preguntan como es posible sostener su lujoso estilo de vida, es gracias a la generosa pensión que le dejó su difunto marido hace ya muchos años, apoyada también al recibir algo de dinero por parte de sus 5 hijos, todos mayores de edad y que ya tienen una familia independiente a la de la joven Karen.
Sin su esposo para hacerle compañía y mantener sus pies en la tierra, y con todos sus hijos formando sus propias vidas, Karen decidió comenzar una segunda etapa de su vida, viajando por el mundo para "reencontrarse a si misma" sin importar el precio.
Durante los últimos 3 años, Karen ha gastado su dinero en recorrer cada país que llame su atención y en alguna que otra cirugía estética menor que la ayude a sentirse plena por dentro y por fuera, regresando a su país para visitar a sus hijos y los hijos de sus hijos cada tanto, o actualizar sus credenciales oficiales antes de seguir su viaje a cualquier otra parte que sea de su interés.
En estos nuevos intereses, Karen ha comenzado a plantearse la idea de recurrir a la magia para hacerse más joven o cambiar de cuerpo aunque sea por una vez, y según sea su experiencia con otro cuerpo, ella estaría dispuesta a realizar más cambios al respecto; desde beber una pócima que la haga una adolescente; recitar un hechizo que la cambie de cuerpo; o incluso cambiar de cuerpo y quizás de género con la persona que este dispuesta a darle una oportunidad al precioso y siempre joven cuerpo de Karen.
Para ello, Karen está dispuesta a intercambiar de cuerpos con quien sea capaz de cuidar el cuerpo de la señorita durante 1 semana que puede extenderse hasta 1 mes solo si ella lo desea, ya que ella es quien siempre debe tener la última palabra. Además de esto, hay unas reglas que se deben seguir y en caso de fallar, Karen será libre de volver a su cuerpo y decidir que pasará con el cuerpo ajeno.
Las reglas son sencillas; no quejarse de los dolores de espalda en su cuerpo, ya que solo son un pequeño problema natural que se irá en unos días; no salir de casa sin maquillaje ni haberse vestido bonita; y por último y más importante, nunca nadie y bajo ningún concepto o insinuación puede llamar "vieja", "anciana", "abuela" o sus derivados a Karen, en caso de suceder, deberás defender el honor de la señorita Karen quien está en la flor de su juventud; no importa si te metes en problemas con la ley al defender a Karen, no hay nada que su dinero no pueda solucionar, y ella estará eternamente agradecida de que reconozcas su eterna juventud, tanto como para defenderla de cualquiera que diga lo contrario,
Más allá de estas 3 simples reglas, puedes hacer lo que te plazca con el cuerpo de Karen, habrá dinero de sobra en sus tarjetas para viajar a donde quieras, comprar lo que deseas no será un problema y cumplir con cualquier capricho que se te antoje en su cuerpo será tan sencillo como deslizar su tarjeta en cualquier terminal bancaria.
Karen es una reina, y mientras estés en su cuerpo, no dudes en darle lo mejor, puedes divertirte y hacer todo lo que quieras siempre que respetes sus reglas para que puedas gozar de su vida tanto y de la misma manera en que lo haría ella.
Pamela es una mujer de 39 años, madre de dos hijos, con ojos oscuros, cabellera castaña, 1.58 cm de estatura y un peso considerable para una mujer de su edad, mismo del que está bastante orgullosa, puesto que en sus propias palabras "le da su propio encanto personal".
Pamela es una mujer casada que además de hacerse cargo de las tareas del hogar y de cuidar de sus dos hijos, también encuentra tiempo en su vida para trabajar como secretaria en una buena oficina en la que no pasa desapercibida. Muchos de sus compañeros han intentado coquetear con ella o lanzado miradas furtivas cuando piensan que Pamela no esta observando, sin embargo, muchas veces la señora responde a esos coqueteos y dedica cálidas sonrisas cuando descubre que la están mirando, Pamela adora ser el centro de atención y no se niega a tener una pareja en su vida de nueva cuenta. No obstante, sus reglas son claras, ella quiere un marido, un buen padre y una linda relación, por lo que si solo quieren pasar la noche con ella o no están preparados para formar parte de una familia, todos esos pretendientes se tendrán que conformar con mirar a lo lejos a la señora Pamela, puesto que sobre todas las cosas, su máxima prioridad es su familia.
Ella estaba bastante contenta con ser el centro de atención sin llegar a nada más, pero esa dinámica cambió cuando un chico nuevo llegó a la oficina; era un joven delgado solo un poco mayor que los hijos de Pamela; el chico ni siquiera era un empleado oficial, era un pasante que cubría horas para sus créditos escolares; al mirarlo y pensarlo con detalle, Pamela concluyó que ese estudiante perfectamente podría ser su hijo; y aún con todo esto en mente, no pudo evitar sentir algo de emoción cuando el chico se le declaró.
Ella estaba bastante contenta con ser el centro de atención sin llegar a nada más, pero esa dinámica cambió cuando un chico nuevo llegó a la oficina; era un joven delgado solo un poco mayor que los hijos de Pamela; el chico ni siquiera era un empleado oficial, era un pasante que cubría horas para sus créditos escolares; al mirarlo y pensarlo con detalle, Pamela concluyó que ese estudiante perfectamente podría ser su hijo; y aún con todo esto en mente, no pudo evitar sentir algo de emoción cuando el chico se le declaró.
Para ser precisos, el joven encontró un momento a solas con Pamela donde la elogió de manera sincera, un gesto que respondió con amabilidad la mujer, misma que comenzó a reír cuando el chico intentó averiguar más sobre su vida privada. Pamela de manera elegante le mencionó que tenía una familia y que sus hijos eran casi de la misma edad que el estudiante, quien respondió diciendo que eso haría más fácil que se llevarán bien si algún día los conoce. La última carta de Pamela fue decir que tendría que sentirse muy afortunado, puesto que con el tamaño de la secretaria, dudaba que el chico pudiera soportar más que un par de movimientos, algo a lo que de forma atrevida y descarada invitó a la mujer a poner en práctica.
Desde entonces a la mujer le ha costado horrores sacar de sus pensamientos a ese joven estudiante, que entre tantos hombres maduros y trabajadores, él fue el único que se comportó a la altura y estaba dispuesto a intentar algo con Pamela a pesar de todas sus diferencias, algo que sencillamente cautivo a la mujer mayor.
Por esas razones, Pamela esta dispuesta a intercambiar de cuerpos por un máximo de 3 meses con quien sea que pueda cuidar de su hijo y de su hija tal como si fueran suyos. Lejos de su propio cuerpo, Pamela quiere descubrir si esos sentimientos tan intensos por el chico desaparecen, una forma extrema de pasar el enamoramiento lejos de él para no arriesgarse y perjudicar a su familia, dejando a cuidado de quien sea capaz a sus personas más preciadas.
Las reglas de Pamela son sencillas: cuidar a su familia y no acostarse con nadie sin compromiso, incluyendo al estudiante de quien se ha enamorado. En caso de romper estas reglas, Pamela regresará a su cuerpo, y quien falló a las reglas de la secretaria, será convertido en una pequeña mujer gordita tal como Pamela para que se las arregle en su vida como mejor pueda.
Por último, como recompensa por ayudar a la madre soltera en un momento crítico y de necesidad, ella estará dispuesta a darte algo que quieres; dinero, financiar alguna pócima del aquelarre, estar con ella o tener su cuerpo; en palabras de la mujer, será una recompensa acorde al esfuerzo puesto en ayudarla.
Esther es una joven madre primeriza de 26 años, con ojos azules y el cabello negro, con una personalidad muy despreocupada, al menos hasta que el tiempo la alcanzó y no fue capaz de seguir evitando sus responsabilidades.
En consecuencia de muchos eventos, Esther tuvo que pausar sus estudios debido a su embarazo en dos ocasiones distintas con dos hombres diferentes que la dejaron a su suerte cuando descubrieron los embarazos.
Aunque la decisión era compleja, Esther quería evitar la labor de ser madre, algo que su propia madre le impidió diciendo que ella tenía que hacerse cargo de sus responsabilidades, prometiendo ayudar a su hija tanto como le sea posible.
No obstante de las palabras de aliento, incluso con el apoyo de sus padres, la vida ha sido muy complicada desde que se volvió madre soltera, algo que contrasta bastante con la vida tranquila y despreocupada que estaba viviendo hasta cometer esos errores.
Al posponer sus estudios un par de ocasiones, la oferta laboral no era muy buena, teniendo que conformarse con un empleo mal pagado en una lavandería. Una vez que ella termina de lavar y de limpiar la ropa de extraños, tiene que llegar a casa para lavar la ropa de sus bebés, cambiar pañales, preparar biberones y muchas tareas más que incluso con ayuda de su madre, la joven siente que tarde o temprano terminará colapsando.
Sin tiempo para si misma, sin descanso, con poco dinero y mucho trabajo, sintiéndose al límite un poco más con cada día que trascurre, Esther está lista para tomar una decisión, una que su madre no podrá obligarla a cambiar tal como sucedió con el problema de tener a sus hijos.
Esther está dispuesta a intercambiar su vida con una sola condición: que el intercambio sea permanente.
A ella no le importa ser hombre o mujer, ser más joven o más vieja, lo único que le interesa es volver a tener una vida propia, tener libertad y la oportunidad de volver a empezar, por lo que si alguien esta dispuesto a darle dicha oportunidad, la pelinegra no dudará ni un minuto en aceptar la oferta sin mirar atrás.
A cambio de eso, ella no tendrá problema en entregar su cuerpo para que hagan lo que más les plazca con él; ya sea fingir ser ella y ser una madre soltera que vive el día a día; escaparse con su cuerpo para empezar una nueva vida; o lo que sea que cruce por la imaginación de quien sea que acepte convertirse en Esther para que ella tenga la oportunidad de ser libre otra vez.
Fernanda es una mujer apasionada y ardiente de 33 años,
con 1.72 cm de estatura y un peso que cambia de manera constante debido
a su embarazo, el tercero para ser exactos, y que con algo de suerte
finalmente le darán al niño que tanto desea.
A pesar de lo que se pueda imaginar por su cabello y ojos rojos, aunado a su gran belleza, Fernanda tiene una vida tranquila en el campo muy lejos de la ciudad, dedicándose plenamente a criar y entrenar caballos para toda clase de competencias que se puedan imaginar. Además de cuidar de sus hijos, por supuesto.
Por las mañanas se levanta a preparar el desayuno a su esposo que sale a trabajar, ella después se encarga de sus caballos al mismo tiempo que vigila a sus hijas que adoran ayudan a mamá con las labores del hogar, cuando llega la tarde también llega a casa su marido, con quien comparten la mesa como la gran familia feliz que son, pasando el resto del día en familia hasta que cae la noche, las niñas se van a la cama y así Fernanda y su marido van a su habitación que es su propio y romántico nido de amor.
Los días son tranquilos y perfectos, no hay problemas ni contratiempos más allá de una lluvia repentina, la vida de Fernanda es muy buena, y justo esa razón la ha hecho sentir un poco intranquila en las últimas semanas.
Quizás lo este pensando demasiado, o quizás las hormonas le están jugando en contra, o puede que quizás también sea un pensamiento verdadero de ella, y que sea el motivo que sea, Fernanda ha comenzado a sentir que su vida tranquila es aburrida, monótona y predecible, y que quizás podría ser importante o hasta necesario darle algo de variedad antes de que cometa una locura.
Con eso en mente, Fernanda necesita un cambio y aclarar sus pensamientos, por lo que la mejor forma de hacerlo es cambiar de cuerpos por un tiempo. Fernanda está dispuesta a intercambiar de cuerpos con quien sea durante un día, donde la única regla es no poner en riesgo a sus hijas y a su bebé ni por un momento, y en caso de romper la regla la persona terminará convertida en una sirvienta dedicada a cuidar del hogar y de la familia de Fernanda para aligerar su carga. Después de todo, también existe la posibilidad de que ella solo se sienta agobiada, y con algo de ayuda extra en casa, podría darle emoción a su vida más allá de cumplir con las tareas del hogar.
Mientras la persona dentro del cuerpo de Fernanda disfruta del cuerpo de la misma, Fernanda quiere aprovechar la oportunidad de estar en otro cuerpo para tener experiencias nuevas, para olvidar las hormonas un momento, para tener la mente clara y así decidir que es lo que quiere para su vida de ahora en adelante.
Si alguien está dispuesto o dispuesta a ayudar a Fernanda a resolver su conflicto sin ser descubierta, ella aceptará dar los materiales necesarios para una nueva pócima en la que tendrás un aspecto idéntico al de ella para cambiar a completa voluntad por el resto de tus días. En palabras de la granjera "puede que no te entregue mi cuerpo o mi vida, pero si una copia exacta de una mujer que ya ha sido madre te hace ilusión, será un placer entregarla a quien me tienda su mano. Será lindo tener una gemela".
Interesante, pero yo creo que mejor me espero a la siguiente publicación, así veré que elegir, pero ya dos opciones de aquí me interesan
ResponderBorrarMe pregunto ¿Qué historias habrá encontrado interesantes, estimado cliente? Sea como sea, muy pronto sabrá el resto de historias para que pueda elegir la que más le atraiga.
Borrar-M.
Decidido, quiero el cuerpo de Esther, huire, pero en cuanto termine mis estudios y gane bien dinero, mandaré dinero a mis ahora hijas, el volver a verlas dependerá de mi ahora madre
BorrarEl tiempo apremia, y veo que usted entiende la idea, eso lo hace un poco interesante. Como recompensa, lanzaré un pequeño hechizo para que tenga buena fortuna, y así pueda disfrutar su nueva vida como Esther.
BorrarNo hace falta que lo agradezca.
-M.
Quiero el intercambio con Fernanda dispuesto a cumplir sus condiciones.
ResponderBorrarDe acuerdo, estimado cliente. Diviértase en el cuerpo de Fernanda, yo estaré atenta para darle su recompensa al final del día, o castigarle como es debido.
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Con la albina
ResponderBorrarQue lo disfrute, Parzival. Prometo estar al pendiente de lo que haga.
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